RELIGION
Epílogo para Espacios
Miguel Saludes
LA HABANA, enero (www.cubanet.org) - La sorpresiva
noticia ha dejado un sabor amargo y de mal augurio
en el mismo comienzo del nuevo año. Espacios,
la publicación católica dedicada
a los laicos, acabó por ser cerrada. Los
rumores corrían desde los primeros días
de enero. Pero ni siquiera el equipo de redacción
que laboraba en la publicación supo de
la veracidad de este comentario hasta que no les
fue informado.
En una repentina reunión el pasado 8 de
enero, el director Joaquín Bello dijo que
Espacios había llegado a su fin y no saldría
más a la calle. Una vez pasado el asombro
y la estupefacción que tal información
causó en los presentes, éstos preguntaron
sobre los motivos de la radical decisión
y quién la había tomado, pero hasta
el momento nada ha sido aclarado. Lo único
cierto es que el grupo fue disuelto en el acto.
Espacios comenzó a publicarse a mediados
del año 1996. Su primer director fue el
joven Eduardo Mesa, destacado laico, escritor
de numerosos artículos de opinión
en la revista Palabra Nueva y en la propia dirigida
por él. Después de su relampagueante
salida hacia el exilio, la función de la
dirección fue asumida por Bello. Sin embargo,
la responsabilidad de la redacción desde
la fundación recayó sobre el experimentado
periodista Andrés Rodríguez, quien
con mano segura llevó a la revista al nivel
de aceptación y reconocimiento que la distingue
en el presente. Autor de numerosos escritos de
política y especialmente sobre historia
de Cuba, Andrés dejó su puesto en
2004 para dedicarse por entero a la terminación
de un volumen que recoge los anales de la nación
cubana, en particular en la época republicana.
El cargo fue ocupado por el escritor y poeta Rogelio
Fabio Hurtado, notable colaborador en varias de
las publicaciones católicas del país.
Este relevo tuvo como misión la de mantener
el auge alcanzado por el impreso en estos últimos
años. Hay que desatacar la presencia del
padre Fernando de la Vega, asesor eclesial, quien
con su presencia y participación dio una
notable contribución durante los últimos
años.
La publicación, de corte laical aunque
siempre seguidora de las pautas trazadas por la
Iglesia Católica cubana, se caracterizó
por imponer una imagen propia con la que sus lectores
se identifican plenamente. La edición,
pobre en recursos, ofrecía un contenido
en sus páginas que la convirtieron en una
de las más buscadas por los lectores. Los
temas actualizados de política internacional,
los deportes, sobre todo el base ball y las Grandes
Ligas, el acontecer en la impronta nacional, hechos
desconocidos por las nuevas generaciones de cubanos
o que simplemente no han sido tratados abiertamente
en las publicaciones oficiales del país,
resultan los escritos más buscados. Hay
que mencionar de forma particular las caricaturas
de Felo Vinagre y El Pelusa salidas del ocurrente
Ballate.
Otra actividad esperada por el asiduo público
de Espacios era el lanzamiento de cada nuevo número,
un acontecimiento donde además de invitar
a alguna personalidad del mundo artístico
para que amenizara el acto, como fue el concierto
de Pedro Luis Ferrer, propiciaba un momento de
sana discusión sobre algún asunto
polémico tratado en la revista. La conferencia
sobre el sello cristiano en la muerte de Martí
de Julio Ramón Pita, el centenario de la
República y el problema racial en Cuba,
fueron algunos de los temas que provocaron una
dinámica participación de los presentes.
La suspensión de la revista queda rodeada
por la penumbra de los rumores. Unos afirman el
origen de esta medida coincidió con la
publicación de un cable noticioso sobre
la presentación de la revista Consenso,
dirigida por Manuel Cuesta Morúa, y en
la que estuvo presente el editor de Espacios,
hecho que pudo repercutir negativamente en la
publicación laical. Consideración
aparte de si fue o no este el motivo de la suspensión,
es de señalar los ataques velados- y no
tan ocultos- que reciben en Cuba las publicaciones
de la Iglesia Católica, la única
institución que ha podido superar las barreras
impuestas por el fuerte control que pesa en el
país sobre la libertad de expresión.
A pesar de algunas pocas auto censuras reconocidas
por el propio equipo de Espacios (como un escrito
sobre Oswaldo Payá cuando éste recibió
el premio Sajarov y otro artículo referido
al décimo aniversario de los sucesos del
Mariel) la revista aparece junto con sus hermanas
eclesiales, como un paso de avance destacado en
los esfuerzos por abrir las puertas de la sociedad
cubana hacia la libre manifestación del
pensamiento y la opinión.
Lamentablemente, parece que el espacio abierto
encontró en esta ocasión un fuerte
obstáculo en su camino.
Por otra parte, se dice que no existe cierre
como tal, sino más bien un cambio de estructura
y propuesta para una nueva revista. Pero sobre
la mesa de trabajo de la pequeña oficina
donde radicó hasta el 5 de enero, queda
la que debía salir próximamente,
casi terminada.
Las últimas apariciones de la publicación
trimestral contenían en la página
final un artículo titulado Antes de que
caiga el telón, donde se comentaban sucesos
de última hora y que merecían ser
mencionados. De esta manera el tema quedaba esbozado
para un análisis más profundo una
vez que el telón se descorría nuevamente
ante los lectores. Pero cuando las cortinas fueron
cerradas el pasado mes de diciembre nadie pudo
imaginar que en esta ocasión, al parecer,
lo hicieron de manera definitiva.
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