PRENSA INDEPENDIENTE
Enero 17 , 2005
 

CORRUPCION
De los rezagos del pasado a las ilegalidades

Hugo Ríos, Cubanacán Press

SANTA CLARA, enero (www.cubanet.org) - Un tema candente por estos días en la sociedad cubana es el referido a las ilegalidades, llamadas así de acuerdo al dialéctico argot oficial. Contra ellas se ha desatado una fuerte campaña que va desde las insípidas reuniones de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) hasta la angustiosa omnipresencia en los medios de información (incluidos spots y programas dramatizados en la televisión).

Se han diseñado estrategias, puesto en vigor resoluciones, además de que todos los organismos, empresas y unidades presupuestadas han recibido "orientaciones" del Partido de incluir el tema en el Orden del Día de los consejos de dirección, lo que es chequeado permanentemente por las instancias superiores. En el caso de que en el transcurso del mes no se produjera ningún hecho de esta naturaleza, de igual manera debe realizarse el análisis.

Ante este zafarrancho, pudiera pensarse que hemos sido atacados sorpresivamente por un nuevo enemigo. Nada más alejado de la verdad.

Recordemos que al tomar el poder la Revolución, los miembros del Ejército Rebelde, después de fungir como interventores, pasaron a ocupar los primeros puestos de la nueva estructura estatal. Estas personas, analfabetas en su gran mayoría, sin prácticamente ninguna legislación al respecto, manejaron a su parecer los recursos que el joven Estado puso en sus manos. A los honores del vencedor se unían ahora las prerrogativas de sus cargos, situación que muchos aprovecharon para llevar una vida disipada, pletórica de féminas y banquetes. Si a alguno se le iba la mano, la medida correccional no pasaba de un traslado, casi siempre para bien del castigado. Fenómeno que el habla popular atrapó en la conocida frase "caerse para arriba".

Todo esto sentó, sin duda, un precedente, afianzando un paradigma del dirigente de la nueva sociedad que se estaba gestando; status que, por supuesto, sería ambicionado en lo adelante por cuanto arribista apareciera en el laaargo camino hacia el socialismo.

Las nuevas hornadas de funcionarios y dirigentes que fueron apareciendo, requeridas por una burocracia que se agigantaba como bola de nieve, bebieron en la fuente de aquellos soldados devenidos empresarios. La imagen del tipo macho, mujeriego y bebedor de ron, pero, sobre todo, hacedor de su real gana dentro de su feudo, quedaría fijada para las generaciones venideras.

En 1975 el Primer Congreso del Partido pasó balance a SUs años en el poder. En el texto "La lucha contra los rezagos del pasado", contenido en la Resolución sobre la Lucha Ideológica, puede leerse el siguiente párrafo:

"Se encuentran asimismo en nuestra sociedad casos de evidente acomodamiento, de individuos que se han habituado a la vida fácil, y son incapaces de tratar de solucionar un problema cuando esta solución entraña determinados sacrificios personales. Igualmente nos encontramos casos de ambición, inmodestia, etc., y a personas que mantienen una actitud contradictoria entre su vida política y sus normas personales de conducta" .(1)

Es decir, después de 16 años, este tipo de mal todavía es catalogado por la dirección del Partido como una herencia bochornosa del pasado capitalista, a la vez que encuentra una contradicción donde nunca la hubo.

Podríamos abrigar dudas en cuanto al tiempo suficiente para que dejen de imitarse determinadas acciones; de lo que sí estamos convencidos es de que al paso del tiempo la tendencia lógica debió ser hacia la disminución. La realidad, sin embargo, mostró todo lo contrario, echando por tierra la hipótesis hereditaria: cada vez aparecían más apropiaciones indebidas, desvíos de recursos, favores, trueques ambiguos entre empresarios y un sin fin de otras manifestaciones que, independientemente del nombre que recibieran, no eran otra cosa que robo, aunque el significado de esta incómoda palabra continuaba restringido al vulgar proceder del ladrón de gallinas.

Los siguientes congresos del Partido, a partir de 1980, también dedicaron un espacio para analizar la problemática, con la particularidad de que en esta década apareció una nueva definición para el mismo fenómeno: errores y tendencias negativas (al parecer, alguien se percató de que era un dislate seguir echándole la culpa a un pasado que ya se remontaba a más de 20 años).

Como terapia se diseñó esta vez el llamado Proceso de Rectificación. Desconocemos a qué altura se graduaron las cuchillas, pues hacia 1989 el juicio televisado a los implicados en el caso Ochoa, sacó a la luz el inimaginable modo de vida que disfrutaban ciertos funcionarios allegados a la cúpula del poder.

Con la boca abierta recibió el pueblo aquella andanada de palacios, autos de lujo, sumas de dólares (cuya tenencia estaba prohibida), facilidades para salir del país (¿?). Todo esto, sin embargo, era aportado en el juicio como evidencias y pruebas secundarias, y hasta el televidente menos suspicaz pudo darse cuenta de que las altas esferas del gobierno estaban al tanto de tales comportamientos.

Con la entrada en la década de 1990 llegó la crisis provocada por la desintegración de la Unión Soviética y la debacle del campo socialista. Cuba, que hasta esa fecha había sido beneficiada con un comercio ventajoso -gracias a sus concesiones a la URSS, al servirle de punto de apoyo en su guerra fría contra Estados Unidos-, se vio de pronto obligada a depender de sus propias fuerzas y medios.

De repente la vida encareció mucho más. Incluso a los que disfrutaban de algún poder sobre los recursos se les hizo precioso un acto tan banal como el desvío de una libra de arroz, un litro de gasolina o una botella de ron.

Pero quedaban otras necesidades por cubrir, como los productos de aseo personal, el vestuario, los efectos electrodomésticos, etc., que sólo se expedían en las tiendas por divisas. Y el funcionario que no los recibía por alguna asignación especial del gobierno, precisaba de moneda nacional para comprar los dólares. Muchos se vieron en la necesidad de contactar con intermediarios para vender en el mercado negro algunas de las mercancías desviadas.

El gobierno tuvo que reforzar los mecanismos de control: cuerpos de auditores, custodios, inspectores, policía económica... mas ninguna fuerza ni muro de contención resultaron efectivos.

Ahora, finalizando el primer lustro del siglo XXI, el mal continúa multiplicándose, y ya atraviesa vertical y horizontalmente a toda la sucie... perdón: sociedad, sólo que un nuevo nombre lo adereza con aires de ¿modernidad?: ILEGALIDADES.

1 - Tesis y resoluciones. Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba. Editorial de Ciencias Sociales, Ciudad de La Habana, 1978, pág. 240.


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