Cubanía venezolana
Fernando Luis Egaña. 2001.com.ve,
Caracas, 29 de Marzo del 2005.
Si bien el empresario Alberto J. Vollmer escribe
sobre la "venezolanización de Cuba",
la idea más generalizada, tanto en sectores
de gobierno como de oposición, se refiere
a la "cubanización de Venezuela".
Hay de todo un poco y no faltan los prejuicios,
pero en el balance de la ecuación, La Habana
gana y Caracas pierde.
Fidel Castro será ateo pero en el fondo
pensará que a Chávez se lo mandó
Dios. La llamada revolución bolivariana
se ha convertido en un acaudalado fondo de pensión
para el septuagenario mandamás y su, hasta
no hace mucho, desvencijada gobernanza.
En reciprocidad, Cuba envía lo mejor de
sí para el trabajo social en nuestro país:
médicos, paramédicos y entrenadores
deportivos; y, no faltaba más, también
lo peor de sí para reforzar el proyecto
de dominación política que se cultiva
en Miraflores.
El paraguas lo constituye el Acuerdo Integral
Venezuela-Cuba que, por cierto, lo "coordina"
uno de los hermanos Chávez Frías:
Nacho. No olvidemos que otro frater, Adán,
es el plenipotenciario del hermano principal,
Hugo, ante el viejo Fidel. Todo queda en familia
porque el hermanísimo Raúl es el
segundo de la Isla y con derecho a sucesión.
El subsidio soviético a la revolución
cubana era muy simple de entender: te vendemos
petróleo muy por debajo del precio internacional
y te compramos azúcar muy por encima. El
bolivariano no dista mucho: petróleo suficiente
para consumir y revender, y las divisas requeridas
para financiar sus necesidades básicas.
De allá para acá el apoyo ha sido
igualmente decisivo. No tanto para el conjunto
del país sino para la salud del régimen.
Castro debe ser un consejero insuperable en las
artes de la supervivencia política. Así
mismo, buena parte de sus mejores cuadros técnicos
han sido esenciales para el desarrollo de las
misiones sociales.
Que al respecto debe recordarse que las primeras
iniciativas de médicos comunitarios cubanos
se llevaron a cabo en Miranda y Monagas, muchos
años antes que el señor Chávez
llegara al poder. Igual puede decirse de la excelente
actividad de los asesores deportivos y los expertos
agropecuarios.
Pero lo que antes era cooperación técnica
a escala modesta, ahora es una imbricada relación
binacional que tiene dimensiones políticas,
energéticas, económicas, educativas,
militares, policiales, penales y hasta psíquicas.
Ah y me faltaba el frente informativo, ya que
desde Granma, Prensa Latina y la Televisión
Cubana por fin nos van a enseñar cómo
se hace periodismo veraz, oportuno y revolucionario.
Nunca antes las autoridades públicas de
Venezuela habían estado en situación
de dependencia extranjera como lo están
los gobernantes bolivarianos con la Cuba fidelista.
Hasta Manuitt perseguido por el MVR fue a pedir
cacao en Varadero.
Venezuela y Cuba se parecen mucho en muchos aspectos
que nos hermanan a honra común. Pero sus
formas principales de organización política
y económica han sido muy distintas. En
estos renglones, y al menos "por ahora",
nosotros nos vamos pareciendo más a ellos
que ellos a nosotros. Y eso no es motivo de aplauso
sino de rechazo.
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