Cimarrones
cubanos, Siglo XXI
Bitácora
Cubana, 12 de noviembre
de 2005.
Bitácora Cubana, Fabio Prieto Llorente*,
Prisión Kilo 8, Camagüey.- Si los
Macabros dictados del PCC se cumplen, estaré
en prisión 20 años comiendo sancocho.
Víctima de la prepotencia de un régimen
que quiere hacer ver toda idea distinta a la suya,
como un servicio al imperialismo yanki. Toda idea
que no generen ellos, es un tumor maligno y usan
sin economía alguna todo para extirparlo.
El castrismo niega cualquier oportunidad para
que el cubano no pueda conocer la realidad propia
y la exterior. Detrás de sus argumentos
y consignas. La gente ve algo. El régimen
se ocupa de que no vea mas allá.
Aprovechando la coyuntura del inicio de la 2da
Guerra de Irak, el gobierno de Fidel Castro encarceló
a 75 opositores pacíficos y periodistas
independientes, acusándolos de mercenarios
al servicio del imperialismo. He aquí mi
versión de aquellos hechos.
Para apagar la acusación, la maquinaria
propagandística gubernamental publicó
varios libros y muchos panfletos en sus periódicos.
Siendo uno de los acusados, mi nombre se mencionó
en una sola ocasión.
En medio de aquella campaña se me celebró
una fuerza judicial sumarísima de la cual,
el único abogado del bufete de isla de
la Juventud (Isla de Pinos) que aceptó
defender mi caso, es un miembro del PCC me entrevistó
3 minutos el día antes de la vista y durante
el desarrollo de ésta pidió para
el acusado 10 años de cárcel de
los 20 que exigía la fiscalía. 20
años de cárcel que al final me impusieron
y ratificaron a los 3 días Sin ningún
otro recurso de apelación, tampoco hacia
falta.
A aquel atropello judicial llevaron a 37 testigos
para demostrar que en Cuba los niños toman
leche, al concluir aquella marcha combatiente
pude hablar y dije:
Sr. Juez, hace poco fui a la Galería de
Arte de Nueva Gerona, allí había
una Exposición de los Estudiantes de la
Escuela de Artes Plásticas "Wilfredo
Lam". Entre las obras presentadas en la instalación,
una consistía en un vaso de agua con azúcar
y un pedazo de pan. La obra se titulaba "DESAYUNO
PARA CAMPEONES" Sr. Juez, todo el mundo sabe
que en Cuba, los niños no toman leche,
aquí el Dr. de la pantomima judicial me
mandó a callar.
En medio de otras muchas interrupciones hablé
del crimen que constituyó la participación
de las tropas de Cuba en el conflicto interno
angolano. Las interrupciones continuaban y me
dijeron "tienes que cambiar el tema".
Hablé entonces de los cubanos que se ahogan
todos los años en el Estrecho del la Florida
y la responsabilidad que cae sobre el gobierno
de Cuba en esos hechos. El Sr. Presidente no aguantó
más y me expulsó de la sala.
Sabía desde que me entregaron la petición
fiscal que los 20 años no me los quitaba
nadie de encima. Sabía que si hablaba en
contra de los Estados Unidos, la Unión
Europea y todo el mundo libre, si elogiaba a la
dictadura, si hacía lo que hacen a diario
sus periodistas, tendría alguna oportunidad
de rebaja. No lo hice, no me rebajaría
jamás ante semejante pantomima.
Con pantomima idéntica a estas han sido
fusilados y encarcelados cientos de miles de cubanos
a lo largo de 45 años. Entre los últimos
fusilados se encuentran 3 personas de la raza
negra, para escarmentar a quienes pretendan huir
de la dictadura hacia los Estados Unidos. Los
cubanos siguen huyendo, ahogándose en el
Estrecho de la Florida.
Algunos hechos ilustran cómo llegué
a convertirme en un periodista independiente y
desorientar las acusaciones del PCC.
En 1981 a los 18 años de edad fui llevado
a la república popular de Angola, a los
25 meses regresé convencido de que aquel
era un problema entre angolanos y la presencia
de Cuba era un freno para la solución de
aquel conflicto. Ese fue mi primer desencanto.
La visita de Mijail Gorbashov a Cuba en 1989
y los papelazos de Fidel Castro frente a la TVC
fueron otra decepción. Al diálogo
soviético la dictadura respondió
con el atrincheramiento. Cayó el manto
ideológico y quedó la dictadura
desarmada.
El hambre y las necesidades de todo tipo alcanzaron
al país de punta a punta. Las personas
se desmayaban en plena calle. La ineficiencia
económica y la inmovilidad del régimen
para frenar el famoso "Período Especial"
nombre con que Fidel Castro bautizó el
hambre y la miseria que se agudizaron con la suspensión
de las regalías soviéticas, me convencieron
de la necesidad de cambios profundos en la sociedad
cubana.
En 1992 laborando como Jefe de Planificación
Económica en la Empresa Pecuaria de Isla
de Pinos fui expulsado por mis constantes críticas
al robo, la dejadez y el engaño.
Entre dudas e incertidumbres llegó la
hora en que el pueblo cubano tuvo la oportunidad
de declarar públicamente y en su presencia,
Dictador, a Fidel Castro.
Ese día fue el 25 de enero de 1996, durante
la homilía que ofreció Juan Pablo
II en la Plaza de la Revolución, Casi un
millón de habaneros gritamos ¡Libertad!
¡Libertad! ¡Libertad! Estuve varios
días sin pronunciar palabra.
Ese mismo año empecé a trabajar
para la Agencia de Prensa Independiente Habana
Press. Sin un título que me respaldara,
pero con muchas ganas de denunciar las arbitrariedades
de la dictadura. Algo que no hacen los graduados
en la Universidad de La Habana, cuyos diplomas
solo sirven para manipular la realidad interna
y reiterar las mismas consignas gubernamentales.
En los 5 años que trabajé como
periodista independiente hasta aquella primavera
del 2003. Hay dos momentos en los más de
40 interrogatorios a los que fui sometido, que
marcan con toda claridad el esquema que dictan
para todos los cubanos.
En una de estas entrevistas, el mayor Rafael
García, Jefe de Instrucción de la
Seguridad del Estado en Isla de Pinos me dijo:
"Mira aquí todo el mundo tiene que
estar a la misma altura", trazó una
línea horizontal con su mano, "el
que saque la cabeza se la cortamos".
Otro agente el Primer Teniente Richard Palma
me aconsejó en otro interrogatorio "No
escribas más para afuera que con eso no
vas a resolver anda". Le propuse "renuncio
a escribir para afuera, si me permiten editar
mi boletín para consumo interno exclusivamente."
Exclamó: "Eso si que no". Tampoco
tenía los recursos para semejante empresa,
pero tal idea lo asustó. En ese momento
no se publicaban los boletines inde pendientes
que salen hoy en las diferentes provincias del
país.
El 19 de julio pasado cumplí 27 meses
de cautiverio. Por un momento pensé que
al ser encarcelado el régimen se daría
por satisfecho, pero ha ocurrido lo contrario.
Los funcionarios de la Seguridad del Estado, han
ido apretando la tuerca más y más.
Me han robado y han ordenado a presos comunes
hacer lo mismo. Vivo aislado en una celda de 3,6
m2 en condiciones higiénicas y ambientales
deplorables a cientos de kilómetros de
mis familiares, en un país donde no hay
transporte y como si todo eso fuera poco, ahora
las visitas familiares son cada 4 meses para los
3 presos del grupo de los 75 en esta prisión.
Régimen éste, impuesto únicamente
a algunos presos condenados a cadena perpetua
y pena de muerte. En una prisión donde
hasta las aspirinas hay que traerlas en las jabas
familiares.
En la época del colonialismo los cimarrones
eran esclavos que huían y se refugiaban
en la campiña cubana. Las cosas han cambiado
en este siglo XXI a los cimarrones se nos encierran
entre cemento y barrotes y después se nos
acusa, no de prófugos, sino de mercenarios
al servicio del imperio.
Ha pasado mas de medio siglo y Cuba parece haber
cambiado algo.
* Fabio Prieto Llorente, condenado a 20 años
de prisión, desde la prisión de
mayor severidad Kilo 8, Camagüey.
|