Presencia
de África en Cuba
Roberto A. Solera. España
Liberal, 24 de mayo de 2005.
Cuba fue fragua y crisol, dónde a partir
de los aborígenes taínos, siboneyes
y caribes, se llegó, en unión forzosa
con españoles y negros, a la nacionalidad
que irrumpió en la libertad en el siglo
XX. Cada uno de los grupos dejó rastro
en la cultura, en el temperamento, en el idioma.
De los indios exterminados por el mal trato y
los trabajos físicos agobiantes, heredamos
"bohío", típica casa de
los taínos; "caney", vivienda
circular; "batey" o plaza en un central
azucarero; "yarey", material del que
se fabrican los sombreros del campesino cubano.
Los indios fueron sustituidos por los esclavos
negros provenientes de Guinea (Guiní),
Angola (N'Gola) y Nigeria, país de los
yorubas. África es conocida por los árabes
como Bilán-as-Sudán (la tierra de
la gente negra), según Julio García
Cortéz, en "Pataki, leyendas y misterios
de los orishas africanos"; el país
yoruba es una porción del suroeste de la
actual Nigeria y según tradiciones orales,
éstos eran nómadas oriundos de Ifé,
en Nigeria.
En 1531 se prohibió importar esclavos berberiscos
que eran traídos de Cerdeña, Mallorca
y Menorca "porque los negros
de Levante
diz que son casta de moros. . . no conviene gente
de esta calidad", citado por Fernando Ortíz
en "Los negros brujos". No fueron traídos
en gran cantidad "mandingas", de religión
mahometana, quizás por esta razón,
según Fernando Ortíz. En 1680, 1693,
1733, 1740, y 1759 se dictaron disposiciones que
anunciaban que "todos los esclavos negros
y negras que con el deseo de abrazar el catolicismo,
se refugiaran en las provincias de Nueva España,
huyendo de las colonias inglesas y holandesas
quedasen libres sin poderse vender ni restituirse
a sus primitivos dueños", según
Zamora en "Legislación ultramarina",
mencionado por Fernando Ortíz.
A su vez el 9 de agosto de 1682 se aprobó
la IV Constitución Sinodal Diocesana de
Cuba de 1680 en el Capítulo I de la Real
Cédula; en instrucción Circular
a Indias del 31 de mayo de 1789, e ídem
de 1842, se ordenaba repetidamente el bautizo
de los negros esclavos, según Ortíz.
Se habían sentado las bases para el sincretismo
religioso de los negros esclavos con el catolicismo.
Los esclavos habían mantenido su religión
dentro de sus núcleos sociales, en los
cabildos, y la practicaban en los montes.
El Cabildo de Santa Bárbara (Changó
Terddún), fue uno de los más conocidos.
Alrededor de 1870 ocupaba una casa en la calle
de Jesús Peregrino en La Habana, de acuerdo
con Lydia Cabrera, antropóloga cubana,
en "El monte, Isbo-Finda, Notas sobre las
religiones". Fue un gran cabildo "hasta
que los criollitos se metieron en el Changó
Terddún y se hicieron dos bandos: el de
los criollos. . . y el de los viejos de nación".
Se trasladó luego al barrio de Jesús
María, Gloria entre Indio y Florida. "Eran
congregaciones, siempre de carácter religioso,
de negros africanos y sus descendientes criollos,
esclavos o libertos, pertenecientes a una misma
nación, tribu o localidad", organizados
como en corte real.
En más de 400 años de dominación
política y religiosa, los españoles
no pudieron evitar la influencia de las culturas
africanas importadas con los esclavos. El negro
primero esclavo, liberto después y sus
herederos, resultado de la mezcla racial --los
españoles se mezclaban con las esclavas,
aunque era muy rara la unión de negro y
española -- dieron clara muestra de que
la cultura no era patrimonio exclusivo del peninsular
supuestamente "puro", si nos olvidamos
de la dominación árabe en España
hasta la caída de Granada en el siglo XV.
Aponte, Brindis de Salas, en la vida real, y Cecilia
Valdés en la ficción, son ejemplos
de un pujante grupo que emergía. En el
ínterin, se mezclaban en el habla popular
cubana los términos yorubas importados,
de modo particular en su religión. "Chévere",
dice un cubano, sin saber que utiliza el apócope
del yoruba "machévere" o "chekendeke",
pretendiendo expresar en ambos casos su complacencia.
"Estoy en la fuácata", sin saber
dice "Fwa-ka-fua" (fantasma, muerto,
espíritu). "Le tiene cortada la tripa
del ombligo", ignorando que la abuela lukumí
la corta para evitar que un enemigo pueda hacerle
daño al recién nacido: un trabajo,
un maleficio. Y el cubano quiere indicar que existe
predilección, cosa muy normal en la abuela
cubana, que participa de la familia ampliada cubana,
herencia lukumí.
Al crecer dirán sus padres "este muchacho
no tiene fundamento", traducción de
"ngangá" -fundamento- utilizado
para "ligar" (birongo): "bi"
(causa del mal o sufrimiento), "iron"
(persona enferma), "go" (esconder).
En busca de verduras y frutas, el ama de casa
en la Cuba de hoy, va a la "plaza" --ofrenda
de frutas que se expone ante la sopera del "orisha"
(santo) y luego es repartida entre los concurrentes--
y cuando ve que no hay, le da una "sirimba"
(desmayo, atontamiento). Tiene en su patio un
gallito kikirikí (akukú kereké),
pequeño gallito. Cuando el campesino cubano
viaja, lleva sus pertenencias en un "macuto"
(donde se guardan las prendas de vestir). Prenda
es traducción del lucumi "ngangá"
(muerto, espíritu), que se guarda en el
macuto.
Bailamos en los 50 al ritmo del "mambo",
baile religioso yoruba, introducido en Nueva York
por Chano Pozo --muerto en una reyerta-- y popularizado
por Pérez Prado y Benny Moré en
México. Así mismo, coreábamos
"La Culebra", sin tampoco saber que
era festividad religiosa celebrada el 6 de enero,
alrededor de una boa artificial, que era paseada
por La Habana y colocada en el patio de Palacio,
donde se cantaba, "la culebra se murió;
sángala muleque", según Bachiller
y Morales.
Nuestros campesinos conocen el "marabú",
pero no saben que éste es nombre yoruba
--se aplica a un grupo africano. Temen el "bilongo"
(birongo) --daño que se usa para "amarrar"
(ligar) y que se echa en el café o en la
comida del hombre (corazón seco y molido
del zún-zún) para hacerlo enamorarse,
según Lydia Cabrera.
Decimos: le dio un "zimbombazo" (kindambazo)
-maleficio- cuando mencionamos un tremendo golpe.
Al preguntársele a un negro esclavo de
dónde era, dijo: "akumí--akumí",
(soy de Akú), y por error se entendió
lucumí.
La influencia lingüística lukumí
fue extraordinaria: se mantuvo a flor de piel
en la República y se esparció como
la pólvora, sin distingos de raza. La influencia
es manifiesta, clara y casi sin corrupción,
en los grupos recién llegados de Cuba.
"No hay quimbe" es "no hay problema";
"Fulano es mayimbe (mayombe)", gran
jefe, hechicero, el espíritu de la tiñosa
o mayombero en la santería conga. "Es
mi aboro" (aburu), hermanito en lukumí.
"Ten cuidado que es "achero" (aché-gracia,
virtud, bendición), de acheré o
achelú (justicia). Es mi "ecobio"
(potencia en ñañigo).
De niños jugábamos a las bolas hasta
que nos hacían "tifi- tifi' (fiti-fiti)
--robar-- las bolas. La palma real, abundante
en nuestro suelo, es sagrada y ni mencionar la
majestuosa ceiba (ceiba o seiba, árbol
sagrado), que ni aún en la Cuba actual
se atreven a derribar por sus implicaciones religiosas
yorubas. Todavía es famosa la ceiba cercana
a la furnia de la calle 23 del Vedado, que majestuosa
crece en el centro de la calle. Y cuando queremos
estar al tanto de los últimos acontecimientos
políticos o sociales, decimos "dáme
la letra" (oddi), adivinanza con tres caracoles.
¡Qué salación (embrujo de
un brujo enemigo)! Se me acabó el espacio.
Bueno, voy a tocar la "tumba" (tambor
que se toca con un palo pequeño que (originalmente
tiene un metro y medio de longitud y se sostiene
entre las piernas, que se protege con "Iya
Ana" (grasa), según Julio García
Cortéz en "Pataki", y a comenzar
el "bembé" (la fiesta) y ojalá
que venga Pelé, en yoruba, "el de
la cara marcada", pues en Cuba se dice desde
la época de Ñaná Siré:
"!El que no tiene de congo tiene de carabalí!"
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