Más
pan y menos circo
Alejandro Gomez, El
Nuevo Herald, 20 de noviembre de 2005.
Fidel Castro habló más de seis
horas en la Universidad de La Habana. No dejó
tema por tocar, desde su parkinson diagnosticado
por la CIA hasta la siempre presente perfidia
del imperio y su jefe, George W. Bush.
En Venezuela, Hugo Chávez calificó
al presidente estadounidense de ''asesino'' y
en Caracas se especulaba sobre cuántos
venezolanos creían posible una invasión
de Estados Unidos. El teniente coronel golpista
organizó una marcha frente a la embajada
de México, ofendido porque Fox no aceptó
el calificativo de "cachorro del imperio''.
En México, un legislador cubano negaba
el viernes que su país tuviera injerencia
en la política externa venezolana. Oxímoron
es en español la palabra que se usa cuando
el adjetivo contradice al sustantivo. Pocos ejemplos
mejores que legislador cubano. ¿Quién
legisla en Cuba sino el comandante en jefe? Un
legislador de facto y cientos de miembros de la
Asamblea Popular, presididos por Ricardo Alarcón,
para levantar la mano y decir que sí.
El presidente argentino Néstor Kirchner
llegará hoy Caracas para entrevistarse
con su colega Chávez, en el momento más
indicado. Cuando se están dirimiendo diferencias
con México y cuando Argentina necesita
el apoyo de Washington para su negociación
con el Fondo Monetario Internacional.
Como llega a Caracas un domingo, tal vez alcance
a participar en Aló Presidente y lucirse
junto a su anfitrión. El viernes se sumaron
al circo de tres pistas el ex dictador Pinochet
y el ex jefe de la policía política
chilena coronel Contreras. Ambos se incriminaron
mutuamente y Pinochet dijo que no sabía
a cargo de quién estaba la temida DINA.
Todo entretenimiento para la platea. Uso indiscriminado
de adjetivos y descalificación de personajes
para sumar a los apoyos internos. Al parecer,
los pueblos del continente prefieren oír
historias sobre las maldades imperiales que discutir
soluciones viables y prácticas que alivien
su pobreza y su de- sempleo.
Sobre esa ola navegan los artistas, histriónicos,
ocurrentes, agresivos, pero incapaces de elaborar
el plan más simple, por aquello que decía
Winston Churchill: "Cualquier plan es mejor
que ningún plan''.
Kirchner y Chávez vienen de ganar sus
elecciones y gozan de popularidad entre su gente.
Castro lleva cuarenta y seis años haciendo
el mismo show, con algunas variaciones. La comunidad
latinoamericana lo escucha, con más o menos
atención, pero lo escucha.
Es decir, que las ciudadanías agobiadas
de América Latina tienen parte de responsabilidad
por lo que les pasa. Quien no es parte de la solución
es parte del problema y hoy existen más
problemas que soluciones.
Mientras tanto, silenciosamente, un hombre eficiente
y trabajador llamado Ricardo Lagos, presidente
de Chile, firmaba el viernes un acuerdo de libre
comercio con China y espera firmar otro con el
Japón. Sin insultos ni adjetivos, con seriedad
y trabajo, Lagos y los suyos son parte de la solución
del futuro de su país. Y un ejemplo que,
aunque no se ve ni se sigue, es un ejemplo a seguir.
Y fue justamente un chileno, el escritor Jorge
Edwards, quién afirmó en Bogotá
que estar inventando enfrentamientos es ''una
tontería fenomenal'' cuando los países
tienen problemas urgentes. Pero es la misma gente
que reclama soluciones la que elige y apoya a
dirigentes con más dotes para el teatro
que para la gestión pública.
Sin tratar de profundizar enfrentamientos, sería
más que saludable que los países
del continente que tratan de encontrar un camino
de progreso aíslen, o directamente rompan,
con aquellos que como Cuba y Venezuela aumentan
su número de pobres con los decibeles de
discursos de confrontación con cualquiera
por cualquier motivo.
Yno se trata de alinearse con los Estados Unidos
o no. Este problema está al sur del río
Grande y allí debe ser resuelto. Los problemas
de Washington no son los que América Latina
y su gente debe arremangarse y poner manos a la
obra. Con la seriedad que la situación
impone.
agomez@herald.com
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