PRENSA INTERNACIONAL
Marzo 24, 2005
 

Cuba, los minimalistas y el Presidente

Frank Calzon, El Nuevo Herald, 23 de marzo de 2005.

Por distintos motivos las relaciones con Cuba no han sido una de las prioridades del gobierno norteamericano durante los últimos años. La guerra contra el terrorismo, la amenaza nuclear de Corea del Norte y la situación israelí-palestina han relegado a Cuba --e incluso a América Latina-- a un segundo plano.

Sin embargo, vale la pena preguntarse qué importancia tiene realmente el régimen de Fidel Castro. ¿Hasta qué punto es rentable que el presidente George W. Bush dedique parte de sus recursos y de su preciado tiempo a pensar en Cuba y América Latina?

Muchos burócratas de Washington no le dan importancia a Castro, lo consideran una simple molestia. Ignoran la historia y el papel que Castro está jugando en la coalición antiamericana, que ahora incluye al vociferante Hugo Chávez, y pretende extenderse por toda América Latina. Vale la pena preguntarse cuáles serían las relaciones entre Washington y Caracas si en Cuba hubiese un gobierno pluralista y democrático.

El Departamento de Estado subestima consistentemente a Castro y no se ha aprovechado de las debilidades del dictador para impulsar la democracia en Cuba. Un ejemplo es TV Martí, que no pudo recibirse en la isla hasta que el presidente Bush ordenó que un avión sirviera como plataforma de transmisión. Las pruebas del avión han demostrado que TV Martí se ha visto en partes de Cuba. La cuestión ahora es un asunto legal: ¿ordenará la Casa Blanca una determinación legal que haga posible las transmisiones desde espacio aéreo internacional?

Castro ha sido un problema para la seguridad nacional desde que, en 1962, pidiera a Jrushov que lanzara cohetes atómicos contra Estados Unidos. Más tarde La Habana ha entrenado a terroristas, como al infame Carlos el Chacal y, hoy, Castro da refugio a fugitivos norteamericanos, incluyendo a asesinos de policías norteamericanos. Ahora que el presidente Bush está en la Casa Blanca, Castro tiene que ser más cauteloso; pero aun así se aprovecha de cualquier oportunidad para hacerle daño a Estados Unidos.

George W. Bush no es el primer presidente americano que saca a Castro del error de creer que podría chantajear a los Estados Unidos. Reagan y Bush padre lo hicieron. Sin embargo, la burocracia no parece saber más sobre Castro que en 1980 y 1996 cuando el dictador Castro desató una ola de miles de refugiados desesperados en el Estrecho de la Florida. Temerosos de fracasar, los burócratas aconsejan no ''provocar'' a Castro y poner en práctica respuestas mínimas en vez de iniciativas vigorosas a favor de un cambio democrático en Cuba.

Nada más coherente si analizamos la convicción del presidente Bush de que las democracias juegan un papel fundamental en la lucha contra el terrorismo, y su convencimiento de que los estados que promueven el terrorismo observan con atención cualquier señal de debilidad norteamericana para explotarla.

La Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, es coautora del libro Una Alemania unida y una Europa transformada: un estudio de diplomacia, en el que describe lo que sucedió cuando el padre del presidente Bush decidió explotar con valentía una peligrosa situación en Europa. El resultado fue contundente: una Alemania reunificada pacíficamente bajo la OTAN, los ejércitos soviéticos de vuelta a Moscú y los ejércitos americanos todavía en Alemania. El resultado a los retos políticos y diplomáticos de entonces no estaba decidido de antemano, pero lo decisivo fue que entonces el presidente norteamericano se negó a transigir por menos de lo que su análisis le indicaba.

Regresemos a TV y Radio Martí. Fue necesaria la intervención del presidente Reagan para que la emisora saliera al aire, y fue el presidente Bush padre el que comenzó las transmisiones de TV Martí. Castro teme enormemente el impacto que las transmisiones pudieran tener sobre los cubanos. El compromiso con la libertad y la democracia debería llevar al Presidente a intervenir y ordenar que se busquen las tecnologías necesarias que hagan posible unas plataformas de transmisión efectivas.

Yes que paulatinamente, y mientras los norteamericanos se preocupan de lo que ocurre a miles de millas de su país, las nubes de una tormenta más cercana se acercan irremediablemente a sus costas. El Presidente ha expresado su fuerte apoyo a Radio y TV Martí y ha demostrado su intención de no esconder debajo de la alfombra cuestiones ignoradas durante años. Radio Martí comenzó bajo la administración del presidente Reagan; TV Martí bajo la de Bush padre. Una vez alertado del peligro, y de las posibles alternativas, es probable que el Presidente concluya que continuar ignorando lo que sucede en la América Latina no es lo mejor para el interés nacional de su país.

Con un gasto comparativamente moderado y corriendo algunos riesgos, los Estados Unidos puedan revertir la situación a su favor, y a favor de la causa de la libertad, sin perder vidas americanas en el proceso. TV y Radio Martí son una gran promesa y George W. Bush no es de los que se olvidan de lo prometido.

 

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