Disidente
afirma que hay más identificación entre el exilio
y los cubanos en la isla
Espectador,
Uruguay, 12 de septiembre de 2005.
En los 50 peleó junto a Fidel Castro.
Hoy, tras 20 años de prisión y otros
16 de exilio, es uno de sus mayores enemigos.
"Aparece como un líder con moral,
con valentía pero es un farsante, la lucha
nuestra es contra alguien que nos engañó,
que hizo de la República un feudo",
afirmó el opositor cubano Huber Matos.
EMILIANO COTELO:
En enero de 1959, junto a Fidel Castro y Camilo
Cienfuegos, encabezó la marcha de la guerrilla
cubana en su entrada a La Habana. Fue uno de los
líderes del movimiento que derrocó
al dictador Fulgencio Batista y ocupó altos
cargos en los primeros meses del gobierno revolucionario.
Después sus divergencias con Fidel, su
arresto, un juicio sumario y 20 años de
cárcel, todo eso lo convertiría
en uno de los principales opositores al régimen
que desde hace 45 años gobierna Cuba.
Estoy hablando de Huber Matos, que hoy tiene
casi 87 años, reside en Miami y es uno
de los íconos de la disidencia cubana.
Se encuentra por unas horas en Montevideo a efectos
de promover un libro, y vamos a aprovechar para
conversar con él sobre la historia, pero
también sobre su visión de la actualidad
de la isla y su futuro.
***
Matos, hay quienes dicen que su encarcelamiento
fue uno de los hechos que marcaron un quiebre
en la cohesión interna de la revolución
cubana, que incluso precipitó que varios
de sus miembros decidieran pasarse a la oposición.
¿Usted cómo recuerda aquel momento?
¿Qué pasó exactamente?
HUBER MATOS:
Fue el 21 de octubre de 1959 el día de
mi arresto. Yo había mandado dos días
antes una carta a Fidel Castro separándome
del proceso, notificándole que renunciaba
a mi posición de jefe militar de la provincia
de Camagüey, de gobernador de la provincia
de Camagüey, que estaba a mi cargo, y por
supuesto, a mi participación en el liderazgo
revolucionario. Después de haber insistido
con él en repetidas oportunidades para
que ratificáramos el compromiso con la
revolución que en toda la etapa insurreccional
había mantenido, de restablecer el sistema
democrático. Ése era el principal
objetivo, el compromiso fundamental del proceso
insurreccional: poder restablecer el sistema democrático,
realizar reformas económicas y sociales
que mejoraran las condiciones de vida del pueblo
cubano, pero todo dentro del contexto de eso que
se llama democracia representativa.
La raíz del proceso, que duró siete
años, de la lucha insurreccional no sólo
en las sierras sino en las calles, en la universidad,
etcétera, todo el origen de eso estaba
en el golpe de Estado de Fulgencio Batista el
10 de marzo de 1952. 82 días antes de las
elecciones que debían efectuarse en 1951,
el general Batista, que antes había sido
presidente, que era un militar retirado, quiso
llegar al poder de nuevo por la vía de
las elecciones, pero como sabía que no
tenía votación, que no tenía
votos, que no tenía respaldo, que era impopular,
estaba en el tercer lugar entre los aspirantes,
lo que se le ocurrió fue, usando a sus
viejos amigos del aparato militar, asaltar el
poder y decir "no hay elecciones, yo soy
el jefe del Estado", eso fue lo que hizo.
'
El pueblo reaccionó de una manera cívica,
hay que restaurar el sistema y hay que luchar
contra esta imposición. El compromiso era
restablecer ese sistema democrático alterado
a partir del 10 de marzo de 1952 y luego encauzar
al país en un período quizás
de un año, dos años, pero volver
al sistema de democracia representativa. Me di
cuenta de que no, que ya en el poder Fidel estaba
dando pasos en alianzas escondidas con el Partido
Comunista para establecer una dictadura que probablemente
fuera marxista. Como aquello era traición
para mí y el pueblo no se daba cuenta porque
estaba entusiasmado con el discurso de Fidel Castro,
llegó el momento en que no me quedó
más remedio que romper. Entonces con la
probabilidad grande de que me declararan traidor,
que me fusilaran, etcétera, pero convencido
de que había que alertar al pueblo, por
lo menos había que romper para definir
campos, por una cuestión de conciencia
y además para que el pueblo entendiera
que estaba siendo embaucado.
EC - Usted fue acusado efectivamente de traición
a la patria, pero no fue fusilado.
HM - Sí, pero no fui fusilado porque Dios
lo quiso así, porque los dos Castro estaban
decididos a fusilarme. Pero cometieron un error:
para fusilarme hicieron llegar al Consejo de Guerra
para que lo presenciaran más de mil oficiales
de los más selectos de las Fuerzas Armadas
cubanas, el ejército, aviación,
marina y policía, los llevaron allí
para que cuando se pidiera paredón para
Huber Matos -ya me había condenado en público
una multitud unas semanas antes al paredón-
toda esa gente gritara "¡Paredón!",
que era lo que se usaba en ese tiempo, hacer un
coro de "¡Paredón, paredón,
paredón!", una cosa tétrica.
Esos oficiales cuando yo terminé mi declaración
me aplaudieron. Me aplaudieron sencillamente porque
cuando se inicia el proceso, que me dan la palabra,
yo quiero seguir explicando: yo no soy un traidor,
me acusan de esto, de esto, todo esto es una infamia.
Me mandaron callar como cincuenta veces pero yo
seguía hablando, si me iban a fusilar quería
decir mi verdad. ¿Entonces qué ocurrió?
Que cuando terminé de decir mi verdad pasé
tres horas y minutos hablando, diciendo mi historia:
"yo no soy un traidor, ni siquiera sé,
porque no he podido examinar todo el sumario,
de qué me acusan, yo sé que de traición
y sedición, pero hay dos supuestos, traición
a la patria y traición al proceso, quien
me trae aquí es mi lealtad a la revolución,
porque yo quiero que la revolución cumpla
su programa, porque quiero que el pueblo cubano
se sienta identificado con este proceso hasta
sus últimas consecuencias, y lo que yo
veo venir es una calamidad para mi país,
que yo veo a un Fidel Castro que se convierte
en dictador, y veo unas relaciones con los comunistas
que incuestionablemente evidencian algún
tipo de compromiso, y eso no es lo que está
en el programa".
EC - Usted terminó preso 20 años.
HM - Sí, me condenaron a 20 años,
y en la sentencia venía "traición",
pero a mí eso me importaba poco porque
estaba seguro, convencido de que no era un traidor
e iba a demostrar mientras viviera que la única
causa de la condena era que yo no aceptaba que
se torciera el rumbo de la revolución.
EC - Su prisión no fue corta pero tampoco
fue sencilla.
HM - Hay un libro en que describo toda esta historia
del proceso que se titula "Cómo llegó
la noche" -no vine a hacer un comercial,
conste- que narra todos los detalles de cómo
se produjo el proceso y cómo fue la prisión.
Me torturaron, me rompieron huesos, me dieron
no sé cuántas palizas, durante siete
años y meses estuve sin visitas, sin que
mis familiares ni nadie me pudiera visitar en
la prisión. Así que los Castro se
excedieron de una manera increíble contra
mí con la esperanza de que me muriera.
Además cada un mes o dos me mandaban un
emisario de arriba, de los dos hermanos Castro
a decir "no estás condenado a 20 años,
tú te tienes que morir en la prisión,
aunque cumplas tú no sales", así
que es un milagro que conservara la vida y un
milagro que regresara a la libertad.
EC - Desde el momento de su liberación,
cuando usted fue dejado en libertad en San José
de Costa Rica, ¿verdad?
HM - Sí, fue en San José de Costa
Rica, en el aeropuerto de San José de Costa
Rica en la madrugada del 22 de octubre de 1979,
que vine a estar en libertad. La libertad supuestamente
me la dan en La Habana, pero me trasladaron en
un avión después a Costa Rica con
10 o 12 agentes de la seguridad del Estado, por
lo que seguía tan preso como si hubiera
estado en los calabozos.
EC - A partir de ese momento desde el exterior
usted se ha colocado como una de las figuras más
visibles de la disidencia cubana. ¿De qué
manera ejerce esa oposición? La disidencia
cubana es muy variada, tiene distintas manifestaciones,
¿cuál es la suya?
HM - Al cabo de un año de haber salido
de la prisión fundé en la ciudad
de Caracas, en Venezuela, el movimiento Cuba Independiente
y Democrática, que ya había tenido
su gestación, su inicio en la propia prisión.
En la prisión muy poco se podía
hacer, así que fundamos ese movimiento,
que existe todavía, estuve durante unos
cuantos años trasmitiendo por radio para
Cuba en onda corta, el instrumento que teníamos
se llamaba "La voz del Cid", y no trasmitíamos
desde Estados Unidos sino desde países
de América Latina en onda corta, se escuchaba
en Cuba y en el mundo porque las plantas eran
potentes. También hubo un trabajo clandestino,
mantenemos vínculos con los diferentes
grupos de oposición. Y en los últimos
meses estamos siendo parte de un trabajo, somos
unos de los que impulsan un esfuerzo de conjunción
de voluntad de los diferentes grupos y de gente
que no pertenece a ningún grupo de la disidencia,
y ese esfuerzo se llama Compromiso Nacional Cubano,
buscando la manera de aunar voluntades para enfrentar
con una plataforma común el régimen
castrista.
EC - Políticamente, ¿usted qué
es?
HM - Sencillamente soy un hombre convencido de
que por encima de todo el ser humano tiene que
defender la libertad, por encima de todo las sociedades
tienen que buscar el bien común, condiciones
de vida aceptables para los pueblos. Por encima
de todo soy un devoto de algo que Martí
llamo la ley primera que él quería
para la República, él decía
"yo quiero que la ley primera de la república
sea el culto de los cubanos a la dignidad",
es decir la vida no sólo con libertad sino
también con principios, con respeto a sí
mismo y con respeto al interés común.
EC - ¿De esa misma definición era
cuando integró la revolución, cuando
se incorporó a la revolución?
HM - Seguramente, sí. Antes de que apareciera
el movimiento 26 de Julio yo formaba parte de
un partido -era dirigente local en la ciudad de
Manzanillo- que se llamaba Partido del Pueblo
Cubano, que lideraba Eduardo Chibás, un
hombre muy cívico pero muy temperamental
que terminó suicidándose. El Partido
del Pueblo Cubano en aquel momento representaba
con toda seguridad las mejores posibilidades para
la nación cubana, llevaba su candidato
a esa elección del 10 de marzo de 1952
en que se frustró todo y vino esta calamidad.
Esta calamidad que hubiera tenido otro curso si
Fidel Castro hubiese cumplido el programa de la
revolución y no fuese un embustero, un
ególatra, un hombre sin principios empeñado
nada más que en ejercer el poder.
Yo quisiera que habláramos algo de ahora,
estas cosas, porque importa mucho que el pueblo
de Uruguay y toda la gente fuera de la capital
de Uruguay pueda conocer de nosotros. Yo quisiera
que se supiera que nosotros los cubanos necesitamos
la solidaridad de todos los demócratas
del mundo. Hay mucho de confusión en esto,
Castro aparece como un líder con moral,
con mucha valentía, etcétera, pero
es un farsante, la lucha nuestra es la lucha contra
alguien que nos engañó, que hizo
de la República un feudo.
EC - Usted ha dicho: "La revolución
cubana es el fraude más inmoral y costoso
que haya tenido que sufrir pueblo alguno en tierras
de América". De todos modos es evidente
que Fidel Castro tiene detrás de sí
a una buena parte del pueblo cubano. ¿Cómo
lo explica usted?, ¿cómo explica
esas concentraciones multitudinarias que se producen
en la Plaza de la Revolución, por ejemplo?
HM - De una manera muy fácil, muy comprensible.
En Cuba el poder primero lo ejerce un solo partido,
el Partido Comunista, el Partido Comunista es
Fidel Castro con sus incondicionales; el aparato
del Estado controla todo, los medios de consumo,
por la libreta de racionamiento que otorga la
posibilidad de conseguir esto y lo otro a familias
para su supervivencia. La libreta de racionamiento
significa un medio de control tal que si el muchacho
de esta familia va a la escuela y manifiesta algo
contra el sistema, ya no puede seguir yendo a
la escuela, perdió su derecho a recibir
educación. La asistencia médica
es exactamente igual, en todas las cosas es necesario
pertenecer al Partido Comunista o cuadrarse, alinearse
con el régimen. Para emplearse los padres
de ese muchacho, para tener oportunidad de ganar
los recursos necesarios para vivir, para atender
a la familia, dependen del patrón único
que es el Estado.
De manera que todos los controles políticos,
económicos, sociales, educativos, etcétera,
están en mano de Fidel Castro y de su partido,
de su instrumento. Cuando llaman a una multitud
para reunirse el día tal y tal, la gente
tiene que ir, porque si no se pelea con quien
todo lo resuelve. Y además eso ha traído
como consecuencia que el cubano vive con lo que
se llama doble moral, al niño le enseñan
desde chiquito "tú vas a empezar a
ir a la escuela, tienes que hacerte pionero, tienes
que hacer esto, no importa lo que nosotros pensemos,
no importa que esto sea un desastre, tú
tienes que alinearte, tienes que llevar la pañoleta
de pionero y después tienes que desfilar".
Y el padre va al desfile también. Ése
es el porqué.
¿Además cuándo ha celebrado
elecciones este señor en 46 años?
Nunca. Son unos controles rígidos que hacen
que el individuo viva dentro de un sistema que
llamamos de doble moral: piensa de esta manera,
pero tienes que actuar de la otra.
***
EC - Usted iba a agregar algo.
HM - Sí, yo iba a argumentar que si hubiese
dudas acerca de que el pueblo se ve forzado a
estos desfiles multitudinarios, a decir sí
aunque desee decirle un no categórico a
la tiranía, una pregunta: ¿por qué
Castro no ha celebrado ningún tipo de elección
o de referéndum durante todos estos años?
Porque cuando hace algún tiempito uno de
los grupos de la oposición, Osvaldo Payá,
planteó que hubiera un referéndum
dijeron "no" e hicieron modificar la
Constitución arbitrariamente para que no
hubiese nunca oportunidad de pedirle criterio
al pueblo.
Sencillamente hay una manipulación y un
arbitraje grosero, burdo, que es lo que conforma
el sistema totalitario. Pregonan las verdades
supuestas del sistema para acá, para estos
países donde hay una angustia porque la
problemática social existe, porque hay
pobreza, etcétera, porque hay atraso, porque
hay muchísimas cosas que no conforman una
sociedad satisfactoria para la inmensa mayoría.
Pero no dicen la verdad en modo alguno, que este
sistema llamado marxista-leninista es un sistema
de imposición absurdo, estalinista, brutal.
Para que se entienda mejor: hace cuestión
de año y pico fusilaron a tres muchachos,
tres mulatos que corrieron a tomar una lancha
en la bahía de La Habana y se la llevaban.
Eso es delito, tratar de escapar hacia la libertad,
hacia las costas de Estados Unidos, para donde
fuere, para Honduras; en este último tiempo
salen muchos para Honduras, para México.
Huir de aquello, lo fusilan por ese delito. ¿En
qué lugar del mundo, en qué momento
de la historia puede ser razón para fusilar
a alguien que trate de huir buscando la libertad
que en su país no hay?
***
EC - Me gustaría que nos detengamos ahora
brevemente en el motivo de su visita a Uruguay,
más allá de otras preguntas que
después vamos a seguir formulando cuando
ingresemos en el tiempo de Tertulia.
***
EC - Usted ha llegado a Uruguay promocionando
un libro del cual no es autor, es prologuista.
¿Qué es este libro?
HM - Es un libro que se llama "Boitel vive".
Boitel es uno de los héroes, de los mártires
de la revolución. Lo escribió un
preso, precisamente un mulato que está
sufriendo allá las calamidades de la vida
carcelaria del castrismo; se llama Jorge Luis
García Pérez, pero su sobrenombre
es Antúnez, que es el apellido que le debió
haber dado su padre. Es un pobre hombre que ya
tiene alrededor de 40 años y lleva más
de 15 años preso. Mandó sus apuntes,
que son de fecha atrasada, de hace dos años,
se pudieron conseguir sus apuntes autobiográficos,
por qué está preso, por qué
lo han condenado primero a cinco años y
después a más y más y lleva
15 años y pico preso. Él dice "yo
no he hecho nada, sencillamente he expresado mi
oposición al sistema, a la arbitrariedad
al sistema". Ha tenido que hacer mucha huelga
de hambre, le han dado palizas, lo han triturado
propiamente. Está vivo todavía,
con el pensamiento claro, pero en una angustia
tremenda. Y toda esa angustia la vuelca en sus
apuntes. Entonces me pidieron que hiciese el prólogo,
y como yo me siento más que motivado en
todos estos casos porque viví en carne
propia toda esa tragedia de la prisión,
todos esos abusos arbitrarios, escribí
el prólogo, y cuando lo escribí
me dijeron: "Usted es la persona que puede
ayudarnos en la presentación". Lo
presentamos primero en Buenos Aires, después
en República Dominicana, ahora aquí,
después será en Costa Rica, en España,
en fin, no sólo clamando por la libertad
de este hombre sino por la libertad de todos los
presos políticos cubanos, y por solidaridad
con nuestro pueblo, porque creemos que sobran
razones para que este pueblo de Uruguay, el pueblo
español, el pueblo argentino, todos los
pueblos del mundo que saben qué cosa es
vivir en libertad pueden o deben identificarse
con el pueblo de Cuba.
No es una cosa que estamos pidiendo con lágrimas
sino con razones. Cuando había el problema
del apartheid en África del Sur, aquello
de que una minoría blanca gobernaba una
nación formada mayoritariamente por negros,
el mundo fue identificándose con esas razones
del propio pueblo africano, y nosotros decimos:
¿y por qué no con la tragedia de
Cuba? Comprendemos que Castro manda su mensaje
de que su problema es con el imperialismo, que
son los americanos los que crean las calamidades
de Cuba. La miseria de Cuba, el atraso, la corrupción
que impera, el fenómeno del jineterismo
que es una cosa que nos avergüenza a todos
los cubanos, son todos consecuencia del castrismo,
de la naturaleza del castrismo, y queremos que
el mundo entienda que tenemos sobradas razones
para que se nos apoye, se nos ayude.
***
EC - Continuamos esta entrevista, ahora en régimen
de Tertulia, con la participación de Luciano
Álvarez, Daniel Buquet, Javier de Haedo
y Marcelo Pereira.
Quería plantearle una pregunta a propósito
de las distintas modalidades de la disidencia
y en particular su coincidencia o no con posiciones
impulsadas desde el gobierno de Estados Unidos.
Concretamente, ¿qué piensa usted
sobre el bloqueo?
HM - Ya adelanté algo cuando le dije que
con respecto a África del Sur en los días
aquellos de la famosa segregación racial
la comunidad internacional actuó poniéndole
un embargo al régimen racista para obligarlo
a cambiar su naturaleza. Nosotros hubiéramos
querido que la comunidad internacional en el caso
de Cuba hubiese actuado de esa manera y que Estados
Unidos unilateralmente no tuviera que aplicar
eso.
EC - ¿Usted coincide con la idea del bloqueo?
HM - Si la comunidad internacional se hubiese
sensibilizado con la tragedia cubana haría
rato que el régimen castrista no existiría.
EC - Mi pregunta es: ¿usted coincide con
la idea del bloqueo?
HM - No, del bloqueo no, de un castigo comercial,
en términos comerciales, para obligar al
régimen castrista a abrir el país
al sistema democrático. No hay razón
para que un régimen esté en el poder
durante un montón de tiempo sin consultar
al pueblo.
EC - Pero una medida de ese estilo, ¿no
es perjudicial para el pueblo, justamente, para
la gente que vive en Cuba?
HM - En África como fue multilateral no
hizo perjuicio porque obligó al cambio
de sistema. En Cuba unilateralmente aparece como
un conflicto de Washington con La Habana, ¿pero
por qué los europeos, por qué los
argentinos, por qué los demás países
no asumen las responsabilidades que les corresponden
como países democráticos ayudando
al pueblo de Cuba? Nunca ha habido una consulta,
los chilenos cuando Pinochet tuvieron un referéndum,
otros países han tenido oportunidad de
optar por el sistema democrático, pero
en Cuba no, en Cuba es un sistema que controla
el aparato militar, la policía política,
el partido, el único partido político,
lo controla todo, la economía, las universidades,
la educación. ¿Cómo se sale
de esa cueva?
DANIEL BOUQUET:
¿Usted no cree que la política de
Estados Unidos es uno de los principales factores
que han ayudado a Fidel Castro a mantenerse en
el poder? Porque el gobierno de Estados Unidos
ha agredido al gobierno de Cuba, en lugar de buscar
un consenso internacional a favor de la democracia
desde 1962, por citar un hecho conocido como la
invasión en bahía de Cochinos o
plaza Girón, como le llaman los cubanos,
ha sido una actitud unilateral de confrontación
directa que precisamente ha servido de excusa
-esa magia que usted le atribuye a Castro- en
cuanto a convencer al mundo o a buena parte del
mundo de que el problema de Cuba es que Estados
Unidos la arremete y por tanto no tiene condiciones
para abrirse.
HM - Yo le contesto con una pregunta: ¿por
qué la comunidad internacional no comparte
responsabilidades para ayudar al pueblo de Cuba
a salir de esta situación? ¿Por
qué Estados Unidos es el que aparece como
más preocupado por este problema? Por ejemplo
la Unión Europea durante algún tiempito,
hasta que llegara Rodríguez Zapatero a
España, tenía una política
de presión hacia el régimen de La
Habana, pero la cambió. Rodríguez
Zapatero cuando llegó al poder hizo cambiar
en la Unión Europea la política
de presión para que en Cuba hubiese un
cambio. ¿Y qué ha hecho Castro?
Ha recrudecido la represión. Así
que lo que le corresponde a la comunidad internacional
y no lo ejerce es la obligación a contribuir
a que en Cuba haya democracia, que se respeten
los derechos humanos, que es una cosa fundamental
de la Carta de las Naciones Unidas, pero están
dejando que los americanos sean los únicos
que lo hagan.
JAVIER DE HAEDO:
Usted planteó dos veces una pregunta, ¿cuál
es la respuesta que usted tiene para esa pregunta?
¿Por qué la comunidad internacional
no actúa en la forma que usted plantea?
HM - Por la insinceridad, por los compromisos
de naturaleza comercial, por la hipocresía.
Por ejemplo, nosotros vimos con dolor -yo estaba
preso- que estando Franco, que era de extrema
derecha, en el poder, España favorecía
a Fidel Castro, después vino la izquierda,
vino la transición y lo mismo Franco que
luego otros gobiernos, Felipe González,
etcétera, y ahora José Zapatero,
la política ha sido de complacencia y de
ayuda. ¿Cuántos hoteles Meliá
hay en Cuba? Creo que el otro día inauguraron
el número 23, la cadena Sol Meliá.
Es un aliado comercial de Fidel Castro. Holanda,
Francia, todos ésos han hecho préstamos,
Francia tiene inversiones en la cuestión
de investigación petrolera en Cuba; Canadá
desde hace años es un socio fuerte en el
negocio del níquel y muchos otros; y además
le mandan turismo, Canadá y muchos países
mandan mucho turismo a Cuba, eso es alimentar
y sostener a Fidel Castro.
¿Por qué la comunidad internacional
mira, critica a Estados Unidos -está bien,
tendrá sus razones para criticarlo- y no
asume su responsabilidad de ayudar al pueblo de
Cuba, siendo solidaria, denunciando los crímenes
que se cometen, denunciando las prisiones injustas?
¿Por qué está preso, por
ejemplo, Oscar Elías Bisé, por qué
está preso este pobre mulato Antúnez
que ya va a cumplir años de preso? Son
preguntas que no tienen respuesta. Nosotros creemos
que no debería Estados Unidos estar unilateralmente,
pero le preguntamos al resto del mundo ¿por
qué ustedes no hacen su parte?
LUCIANO ÁLVAREZ:
Una afirmación y dos preguntas. Creo que
no hay ningún régimen político
que tenga derecho a encarcelar a la gente por
razones políticas. Quienes lo vivimos en
Uruguay debemos saberlo, no hay régimen
que lo justifique.
Hace muchos años salió un libro
que me había encantado, "La hora final
de Castro", de Oppenheimer, que vaticinaba
la caída de Castro en la época de
los fusilamientos de Ochoa. Castro sigue allí.
Hace dos años le dio una entrevista a usted,
Huber Matos, y pronosticaba la caída de
Fidel, pero en general este tipo de personajes
muere en la cama. Ésa es la primera pregunta,
¿qué piensa usted de la afirmación?
Y la segunda es la siguiente. Creo que en el
propio libro de Oppenheimer decía: "Uno
de los principales problemas del cambio en Cuba
es que los cubanos oscilan entre el miedo al régimen
y el miedo a los cubanos de Miami, que les pase
como a los de la Revolución Francesa, que
vuelvan sin haber olvidado nada, sin haber aprendido
nada y con ansias de revancha".
HM - Primero yo diría que Castro, además
de ser un hombre muy astuto, de mucha garra, es
un hombre de buena suerte, le cayó el señor
Chávez como un milagro del cielo, entonces
en esta época de escasez de combustible
y de combustible muy caro, viene el señor
Chávez como un mago, revive el liderazgo
de Castro en la cosa ésa de la fanfarria,
etcétera, del discurso de extrema izquierda,
pero eso no es tan importante como lo otro. Cuando
decían que eran 53.000 barriles diarios
enviados a Cuba sin tener que pagar los cubanos,
eran como 80.000; ahora que dicen que son 93.000
deben ser mucho más. Castro revende casi
la totalidad del petróleo a precios muy
ventajosos y ahí va resolviendo el problema.
EC - ¿Usted dice que el gobierno de Chávez
en Venezuela es el soporte actual del gobierno
cubano, que sustituye lo que en su momento significó
la Unión Soviética?
HM - Cuba está paralizada.
EC - ¿Es a ese extremo la importancia
del gobierno de Chávez?
HM - Veamos esto. Lo económico representa
en términos reales un salvavidas importantísimo
para el régimen de Castro, en lo económico.
En el orden político en estos países
como Cuba, donde nada más hay una voz oficial,
donde no existe prensa, como aquí -que
cualquiera de ustedes va y dice lo que crea, si
no en esta estación en otra o en un periódico,
y puede pensar-, todo el control está en
manos del Estado, los medios de prensa, la televisión.
En un país como ése la fanfarria
ésta de que Fidel Castro tiene un aliado
en Venezuela, Fidel Castro que estaba bastante
aislado ahora sale, lo invitó el señor
Kirchner a Argentina, lo invita el otro, tiene
aliado en Brasil, más o menos aliado, aliado
Zapatero de España. Todo eso conforma una
opinión, ayudada por ese control de los
medios de prensa, que hace que el pueblo cubano
se sienta con muy poco ánimo para salir
a la calle a reclamar sus derechos.
EC - La otra pregunta de Luciano era a propósito
de los temores que los propios cubanos tienen
sobre cuál es la alternativa, a propósito
especialmente de una parte de la oposición,
la que vive en Miami.
HM - Pero no es sólo esta cuestión
de Chávez, los canadienses siguen ayudando,
la empresa Sol Meliá y otras empresas españolas
y europeas siguen ayudando, siguen facilitándole
a Castro recursos para que sobreviva. En cuanto
a la pregunta específica
LA - Creo que era Oppenheimer que decía
que hay muchas oposiciones en el exterior y en
el interior, pero que particularmente quienes
las lideraban generaban un temor en la población
cubana de que hubiera un revanchismo muy fuerte.
HM - Es un argumento que usa Castro, presentar
a Miami como el gran peligro para el poscastrismo.
Pero es un argumento falaz. En Miami hay grupos
que piensan en cuando desaparezca el control de
Castro ir a Cuba a controlar el país, eso
es obvio. Hay intereses que no tienen una gran
preocupación porque en Cuba vuelva la democracia
sino por hacer negocios, pero la inmensa mayoría
de la población cubana exiliada en Miami,
en España, en Suecia y en otros países
lo que quiere es regresar a su patria y que en
Cuba vuelva a haber la oportunidad para todos
los cubanos de expresarse libremente, hacer negocios,
etcétera, en un sistema democrático.
Y en la medida que va transcurriendo el tiempo
cada vez hay mayor identificación entre
los cubanos del exilio y los cubanos que están
dentro del país.
Hace unos cuantos años "La voz del
Cid", un instrumento de comunicación
que organizamos nosotros, Cuba Independiente y
Democrática, abogaba por eso porque somos
un mismo pueblo, pero ese discurso ya lo tiene
todo el mundo en Miami, "somos un solo pueblo",
hay que salir de esta tragedia y volver a crear
las posibilidades de que la nación se reconstruya
y el pueblo vuelva a vivir dentro de ciertos patrones
de expresión de libertad, de posibilidades
de negocios, de mejores condiciones de vida. Pues,
señores, no sé si ustedes lo saben,
pero más allá de esa propaganda
mentirosa, Cuba se ha destruido, la industria
azucarera que era la que proporcionaba las mayores
divisas se ha destruido hasta el punto que ya
apenas quedan centrales azucareras. Dice Castro
que esta industria no es remunerativa; ¿y
por qué Brasil ha multiplicado la producción
de azúcar y otros países de América
Central van a multiplicar la producción
de caña de azúcar, de azúcar
de caña? Y así, todo el desastre
Castro lo explica por la oposición de Estados
Unidos y un montón de mentiras. ¿Pero
por qué no se le da oportunidad al pueblo
para que no sólo exprese sus aspiraciones,
sino para que cree riqueza? ¿Por qué
se le exige que sea cuentapropista al que repara
latas, al que hace esto, al que sale amuela un
cuchillo? Eso no puede ser, lo han ido cerrando
todo.
EC - A propósito de preocupaciones entre
los cubanos que dentro de Cuba discrepan con el
gobierno de Fidel Castro, preocupaciones sobre
la disidencia o la oposición que vive en
el exterior, no sólo están las que
mencionaba Luciano, también están
las otras a propósito de cuán manipulados
o financiados por Estados Unidos se encuentran
algunos de esos movimientos. El caso suyo y el
de su movimiento, ¿qué respaldo
tiene, en este caso del gobierno Bush, pero de
todas las administraciones anteriores?
HM - Creo que simpatiza con el trabajo nuestro,
pero no nos da un centavo si se lo pedimos, se
lo puedo decir olímpicamente así,
ni nos dan un centavo ni se lo pedimos.
EC - Por ejemplo, ¿cómo se financia
esta venida suya aquí? ¿Qué
tipo de respaldo tiene?
HM - A mí me invita el grupo, que es el
Directorio Democrático Cubano, me invitan
ellos. Y cuando he ido a Costa Rica, a España
también, algunos gastos los resuelvo con
gastos de la propia organización. Nosotros
tiramos nuestro periodiquito mensual que lleva
una cartita que dice: "Si usted quiere cooperar
con trabajo, mándenos algún dinerito",
y así pues vivimos con recursos muy limitados.
En este caso yo vengo aquí y los gastos
los cubre esta organización que trabaja,
que se titula Directorio Democrático Cubano.
Son jóvenes, gente limpia, trabajadora,
que realiza un trabajo enorme, que tiene sus auspiciadores
-ellos buscan sus recursos- y tiene toda mi simpatía
porque son elementos que incluso trasmitían
por La Voz del Cid, cuando teníamos una
estación. Nos la cerraron hace unos años
por presiones del señor Clinton, el presidente
de Estados Unidos. La estación no trasmitía
desde Estados Unidos sino desde un país
de América Latina, y desde allá
por presiones de Fidel Castro a Clinton y de Clinton
a ese país, nos cerraron la posibilidad
de trasmitir.
EC - En Uruguay usted cuenta con el apoyo del
grupo del diputado Jaime Trobo, del Partido Nacional.
HM - Me siento muy honrado, y muy honrado también
por las atenciones que me ha brindado aquí
el ex presidente Lacalle. Vengo aquí no
sólo a hablar de estas cosas sino a hablar
de la América Latina en general, porque
José Martí, que escribió
bastante y habló bastante, y que es un
cubano que sigue siendo nuestro líder moral
y lo seguirá siendo mientras la necesidad
exista, y del cual Fidel Castro ha dicho cosas
tan tremendas como que es el inspirador de esa
revolución cubana que ha acabado con la
nación cubana, nos habló de nuestra
América, nos hablaba de una comunidad ideal,
de un montón de valores a defender en común.
Entonces vengo aquí a buscar el respaldo
de este pueblo que ha tenido siempre toda mi simpatía.
Permítanme decir que desde que yo era joven,
adolescente, que me leí "Las fuerzas
morales" y después leyendo a Rodó
y a otros muchos, siento una admiración
muy grande por este país. Ahora lo vine
a conocer, pero es parte de esa admiración
de adolescente que dura toda la vida.
MARCELO PEREIRA:
Una pregunta en dos partes pero que es una sola.
Con todo respeto, porque yo al igual que Luciano
estoy absolutamente convencido de que el sistema
que deseo para cualquier país del mundo
incluye la democracia y el derecho a expresar
la discrepancia política y a no ir preso
por las opiniones políticas, le quería
plantear un problema también político.
Yo tengo la impresión de que gran parte
de los sentimientos que genera Fidel Castro en
América Latina no se debe solamente a su
capacidad de manipular sino a lo que representa
contra Estados Unidos, a un sentimiento contra
Estados Unidos que él simboliza ante los
pueblos de América Latina. Entonces el
problema es que esto también, a mi manera
de ver, tuvo algo que ver con la suerte que terminó
corriendo la revolución cubana, el problema
de la relación con Estados Unidos, de la
cercanía con Estados Unidos.
Yo veo, por ejemplo, que usted cuando es reelegido
el presidente Bush, por consideraciones que tienen
que ver con la situación de Cuba, escribe
que la situación está mejor para
la oposición cubana en el exilio con Bush,
o sea que de alguna manera usted saluda su reelección,
se congratula de su reelección. Creo que
eso hace muy difícil que en América
Latina se pueda simpatizar con una causa que aparece
aliada a Bush, que también comete una cantidad
de atentados contra la libertad en el mundo. Entonces,
¿cómo sale Cuba y cómo se
sale para usted de esa encrucijada?
HM - Déjeme decir que como conozco a Castro
desde la sierra, sé que mucho de su justificación
en los ataques a Estados Unidos viene de las razones
de la conveniencia. En junio de 1958, cuando estábamos
luchando en la Sierra Maestra, Castro hizo una
cartica desde un lugar que se llama la Mina del
Frío, al lado de la comandancia de La Plata,
donde yo estaba desempeñándome,
diciendo: "Desde la casa de Mario Sariol
-un vecino de esa casa; al lado estaba la escuela
de reclutas del Che-, viendo aquí los estragos
que se han hecho, viendo esta tragedia, me comprometo
a que cuando termine esta lucha hacer otra guerra
más larga y difícil contra Estados
Unidos, ese es mi destino". Esa carta anda
por ahí, se ha publicado. Yo conocí
los estragos que había hecho, habíamos
tirado un cohete en la casa, porque la casa estaba
situada por encima de los túneles de una
mina abandonada donde estaba la escuela de reclutas
de la sierra. El ejército se había
informado de que esa casa era la señal
de la escuela de recluta, tiró un cohete
y el cohete rajó el techo de la casa. No
mató a nadie, no hirió a nadie.
Pero Castro, sin pensar que algún día
habría testigos de su mentira, dijo: "Viendo
lo que ha ocurrido aquí, yo juro que después
de que termine esta lucha, el destino me invita
a luchar contra los americanos". Ahí
tenemos la razón de Castro, es un individuo
con una habilidad extraordinaria para argumentar,
para convertir la espuma en razón, para
convertir en miedo la razón, para convertir
el odio en razón.
Yo fui profesor de historia muchos años
y no conozco ningún personaje a lo largo
de la historia que haya tenido la habilidad de
Fidel Castro para vestir la mentira con los colores
de la verdad y usar todo eso en términos
de razonamiento ante la multitud y hacer que la
multitud aplauda y se identifique con sus ideas.
EC - La otra parte de la pregunta de Marcelo
era a propósito de los problemas que implica
tener a la administración Bush como un
aliado.
HM - En América Latina hay pobreza, hay
una indiada atrasada e inculta que no halla los
medios de incorporarse al progreso. Estas repúblicas
que tenemos cuando surgieron dejaron de ser colonias
pero no se convirtieron propiamente en repúblicas,
nada más que de nombre. Las instituciones,
las costumbres, la moral del pueblo, un montón
de cosas, la perspectiva del llamado ciudadano
no eran las del miembro de una República.
Desgraciadamente nuestras repúblicas han
seguido conservando muchas cosas de la colonia.
Y además los vicios de la corrupción,
que son un fenómeno general en el mundo,
no sólo de estos grupos, los políticos
-salvo excepciones- en estos países han
defraudado mucho y han contribuido a la frustración
de los pueblos, entonces es fácil culpar
del atraso de la miseria, de muchísimas
cosas más. Ocurre aquí y en otra
medida y con otras características ocurre
en pueblos de África y de Asia por culpar
de su pobreza, su atraso y sus problemas a las
naciones que tienen un nivel de progreso más
adelantado. Además Estados Unidos tiene
una historia -ya hoy no, pero la tuvo durante
muchos años- de avasallar a países.
DB - ¿Hoy no, dice usted?
HM - Se quedó con Puerto Rico, con Filipinas,
y trató de quedarse con Cuba, eso es cierto.
DB - Y ahora se quedó con Irak, o sea
que esa historia no terminó.
HM - Usted seguramente está enterado de
que las resoluciones de Naciones Unidas en cuanto
a Irak justifican de alguna manera
DB - De ninguna manera, de ninguna manera. En
ningún caso las Naciones Unidas avalan
una invasión.
HM - Yo vengo aquí a hablar de mi caso,
y por supuesto tengo también que explicar
ciertas cosas que se relacionan con la política
norteamericana. La embajada americana aquí
o los voceros de Estados Unidos son los que pueden
hablar, pero yo estoy contestando que es fácil
combatir el derecho del pueblo cubano a querer
un cambio en Cuba diciendo que los americanos
hacen esto y esto.
DB - Pero la hipocresía que usted les
cuestiona a España, a Europa, a otros países,
¿no es peor en Estados Unidos, que defiende,
dice defender, la democracia en Cuba pero no le
importa la democracia en China, no le importa
la democracia en Arabia Saudita? China es tan
aliada de Estados Unidos como España de
Cuba. ¿No será mejor que el exilio
cubano, que defiende la democracia en Cuba, trate
de separarse de un aliado tan desagradable como
Bush y el gobierno de Estados Unidos?
HM - Mire, la pregunta puede sonar muy bonita,
pero el exilio cubano trata de buscar aliados
donde quiera, si los encuentra en Uruguay, bien;
nosotros buscamos las alianzas en los pueblos,
pero si hay gobiernos que nos ayudan, aplaudimos
a esos gobiernos, nos identificamos con esos gobiernos.
Ante un gobierno como por ejemplo el de Clinton,
que no fue favorable o que ayudó muy poco
-y hubo otros gobiernos americanos que han sido
poco identificados, muy poco identificados con
las aspiraciones del pueblo de Cuba-, si el señor
Bush dice que quiere un cambio en Cuba, nosotros
lo aplaudimos. A quien no podemos aplaudir es
al señor Rodríguez Zapatero, que
llegó al poder el otro día y que
desde que llegó está buscando la
manera de que Europa cambie su posición
de no enterarse de las cosas que ocurren en Cuba.
En conclusión, yo creo que la gente de
izquierda, de la extrema izquierda, tiene sobradas
razones para aplaudir a Fidel Castro porque Fidel
Castro representa de algún modo el totalitarismo
que fracasó y se derrumbó en la
Unión Soviética y está todavía
vivo en Corea del Norte, en La Habana y en algún
otro lugar. Pero a los que aman la democracia,
los que creen que hay valores que la democracia
contiene, que la democracia además posibilita
que haya una prensa libre, que no haya persecución
por las ideas, la democracia que busca la manera
de que en Cuba se acabe la prisión política
y que la gente pueda expresarse y que haya un
referéndum, haya oportunidad de cambio,
a ésos nosotros los aplaudimos. A los que
defienden a Castro por encima de todo porque es
el antiamericanismo, bien, les respetamos sus
ideas, pero no podemos entender sus razones. Creo
que con esto les estoy contestando.
***
HM - Estamos aquí discutiendo libremente.
Agradezco esta oportunidad de estar en una tribuna
libre que quisiera para mi país y que aspiro
a que esté.
DB - Yo también, quiero aclarar eso: yo
también.
HM - Y con esto estoy contestando una pregunta
que me hizo que quedó sin contestar. ¿Cuándo?
Yo no sé cuándo, pero mientras no
llegue ese momento los cubanos tenemos sobradas
razones para luchar contra ese sistema, por la
libertad y por muchísimas cosas más
que conforman el sistema democrático.
Transcripción: María Lila Ltaif
Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe
Fotos: Alexandra Hahn
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