PRENSA INTERNACIONAL
Noviembre 24, 2005
 

Las izquierdas y el 'bloqueo' a Cuba

Humberto Belli Pereira, El Nuevo Herald, 23 de noviembre de 2005.

M anagua -- La izquierda mundial está celebrando el reciente voto de 182 países en las Naciones Unidas condenando el llamado ''bloqueo'' norteamericano a Cuba. En realidad, podrían encontrarse argumentos para cuestionar la negativa de Estados Unidos a vender, comprar o invertir en dicho país. Pero si la izquierda fuera consecuente con sus creencias, lejos de oponerse al embargo estadounidense debería aplaudirlo.

En efecto, una de las famosas producciones intelectuales de los izquierdistas latinoamericanos, conocida coma ''la teoría de la dependencia'', argumentaba que los países desarrollados empobrecían a los subdesarrollados a través de términos de intercambio injustos: compraban nuestras materias primas, cada vez más baratas, y nos vendían sus productos manufacturados, cada vez más caros. También nos explotaban a través de las multinacionales, las cuales extraían más riquezas que las que invertían, y a través de los préstamos onerosos de la banca capitalista. En resumen, para los países subdesarrollados era una calamidad verse incorporados al círculo de relaciones económicas de las metrópolis. Autores como Galeano (Las venas abiertas de América Latina), Cardoso, Furtado, Gunder Frank y otros exponían dichas ideas ante la fascinación de la intelectualidad universitaria latinoamericana y el arrebato casi místico de revolucionarios como el Che, Castro, Fonseca y Ortega.

Por eso es sorprendente que al lograr Cuba la bendición de ser excluida de ese comercio rapaz y de esas inversiones y préstamos tan dañinos procedentes de Estados Unidos, la izquierda proteste y atribuya las penalidades de la revolución, ¡a dicha ausencia! ''Todo este bloqueo --decía adolorido el escritor Aldo Díaz Lacayo-- le ha costado al pueblo cubano mil setecientos millones de dólares por año''. Si esto fuera cierto, ¿no significa que las relaciones económicas con Estados Unidos son una bendición y no la maldición que denuncia Galeano?

El izquierdista que mantiene las creencias clásicas sobre la dependencia, pero deplora al mismo tiempo que los Estados Unidos se nieguen a que sus empresas explotadoras hagan negocio con la isla, incurre en una contradicción que denota falta de honestidad intelectual. Lo más honrado y lógico sería que la izquierda reconociera, como lo hizo Cardoso en Brasil, que efectivamente el comercio e inversiones de los imperialistas pueden ser muy beneficiosas, y que la teoría de la dependencia fue una extravagancia adolescente. Porque si se continúa pensando que ésta tiene vigencia, lo único que cabría, si se quiere ser lógico, es aplaudir el actual embargo comercial.

Pero claro, la lógica no es la virtud preferida por muchos izquierdistas. En particular los que se rasgan las vestiduras ante el ''bloqueo'', denunciando la supuesta violación al derecho de los pueblos a negociar libremente, pero ignoran completamente el verdadero bloqueo que el gobierno cubano hace contra sus propios ciudadanos. Porque si es inmoral que se le niegue a Cuba comerciar con el imperio, ¿no es también inmoral que se les impida a los cubanos a comerciar entre sí? Dentro de todos los gobiernos de América Latina no hay uno solo que bloquee tanto la libertad económica de sus ciudadanos como lo hace el régimen castrista. Los cubanos no pueden producir lo que les parezca ni comprar y vender a quien quieran. La potestad de producir y vender es monopolio del Estado. Los cubanos tampoco pueden intercambiar con libertad sus ideas. Los últimos en intentarlo tienen condenas de más de veinte años. Tampoco tienen la libertad que goza un salvadoreño, mexicano o nicaragüense de reclamar a sus políticos, cambiar sus dólares, residencia o empleo, o de ir a pasar las Navidades con su hija a Costa Rica. Los cubanos están bloqueados por todas partes y a todas horas, y no por el imperio, sino por un sistema arcaico y opresor que pasará a la historia como una de las grandes ignominias del siglo XX.

Pero, en fin, así es la izquierda radical: hipócrita e inconsistente. Llora las menores injusticias cometidas por otros y no ven las inmensas que cometen sus propios partidarios. Reniegan de los tratados de libre comercio con el imperio, pero cuando éste se niega a comerciar, se horrorizan del costo y lo condenan por inhumano.

president@avemaria.edu.ni

Ex ministro de Educación de Nicaragua.

© Firmas Press

 

 

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