PRENSA INTERNACIONAL
Julio 4, 2005
 

El caso del médico que doblegó la irracionalidad de Fidel Castro

El médico Ramón Martínez Martínez debió esperar siete años para volver a ver a sus hijos. Contó en Radio 10 que uno de ellos no lo reconoció y que la experiencia fue "durísima"

Infoabe, Argentina, 4 de julio de 2005.

Ramón Martínez Martínez se reunió el sábado con sus dos hijos después de 6 años y medio. Dijo que se sintió "el hombre más feliz del planeta".

A las cinco de la mañana, en Ezeiza, vio a Ramón Alejandro, de 12, y a Yilena, de 17, que no lo reconoció. El cirujano plástico de 43 años se fue de Cuba a fines de los 90 para pasar un mes de vacaciones en la Argentina.

Para poder viajar, tardó más de un año para conseguir permiso de las autoridades cubanas para ir de vacaciones, más precisamente a Villa Gesell, donde un paciente lo había invitado a pasar unos días.

Martínez Martínez decidió quedarse en la Argentina, pero el gobierno cubano le impidió volver a Cuba, así como también prohibía a los chicos de su primer matirmonio viajar a la Argentina.

El médico explicó en Radio 10 que vivió una experiencia "irracional" y contó la experiencia que vivió al reencontrarse con sus hijos en Ezeiza.

"Mi hija mayor no me reconoció. Yo la abracé y ella me daba palmaditas como si se tratara de un simple conocido. Fue algo durísimo", narró Martínez Martínez.

El régimen de Fidel Castro impide que los médicos que viven en el extranjero vuelvan a Cuba, como si fuera ilegal o "disidente" vacacionar afuera de la isla o emigrar por un tiempo.

Martínez Martínez no tuvo respuestas de la Embajada de Cuba durante cinco años. Finalmente, un arduo trabajo de la Cancillería y de una ONG logró el encuentro.

Destacaron que el caso de la médica Hilda Molina lo ayudó a que el suyo tomara otro sentido y le dio esperanzas. Lo llamaron de la Embajada de Cuba para informarle que instituían una "excepción" para que los chicos viajaran al exterior de vacaciones.

Martínez Martínez vive con su esposa Lysbet, y su hija de ese matrimonio, Lauren, de nueve años, con quienes vive en San Clemente. Este grupo familiar también debió venir a la Argentina con meses de diferencia, por disposiciones del gobierno cubano.

"Cuando decidí quedarme en Argentina fue para estar mejor, ese es mi derecho a elegir. Nunca pensé que por esa decisión nos podían separar tanto tiempo. Si lo hubiera sabido, no lo hubiera hecho. No me imaginé que Cuba iba a violar los derechos de los niños que tanto defendió en el caso de Elián, el niño balsero", resumió a la prensa.

Los hijos de Martínez disfrutan de la Argentina los bifes, la programación de los canales de televisión y algunos otros "detalles" que en Cuba, claro, no existen. Ahora tienen dos meses para disfrutarlo.

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