HISTORIA
Año 1989
Tania Díaz Castro
LA HABANA, enero (www.cubanet.org) - 1989 fue
un año crucial para el comunismo. Pueblos
sometidos durante años a regímenes
totalitarios rompieron cortinas de hierro, derribaron
muros de concreto para que cayeran en lo más
hondo del mar el poder de los soviets.
Carlos Alberto Montaner, periodista cubano exiliado
en España, llamó con mucha razón
"año mágico" a 1989.
Todo lo que parecía eterno: leyes, consignas,
instituciones, discursos, movilizaciones masivas
y pronósticos para el futuro, se eclipsó
como por arte de magia. Fue liquidada la "nueva
clase" y por primera vez en la historia los
pueblos despojaron de sus derechos a la burocracia
comunista.
Es de lamentar que ese mismo año haya
muerto Andrei Sajarov, símbolo de la lucha
por los derechos humanos en la antigua Unión
Soviética, precisamente cuando el pueblo
ruso asistía libremente a las urnas, donde
salió triunfante Boris Yeltsin y el Partido
Comunista fue derrotado.
1989 contempló hechos jamás imaginados:
cae el Muro de Berlín, los alemanes abren
sus puertas al diálogo público y
la unificación del país se hace
realidad. El gobierno húngaro suprime la
cerca de 225 kilómetros que lo separaba
de Austria. En Praga la oposición se lanza
a las calles y el opositor pacífico Vaclav
Havel se convierte en presidente de su país.
En Polonia los trabajadores organizan huelgas
en reclamo de la legalización del sindicato
Solidaridad, y el papel del Partido Comunista
queda abolido tras la proclamación de Lech
Walesa como presidente.
Derrocado por una insurrección popular,
es ejecutado Nicolás Ceausescu, jefe de
los comunistas de Rumania.
Una tras otra se independizan hasta convertirse
en naciones libres las repúblicas que componían
la URSS. Sin embargo, hechos aislados ocurridos
en otras partes del mundo pretendían echar
sombras sobre tanto heroísmo, valor y claridad
de pensamiento de las masas.
En la República Popular China cinco mil
disidentes y opositores pacíficos organizan
una manifestación en la plaza Tiananmen,
y dos mil de ellos son masacrados por las acciones
del ejército comunista, bajo las órdenes
de Den Xiao Ping. Al mismo tiempo el Ayatola Komeini
en Irán sentencia a muerte al escritor
Salman Rushdie por escribir un libro de contenido
contestatario, y Saddam Hussein, hoy en proceso
judicial en la corte internacional, prepara una
invasión a Kuwait, negándose a retirar
sus tropas pese a la condena de la ONU.
En cambio, la Unión Soviética retira
las suyas de Afganistán, presintiendo tal
vez la caída de su régimen, luego
de haber invadido ese país por espacio
de diez años.
Pero hasta Cuba no llega el alerta de millones
de personas que han dicho basta al comunismo.
Como de costumbre, el régimen oculta al
pueblo cubano escenas estremecedoras cuando cientos
de miles de hombres y mujeres derriban estatuas
de Marx, Lenin, Stalin, Mao, en los países
socialistas; cuando ajustician en público
a sus tiranos y asaltan edificios de la policía
secreta donde guardaban listas de nombres correspondientes
a los veinte millones de personas que Stalin ejecutó,
encarceló o deportó.
Tal vez conmovidos por lo que ocurría
en el mundo mueren los poetas cubanos Nicolás
Guillén y José Zacarías Tallet,
el pintor español Salvador Dalí
y el emperador de Japón Hirohito.
A causa del cese del subsidio soviético
aumenta la escasez de productos alimenticios en
la Isla. Con el fin de controlar a la disidencia
y desaparecer a los opositores pacíficos
líderes del movimiento de derechos humanos,
Fidel Castro ordena encarcelar al Dr. Samuel Martínez
Lara, al profesor universitario Elizardo Sánchez,
a Hirán Abí, Huber Jerez, David
Moya y a quien escribe estas líneas; además
de amenazar al resto de los activistas del Comité
Cubano Pro Derechos Humanos, la Comisión
de Reconciliación Nacional, el Partido
Pro Derechos Humanos de Cuba y otras organizaciones
surgidas por esos meses.
A las malas el señor Castro se empeña
en neutralizar al movimiento de derechos humanos
de Cuba. Y es natural, ya que los políticos
totalitarios jamás pueden actuar en forma
diferente a aquéllos que les han precedido
en la historia.
También, por aquellas fechas, es detenido
el Héroe de la Patria Arnaldo Ochoa junto
a otros militares castristas bajo cargos de narcotráfico.
Son fusilados días después de celebrarse
el juicio.
Es destituido el Ministro del Interior, José
Abrahantes y condenado a veinte años de
cárcel. Al poco tiempo muere en prisión.
Meses antes de su detención, Abrahantes
había dirigido un acto de repudio contra
los activistas del Comité Cubano Pro Derechos
Humanos en una casa del Vedado, donde, bajo sus
órdenes, éstos fueron golpeados
por agentes vestidos de civil.
Según la publicación semanal "Tiempo
de España", Fidel Castro sufre de
hipertensión, lo que le produce por primera
vez una isquemia cerebral, y más tarde
es operado en El Cairo de un tumor maligno en
la región rectal.
El gobierno cubano suspende la distribución
y venta de publicaciones como "Sputnik",
"Novedades de Moscú", "Tiempos
Nuevos", "Bulgaria" y otras que
reflejaban el comienzo de la democracia en los
países ex socialistas.
El escritor Gabriel García Márquez
visita Cuba. No se adhiere al llamado de 400 intelectuales
y artistas de América y Europa que apoyan
con su firma el plebiscito solicitado por el Partido
Pro Derechos Humanos de Cuba el 6 de noviembre
de 1988, con el propósito de decidir los
destinos de los cubanos. La respuesta de Fidel
Castro no se hace esperar: "Primero se hundirá
la Isla en el mar antes de consentir en arriar
las banderas de la Revolución y el Socialismo".
El año termina de luto para Cuba. El régimen
acepta que tuvo 2,300 bajas en las guerras africanas,
sobre todo en Angola, y comienzan a llegar a La
Habana 70 mil cubanos, entre soldados y trabajadores
civiles, provenientes de varios países
de África.
José Martí lo había dicho:
"Dos peligros tiene la idea socialista, como
tantas otras: el de las lecturas extranjerizantes,
confusas e incompletas, y el de la soberbia y
rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir
levantándose en el mundo empiezan por fingirse,
para tener hombros en qué alzarse, frenéticos
defensores de los desamparados".
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