SOCIEDAD
Se nos está acabando el tiempo
Juan Gonzáles Febles
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - Celia
Hart Santamaría es una de las delfinas
de la elite del poder castrista. Es hija de la
suicida y heroína de la revolución
Haydee Santamaría y del ceceante Dr. Armando
Hart Dávalos. La dama disfrutó y
disfruta de las prebendas del poder. Es miembro
del gobernante Partido Comunista de Cuba. Cursó
estudios de Física en la Universidad Técnica
de Dresde, en Alemania.
Como sucede con muchos hijos de papá,
le quedó chiquita la Universidad de La
Habana. Tampoco se acomodó al resto de
las universidades esparcidas a lo largo del país.
Vive otra vida. Como el resto de la corte, en
Miramar, Nuevo Vedado o cualquier otro sitio exclusivo.
Vive su vidita a salvo de ruidos, suciedad y negros.
Vive ajena y de espaldas a su pueblo.
Desde esta cómoda posición, la
joven, bella y bien nutrida Sra. Hart ofreció
una entrevista al periodista alemán Hans-Gerd
Ofinger. Esta llegó a Cuba reproducida
en la edición dominical de Diario Las Américas
del 3 de octubre de 2004. La misma se tomó
del original en una revista marxista que se edita
en Venezuela.
La Sra. Hart, en el transcurso de su entrevista
nos dio a conocer buenas y malas noticias. Entre
las malas noticias se destaca la resurrección
de un fantasma asesino. Nos referimos a esa aberración
trotskista de "crear dos, tres muchos Viet
Nam", de los 60.
Esta idea fue promovida hace décadas por
el guerrillero argentino Ernesto Che Guevara.
Hoy parece cobrar fuerza renovada entre círculos
de la izquierda latinoamericana y en la cúpula
verdeolivo castrista.
La señora vaticinó un eventual
conflicto armado en Venezuela. De acuerdo con
esta aseveración, declaró: "Tenemos
que ayudar a la revolución venezolana como
hicieron las brigadas internacionales en la guerra
civil española en 1936". Sin comentario.
La Sra. Hart refirió también el
propósito de "profundizar la revolución
bolivariana y consolidarla como una revolución
socialista". Es a partir de este propósito
que la Sra. Hart descubre la semilla del futuro
conflicto. Según su vaticinio, este conflicto
involucrará, de una parte, a la oligarquía
venezolana, y de la otra, a las fuerzas revolucionarias
castro-chavistas.
Aquí nuestra bella e inteligente señora
cae en una trampa lingüística. Oligarquía
es, para el imaginario castro-chavista, las clases
que detentan las grandes posibilidades, el dinero
y las propiedades. En el caso venezolano, esta
oligarquía creó las riquezas y cada
posición que detenta.
En el caso de la oligarquía castrista,
donde por obligación se inscribe la Sra.
Hart, la situación es otra. Este grupo
se destaca por su total incapacidad para crear
riquezas ni cosa material útil de ningún
tipo. Es un grupo de poder incompetente, egoísta
y cruel. Pero debe reconocérseles que son
unos conspiradores brillantes.
Refiriéndose a los aspectos positivos
-las cosas buenas- la Sra. Hart afirmó
sentenciosa: "Se nos está acabando
el tiempo". Esto fue más que el reconocimiento
tácito de un fracaso total.
En nuestra opinión, la Sra. Hart llegó
a la esencia cruel de los herederos del castrismo.
No hubo en toda la entrevista la más mínima
palabra de reflexión sobre el sufrimiento
del pueblo cubano. No hubo la menor referencia
a una nación dividida por capricho.
Las soluciones aportadas para los problemas de
su revolución consisten en la creación
de un eje anti democrático y anti norteamericano.
En él, los castristas aportarán
capital humano y fuerza pretoriana. Venezuela
y el resto de América, petróleo
y los bienes que la ineptitud del castrismo es
incapaz de crear.
Se apoyan en los que irán a trabajar sin
salario en selvas y lugares inhóspitos.
Cuentan con los desesperados que lo hacen a cambio
de migajas al alcance de cualquier hombre libre
en el mundo. El plan es minar la democracia. Primero
Venezuela. Después, el resto.
Por suerte, como reconoce la Sra. Hart, el tiempo
se les está acabando.
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