Las
banderas de Zapatero
Víctor Llano. Libertad
Digital, España, 19 de septiembre de
2005.
Es lo que tiene la Alianza de Civilizaciones.
En el nuevo circo te permiten amigar con todo
tipo de canallas chantajistas Se lamenta José
María Aznar de que la bandera de España
esté ahora "entre Castro y Chávez".
Hasta el propio ex presidente del Gobierno parece
sorprendido por el camino que ha emprendido su
sucesor. Y es que nadie podía imaginar
que tan pronto pudiera llegar tan lejos. Zapatero
-tanto aquí como allí- prefiere
pactar con los verdugos antes de respetar la memoria
de sus víctimas. Los cubanos pueden perder
toda esperanza. El líder que nació
el once de marzo de 2004 no molestará a
su carcelero. Si en España confía
en la palabra de los etarras y les ofrece una
salida honrosa, ¿qué no ofrecerá
a Fidel Castro y a los que hereden su barbarie?
Es lo que tiene la Alianza de Civilizaciones.
En el nuevo circo te permiten amigar con todo
tipo de canallas chantajistas. Más cuando
está en su mano convencer a uno de sus
muchos huéspedes etarras de que diga algo
inconveniente respecto al 11-M. Mejor llevarse
bien con los malos. Los buenos no son tan peligrosos.
Tanto en España como en Cuba renunciaron
a la venganza. Lástima que quien tiene
la obligación de reconocer su sacrificio,
prefiera ahora sentarse junto a sus verdugos que
-lejos de sentirse acobardados y pedir perdón
por sus crímenes- presumen de tener la
sartén por el mango y el mango también.
Conociendo todo lo que ha cambiado en España
desde la terrible mañana del segundo jueves
de marzo de 2004, a nadie puede sorprenderle las
amistades del presidente con Castro y con el más
enajenado de sus discípulos. El coma-andante
está mayor, pero es más inteligente
que Zapatero y tiene mucha más experiencia
a la hora de servirse de la patraña y la
extorsión. Sabe que puede contar con su
favor a cambio de no enredar demasiado en nuestro
país. Le consta que quien dialoga hoy con
ETA, no sólo trabaja en Europa por los
intereses de sus herederos, hizo algo si cabe
más inmoral, humilló a sus víctimas
cuando ordenó que el pasado 12 de octubre
su embajador en La Habana les pidiera que no volvieran
por su residencia en fecha tan señalada.
Así defiende la Alianza de Civilizaciones
los derechos humanos en Cuba. ¿Qué
mayor traición pueden esperar las víctimas
de Castro del Gobierno español?
Si Zapatero quisiera saber lo que piensan los
cubanos que pueden expresarse libremente, acudiría
este miércoles a la Fundación Hispano
Cubana. El 21 de septiembre y a las siete de la
tarde, Huber Matos presentará junto a Guillermo
Gortázar, el libro "Boitel vive. Testimonio
desde el actual presidio político cubano",
de Jorge Luis García Pérez "Antúnez",
uno más de las decenas de miles de presos
de conciencia que ha encarcelado la tiranía.
Pero mucho nos tememos que la muy internacional
agenda del presidente del Gobierno no le permitirá
escuchar la experiencia de quien pasó 20
años en algunas de las doscientas cárceles
que construyó la robolución. Zapatero
sólo se escucha a sí mismo y a los
titiriteros que hipócritamente le aplauden
sus inanidades segundos después de burlarse
de él y de ellas en privado.
Además, no tiene tiempo para las víctimas.
Mucho menos si se trata de las que tortura en
prisión el tirano que admiran gran parte
de sus compañeros. Ya que tiene que hablar
de presos, cree que le conviene más interesarse
por la suerte que puedan correr los que asesinaron
a Miguel Ángel Blanco después de
que Aznar no se sometiera a su chantaje. Y lo
peor es que a pesar de tanta infamia, no son suficientes
los españoles que se lo reprochan. La inmensa
mayoría insisten en dormir la siesta. Se
durmieron hace 18 meses y aún no se han
despertado. El gran enigma del 11-M es la general
indiferencia ante todos los embustes, traiciones
y razonables sospechas que rodean a la masacre.
Pero o nos despertamos pronto -y en masa y pacíficamente
impedimos lo que se avecina- o nos pasará
como a los cubanos, a los que la peor de las pesadillas
despertó de su larguísimo letargo.
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