NOTICIAS
DE CUBA
El
Nuevo Herald
Historias de espías en la vida del
exilio
Pablo Alfonso, El Nuevo Herald.
02 de abril de 2006.
Cuando Cucú Bringuier Rodríguez
supo que había estado conviviendo en su
apartamento de Miami con un espía castrista
se pegó un tiro en la cabeza. A sus 79
años eso era mucho más de lo que
su condición de ex preso político
y su estado emocional podían soportar.
El suceso conmocionó en su momento al
exilio cubano de Miami. Ocurrió en el verano
de 1998. El cuerpo de Bringuier fue encontrado
en la cama de su apartamento y un hilillo de sangre
corría desde el sitio en la barbilla donde
se disparó.
Esa es la explicación oficial. Ruth Montaner,
entonces una activista de derechos humanos, recuerda
que Bringuier le comentó durante un almuerzo
en el Restaurante Versailles: "¡He
estado viviendo con un espía!''.
Días después la llamó de
nuevo porque, según dijo, ''tenía
algo urgente que decirle''. Nunca llegaron a verse
y ella siempre dudó de la versión
oficial.
''Mi opinión no es que se suicidó
sino que lo suicidaron'', aseguró Montaner.
La trágica historia de Bringuier forma
parte de una cadena de sucesos relacionados con
el espionaje castrista en Miami. En el último
cuarto de siglo esas historias de espías
-- autoproclamados y arrepentidos, descubiertos
o destapados por la propia dictadura castrista
--, han acaparado la atención de los medios
locales de prensa, enrarecido el ambiente de los
grupos de exiliados políticos y alimentado
comentarios y rumores de todo tipo en los peñas
de exiliados cubanos, que se dan cita en los más
conocidos restaurantes y cafeterías de
la ciudad.
Este recuento, sustentado en los archivos periodísticos,
intenta servir de contexto a los más recientes
episodios del espionaje castrista en el exilio:
o El encausamiento de Santiago Alvarez y Osvaldo
Mitat, arrestados por un presunto contrabando
y posesión de armas, supuestamente denunciado
a las autoridades por un colaborador de ambos
y que algunos sospechan es un agente de la inteligencia
cubana.
o El arresto de dos profesores de la Universidad
Internacional de la Florida, los esposos Carlos
Alvarez y Elsa Prieto, acusados de ser presuntos
espías.
o Y el más publicitado caso de los integrantes
de la llamada Red Abispa, juzgados bajo cargos
de espiar en favor del gobierno cubano, cinco
de los cuales esperan una revisión de su
caso.
Lo cierto es que la comunidad exiliada ha estado
siempre en la mira de la Dirección General
de Inteligencia (DGI) del Ministerio del Interior.
''Normalmente el Departamento 14 de la Contrainteligencia
mantenía constantemente 400 agentes de
ellos infiltrados en el exilio de Miami'', afirmó
Juan Antonio Coqui Rodríguez Menier, ex
mayor de la inteligencia cubana.
En enero de 1987, Rodríguez, su mujer
-- ex secretaria personal de José Abrahantes,
entonces ministro del Interior en Cuba -- y sus
cuatro hijos, cruzaron la frontera entre Hungría
y Austria a bordo de un vehículo con matricula
diplomática y se pusieron en manos de la
embajada de Estados Unidos en Viena.
''El hecho de que estos agentes cubanos fueran
atendidos por la Contrainteligencia y no por la
Inteligencia como debía ser, se debía
a que Fidel considera el exilio cubano como territorio
cubano'', aseguró Rodríguez.
Durante los últimos 25 años, la
inteligencia cubana infiltrada en el exilio ha
mantenido casi inalterable el mismo patrón
de conducta.
o Utilizar los medios de comunicación
para dividir a los exiliados en torno a temas
políticos controversiales.
o Sembrar la desconfianza entre los grupos políticos.
o Promover acciones de los exiliados que desacrediten
su agenda política.
o Informar al Buró Federal de Investigaciones
(FBI) de las actividades de grupos de exiliados,
para implicar a las autoridades estadounidenses
en su persecución.
o Alentar la emigración ilegal de cubanos
a Estados Unidos como válvula de escape
a los problemas internos del régimen y,
a su vez, apuntalar su agenda política
exterior contra las leyes migratorias norteamericanas
que favorecen a los cubanos.
o Recabar información personal de todo
tipo sobre exiliados cubanos que se han destacado
en cualquier área.
El matrimonio de espías
La tragedia de Bringuier comenzó el 9
de julio de 1993 con la llegada a Miami Beach
de Iván Luis, entonces de 48 años,
y su esposa, María Elena Reyes. Arribaron
a la playa en una embarcación con otros
25 refugiados. Contaron una historia muy común.
Varios días en el mar, desembarco en Bahamas,
y dinero enviado por familiares en Miami para
contratar a un contrabandista que los trajera
a la Florida.
Cinco años más tarde Luis ya se
había relacionado con la Fundación
Nacional Cubano Americana (FNCA), el Ex-Club,
el Centro Cubano de Investigaciones Militares
y la Unión de Oficiales y Soldados Libres,
un grupo encabezado por el ex coronel de la Fuerza
Aérea cubana, Alvaro Prendes, ya fallecido.
Fue el reportero del Canal 23, Rafael Orizondo,
quien primero identificó a Luis como espía.
Para entonces el hombre ya había desaparecido
de su trabajo como chofer de una compañía
de servicios médicos. Atrás dejaba
una cuenta de teléfonos de $5,000 y la
certeza de que había obtenido valiosa información
de cuentas bancarias de prominentes exiliados
y organizaciones.
En Cuba fue identificado como un teniente coronel
de la Contrainteligencia y su esposa como capitana
del Ministerio del Interior.
El reverendo Espinosa
Desde su templo en Hialeah, el reverendo Manuel
Espinosa fue unos de los primeros en promover
el diálogo con Castro y con su encendida
prédica motivaba a su congregación
pentecostal para que orara por el fin del embargo
estadounidense a Cuba.
Fue miembro de la junta ejecutiva del Comité
de los 75, el grupo que llevó adelante
la negociación con el régimen castrista
en 1978 que condujo a la liberación de
casi 3,000 presos políticos y sentó
las bases para las visitas familiares a Cuba de
los exiliados residentes en Estados Unidos. En
1980, cambió inesperadamente su posición
y, en una serie de conferencias de prensa que
recibieron amplia publicidad, acusó a algunos
de sus promotores de ser agentes de Cuba.
Espinosa explicó sus actividades, revelando
que había actuado bajo las órdenes
de la DGI y del coronel Méndez Cominches.
Calificó el diálogo como un vehículo
de penetración de la inteligencia de Cuba.
Mencionó nombres, pero sus alegaciones
no condujeron a ningún arresto.
''Eran ordenes de Castro'', aseguró. "Se
me dijo que penetrase a la comunidad, que sobornase
a políticos, que publicase periodiquitos''.
Se convirtió en consultor de seguridad,
investigador privado y comentarista radial. Su
programa En Voz Alta se escuchó diariamente
por la WQBA, dos veces al día y seis días
a la semana, desde 1981 hasta el 30 de octubre
de 1983.
El 26 de febrero de 1983 Espinosa fue blanco
de un fallido atentado. La policía halló
un paquete que contenía varios detonadores
y fulminantes debajo de una de las ruedas traseras
de su Lincoln Continental rojo modelo 1976. Dos
libras de explosivo plástico C-4 se encontraron
bajo el asiento del chofer.
En 1987 el juez de distrito federal Thomas Scott
sentenció por estos hechos a Jorge Alberto
Kairuz y a Francisco de la Paz. Ambos se declararon
culpables. Kairuz fue condenado a tres años
de prisión, y de la Paz, entonces detenido
por cargos no relacionados, recibió una
sentencia suspendida a tres años y cinco
años de libertad bajo palabra.
Espinosa falleció el 5 de agosto de 1987
de un ataque al corazón a los 48 años.
El padre del Mariel
Napoleón Vilaboa es más recordado
entre los exiliados cubanos como El Padre del
Mariel que como colaborador del gobierno cubano.
A raíz del ingreso de miles de cubanos
en la Embajada de Perú en La Habana, en
1980, Vilaboa exhortó en Miami a los exiliados
para ir a recoger a sus familiares. Partió
para la isla a bordo de una nave pesquera de 41
pies llamada Ochún, al frente de una pequeña
flotilla. Así se inició el puente
marítimo Mariel-Cayo Hueso.
Vilaboa desapareció de Miami, pero en
1989 regresó para darle la razón
a sus críticos: había actuado siguiendo
las instrucciones del régimen cubano.
Durante una amplia entrevista concedida entonces
a The Miami Herald, Vilaboa reveló que
sus tratos con el gobierno de Castro comenzaron
en 1968, cuando lo reclutó el polémico
reverendo Manuel Espinosa. Su misión, dijo,
era promover relaciones entre la comunidad de
exiliados y el gobierno cubano.
'Espinosa concertó tres reuniones con
Ricardo Alarcón, el enviado cubano a Naciones
Unidas. Discutieron la idea de Vilaboa para crear
una apertura, relata, y se le nombró capitán
del servicio de espionaje cubano, el DGI. En dos
'ceremonias' posteriores, en La Habana, se le
ascendió primero a comandante y después
a teniente coronel'', según afirmó
Vilaboa en la entrevista.
Vilaboa vivió oculto en Costa Rica hasta
que regresó a Miami, donde aún vive.
Asegura que toda su actividad anterior estuvo
encaminada a penetrar las filas del régimen
cubano.
El jefe militar de Alfa 66
Francisco Avila Azcuy llegó a Miami el
11 de noviembre de 1979. Había estado preso
en Cuba desde 1987, tras ser capturado cuando
intentaba infiltrarse en la isla.
''En una ocasión que salí de permiso
de la prisión en 1976 hice contacto con
alguien en La Habana. Ese alguien me hizo saber
que era de interés que si los órganos
de la Seguridad del Estado trataban de captarme
-- como lo habían hecho con otros -- que
me dejara captar, ya que la mejor manera de luchar
contra el gobierno era desde dentro. Así
pasó y asi nació Adán. Llegué
a Estados Unidos como el agente Adán de
la Seguridad del Estado cubana'', declaró
Avila al Herald, cuando en 1992 reveló
sus actividades.
Instalador de losas en Miami, Avila fue contactado
en Miami por la Seguridad cubana y según
él mismo ha revelado de inmediato comenzó
a pasarle información al FBI. Se convirtió
en doble agente, al mismo tiempo que ocupaba la
jefatura militar de Alfa 66. En esa función
mantuvo al FBI al tanto de las instrucciones que
recibía de Cuba, así como de las
actividades subversivas que planificaba Alfa 66.
''Los agentes de Castro aquí instigaban
acciones de manera que él pudiera después
calificarlos de terroristas'', declaró.
Según afirmó Avila, sus jefes en
la inteligencia le entregaron a finales de la
década del 80 y principios de los 90, dinero
en efectivo para financiar tres ataques de exiliados,
''tiroteos desde el mar, frente a las costas cubanas'',
y en una ocasión le dieron $12,000 para
que comprara una embarcación que luego
le ofreció a Alfa 66.
''El régimen cubano trabaja muy bien en
eso de los ataques contra él mismo'', dijo
a la prensa.
Espía de TV-Martí
José Rafael Fernández Brenes, un
desconocido empleado de la televisión cubana
desertó de la isla en 1988 durante un viaje
al extranjero. Poco tiempo después fue
subcontratado como productor en el proyecto de
TV Martí, primero en Washington y más
tarde en Miami.
Fernández Brenes regresó a Cuba
el 12 de junio de 1991, donde fue presentado a
bombo y platillo por los medios de prensa del
régimen como el agente Orión, quien
durante tres años estuvo infiltrado en
TV Marti.
Durante su entrevista en la televisión
cubana, Fernández Brenes, entonces de 52
años, dijo ser un veterano agente de la
contrainteligencia cubana para la cual trabajaba
desde hacia 15 años.
Según afirmó, su misión
era penetrar TV Martí y brindar información
que posibilitara a las autoridades cubanas interferir
esa señal televisiva, desde que salió
al aire por primera vez a principios de 1990.
''TV Martí nació interferida porque
desde Washington manteníamos informado
al gobierno cubano sobre los detalles del proyecto'',
dijo Fernández Brenes.
Juan Pablo Roque
La historia de Juan Pablo Roque ha sido quizás
la más publicitada de todos los espías
castristas que han operado en Miami.
Roque está vinculado a la llamada Red
Avispa y ha sido encausado por el asesinato de
cuatro pilotos de Hermanos al Rescate, que volaban
en dos avionetas derribadas en aguas internacionales
por cazas cubanos el 24 de febrebro de 1996.
Piloto cubano de un Mig, que nadó hacia
la Base Naval de Guantánamo en 1992, y
a quien se le dio asilo político en Estados
Unidos, Roque se infiltró en la organización
Hermanos al Rescate donde voló en varias
misiones de rescate de balseros.
También frecuentó varios grupos
exiliados, entre ellos la Fundación Nacional
Cubano Americana, que le publicó un libro
sobre su supuesta historia.
Contrajo matrimonio y se estableció en
Kendall, desarrollando una vida familiar aparentemente
normal.
Un día antes del derribo de las avionetas
desapareció de Miami. Reapareció
en La Habana asegurando que había sido
un informante del FBI y acusó al grupo
de Hermanos al Rescate de conspirar para realizar
''actividades terroristas'' contra Cuba. Informes
de prensa aseguran que el FBI admitió haberle
pagado a Roque casi $7,000 por mantenerlo informado
sobre las actividades de Hermanos al Rescate.
Respondiendo a una pregunta sobre este tema,
el ex oficial de la inteligencia Rodríguez
Menier, dijo que "los oficiales cubanos algunas
veces le orientaban a sus agentes en Miami, o
en cualquier otro lugar, tanto si eran cubanos
como extranjeros, hacer contacto con el FBI y
otros servicios especiales, tanto americanos como
de otras naciones, por distintas razones, como
desinformarlos, obtener una información,
etc''.
''Por otra parte, muchos agentes cubanos le daban
información al FBI y a otros servicios
especiales esperando recompensa, pero sin decirle
que eran agentes cubanos'', afirmó.
palfonso@herald.com
El alcalde que dice 'no' a Cuba
2 de abril de 2006.
Henrique Capriles Radonski dice que es un balsero
al revés. Que si lo sueltan en el Caribe,
se regresa nadando a Venezuela.
''Nunca me verán en Miami asilado'', afirmó.
"Nunca''.
Capriles es el alcade del municipio de Baruta,
en Caracas, uno de los pocos gobernantes de oposición
que quedan en Venezuela. Y como los demás
funcionarios -- el gobernador del estado de Zulia
y el alcalde del Chacao, otro municipio caraqueño
--, está en problemas.
La justicia de Venezuela lo acusa de ocho delitos
relacionados con hechos ocurridos el 12 de abril
del 2002 frente a la sede de la embajada de Cuba
en Caracas, que está bajo su jurisdicción.
Ese día, mientras el empresario Pedro
Carmona se preparaba para tomar el poder y Chávez
se encontraba bajo custodia de las fuerzas militares,
algunos manifestantes destruyeron vehículos
de la embajada y cortaron los cables del fluido
eléctrico a la sede dimplomática.
Los automóviles fueron usados como tarimas
para gritar consignas contra Fidel Castro y exigir
la entrega del ex vicepresidente venezolano Diosdado
Cabello, quien se creía que estaría
allí refugiado.
Capriles, abogado de 33 años, asegura
que actuó correctamente y que la acusación,
que había sido archivada, fue revivida
para neutralizarlo como figura de la oposición
y darle gusto al embajador de Cuba en Venezuela
quien, según Capriles, ha estado interviniendo
directamente para que el alcalde sea condenado.
Para el embajador cubano Germán Sánchez
Otero, ese día no sólo es una pesadilla
por lo que ocurrió afuera de la embajada
sino dentro de ella, según Capriles. Pues
frente a un noticiero de televisión que
estaba en el interior de la embajada, Sánchez
se refirió a Carmona como el presidente
de Venezuela.
La semana pasada Carpriles estuvo en Miami a
su paso por Washington, donde se reunió
con representantes de la Organización de
Estados Americanos (OEA) y organizaciones de derechos
humanos para denunciar la persecución y
adelantarles lo que más teme: que lo condenen
injustamente en un juicio programado para los
próximos meses.
El Nuevo Herald habló con Capriles:
¿El embajador cubano está influyendo
en su proceso judicial?
Quien está moviendo el caso, de frente,
es el embajador cubano. O sea que en Venezuela
hay injerencia del gobierno de Cuba, en una causa
judicial que es la mía, donde el embajador
está articulando, directamente, incluso
en una reunión entre el embajador y miembros
del poder judicial venezolano se le estaba poniendo
fecha a mi condena.
¿Qué pruebas tiene?
Tenemos información de gente del gobierno.
Pruebas, de fotos, no las tengo. Y por la gravedad
de los asuntos considero que se debe conocer públicamente.
El embajador que salga a desmentirlo. El sabe
que es cierto.
¿Qué miembros del poder judicial
estaban supuestamente con el embajador?
Jueces.
¿Nombres?
No quiero dar. Son jueces. Se reunieron para
hablar de este caso.
¿Son jueces que tienen que ver con el
caso?
No, pero a raíz de esa reunión
había un proceso de rotación de
los jueces que se suspendió porque la jueza
que lleva mi causa era militante del MVR, el partido
de gobierno, y firmó en el referendo contra
los diputados de oposición.
¿Usted qué medidas tomó
para evitar el ataque a la embajada?
Yo mando a la policía, mi policía
no es de orden público, y ellos acordonan,
y lo hace también la Policía Metropolitana.
Y horas más tarde, la policía de
Baruta me dice que el embajador cubano, que lleva
14 años como embajador en Venezuela, Germán
Sánchez Otero, solicita mi presencia en
la embajada. Al rato, llego a la embajada, en
efecto veo que han pintado los muros. Los carros
ya los habían retirado. Había unas
2,000 personas. Nosotros descalificamos la posesión
de Carmona. Llego a la embajada, no había
acceso, y un funcionario diplomático me
dice: ''El embajador lo está esperando
adentro, le voy a poner una escalera''. Y entro.
¿Cómo lo recibe el embajador?
El embajador estaba reunido con otras personas.
Me da la bienvenida. Me dice: ''Gracias por su
presencia''. Nos sentamos a hablar y en la conversación
el embajador dice que él reconoce que esto
es un problema de las autoridades nacionales y
que ¡él llamó al presidente
Carmona! Lo dice así: 'El presidente Carmona'.
Entonces el embajador cubano reconoce a Carmona
como presidente. Eso quedó grabado. No
fue una declaracion del embajador de Estados Unidos,
no fue una declaración del embajador de
España, fue una declaración nada
más y nada menos de quien se suponía
que era el más solidario de los embajadores.
Entonces, para poder justificar esa declaración,
aparentemente, se necesita un verdugo, y el verdugo
es el alcalde del municipio.
¿Qué hace usted entonces?
Termina todo esto, salgo, le digo a la gente
[que está en la calle] que se tiene que
calmar.
¿Cómo reaccionaron?
Me gritaron ''cobarde'', que me fuera de allí.
Eso está filmado. Yo declaro a los medios
que yo no pude revisar la embajada para ver si
había asilados políticos porque
es un territorio de otro país.
¿Cuáles son los delitos de los
que se le acusan?
Violación de principios internacionales,
privación ilegítima de libertad,
abuso de autoridad, violación de domicilio.
Me estaban acusando de atentado a jefe de nación
extranjera. Esto todo es montado. No hay pruebas.
Hay unos vehículos dañados, no por
Enrique Capriles. Es como si el alcalde Giuliani
vaya preso porque no evitó que un avión
se estrellara contra la Torres Gemelas. Es lo
mismo. A mí acusan por omisión,
por no haber impedido una manifestación.
En efecto se fue de las manos. Yo no tengo competencia
de orden público. Pero si tú cometes
un delito, la responsabilidad es tuya, personal.
¿La policía de Baruta no tiene
responsabilidad de controlar desórdenes
públicos?
Es correcto.
Entonces ¿qué hace la policía
de Baruta?
Colaborar, nosotros prestamos apoyo pero no somos
un órgano de control de orden público.
¿Pero sí hay un crimen como es
cortarle a la embajada la luz?
Por supuesto. Pero cuando llega la policía
eso ya había pasado. Para eso después
se hace una investigación penal con un
video que hay. Allí aparece quiénes
son.
Explíquenos, ¿por qué la
policía no podía actuar?
Es una policía administrativa.
¿Qué significa eso en la práctica?
La policía municipal tiene todas las competencias
de combate de la delincuencia salvo la competencia
de orden público. Orden público
es cuando hay una manifestación, y la manifestación
se hace violenta, esa competencia no la tiene
la policía, ni siquiera tenemos el equipo.
En Caracas esa competencia la tiene la Policía
Metropolitana. Y la Policía Metropolitana
también llegó al sitio. Si hay un
video grabado, el gobierno debería abrir
una investigación. ¿Pero a quién
tiene que citar? Al que cortó la luz, al
que rompió el carro, que se saben quiénes
son. Ni siquiera han sido llamados a declarar.
¿A qué horas se entera de que las
cosas están mal en la embajada?
En horas de la tarde.
¿Por qué no acudió en la
mañana?
En la mañana me dijeron que había
un grupo de personas ahí protestando pero
no que se había tornado violenta.
¿Tomó alguna medida?
Enviar más policía y se habla con
la Policía Metropolitana, y por eso llega
la Policía Metropolitana al sitio y se
acordona. Ahí nadie entró a la embajada.
La policia pedía que se calmaran pero
no controló nada [dos reporteros del Herald
estuvieron en el lugar de los hechos].
Si la policía de Baruta entra a controlar,
hubiésemos tenido que matar gente. Como
no tenemos el equipo para orden público,
el policía lo que carga es una pistola
en la cintura. No me arrepiento de no haber dado
una orden de repeler a la gente porque quizás
hoy en día no estuviéramos hablando
sobre el tema de la embajada de Cuba sino sobre
muertos en la embajada de Cuba. No hubo una persona
herida. Mientras que el día anterior, por
poner un ejemplo, se mataron 19 personas en una
manifestación. Hoy no hay ni una investigación
penal responsable, seria, sobre esos hechos.
¿ En algún momento usted se subió
a uno de los carros de la embajada a pedirle calma
a la gente?
No, lo hice desde el muro. Me insultaron.
¿A qué vino a Estados Unidos?
Siento que esto es imposible defenderlo en lo
interno de Venezuela por todo lo que está
pasando en mi país. Como yo soy político,
me gusta dar la pelea en mi patio, de tú
a tú. Lamentablemente esto es una pelea
desigual y no me queda otro remedio que tratar
de buscar aliados internacionales. En mi país,
hoy día, un presidente popular, porque
Chávez es un presidente popular, controla
toda la institucionalidad de Venezuela. Y no es
delito pensar distinto al gobierno, y yo creo
que el gobierno nos quiere fuera del juego, a
mí y a quienes podemos representar algo
para el país, porque los pocos gobernantes
de oposición que quedamos todos estamos
entre la espada y la pared.
¿Pero a Chávez le importa la presión
externa?
Por más que Chávez haga mofa y
se burle, el hecho de que esta corriente de izquierda
en Latinoamérica, que no es igual a la
de Chávez porque Chávez es castrocomunista,
hay que tenerlo en cuenta. No tengo ningún
problema con la izquierda de Lula ni con la izquierda
de Kirchner o el socialismo de Bachelet. Para
nada, ojalá el tipo de gobierno que nos
estuviéramos dando en Venezuela fuera un
socialismo como el de Chile o incluso algunos
avances como ha tenido Brasil por ejemplo en el
manejo de los escándalos de corrupción.
En Venezuela hay escándalos de corrupción,
pero como no hay institucionalidad, se tapan.
Y por eso no estuve de acuerdo en que no fuéramos
a las elecciones de Asamblea Nacional porque así
fuera un diputado teníamos que tener ahí
adentro. Porque ese diputado era el que iba decirle
a los venezolanos y al mundo qué es lo
que está pasando en el país, cómo
pagan y se dan el vuelto.
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