SOCIEDAD
Lo
mejor de estos días
José Antonio Fornaris, Cuba Verdad
LA HABANA, enero (www.cubanet.org) - La forma
en que los Reyes Magos visitaron a Cristo en el
pesebre, doce días después de su
nacimiento fue celebrada en Cuba durante siglos.
Hace ya unos decenios, como es bien conocido,
con el manido argumento -conocido también-
de que la religión es el opio de los pueblos,
el gobierno comunista de la Isla prohibió
oficialmente el Día de los Reyes Magos.
El golpe es quizás uno de los mayores
atentados que se ha perpetrado en toda la historia
de Cuba contra la integridad de su pueblo. Porque
más allá de alejar a los niños
de Cristo -el acercamiento a Cristo dentro de
nuestra cultura occidental se puede realizar en
cualquier época de la vida- está
el arrebatamiento de una gran fantasía.
Y quitar la fantasía a los niños
es mutilar el futuro. Es casi matar una nación.
El gobierno anunció en estos días
que la mortalidad infantil se redujo en el país
a menos del seis por ciento por cada mil nacidos
vivos. Tal vez está diciendo que ésa
es la mejor forma de homenajear a los niños.
Por supuesto, eso se presenta como un logro político.
En épocas anteriores a 1959, Cuba tenía,
para la época, una muy baja tasa de mortalidad
infantil. Pero en esos tiempos se trataba de un
logro social.
De continuar el actual sistema social, económico
y político impuesto en Cuba, ¿cuántos
de los niños que forman parte de esta estadística
de nacidos vivos en el año 2004 perecerán
luego en el Estrecho de Florida, huyendo en frágiles
embarcaciones, del destino que gubernamentalmente
le han preescrito? ¿Cuántos morirán
en accidentes de tránsito o por problemas
cerebro-vasculares debido a la ingestión
de bebidas alcohólicas? ¿Cuántos
irán a parar a una de las muchas cárceles
construidas en territorio nacional después
de la llegada del actual sistema?
Si algo ha quedado bien demostrado en Cuba es
que el materialismo cubano crea frustración
y desesperanza.
Pero en estos días ha ocurrido algo muy
bueno. La gente, por encima de disposiciones oficiales,
está tratando de rescatar el Día
de Reyes. Al menos en La Habana eso pudo apreciarse.
El día cinco, durante el tiempo que estuvieron
abiertas las tiendas que venden juguetes, hubo
colas para comprarlos. En la tienda Ultra, uno
de los establecimientos más grandes, ese
día, en horas de la tarde, prácticamente
todos los juguetes se habían agotado.
Los juguetes en Cuba sólo se venden en
divisas, y son caros. Y el día seis, el
Día de Reyes, fue posible ver a algunos
niños en la calle con sus juguetes. Seguramente,
como a nosotros en nuestra época, Melchor,
Gaspar y Baltasar se los trajeron desde lejos
en sus camellos. Entraron a sus casas no se sabe
muy bien cómo, y los depositaron en algún
lugar donde pudieran ser vistos por esos niños
al levantarse en la mañana de ese día.
Creo que hemos empezado a salvarnos, porque en
ese acto de auto devolvernos el Día de
los Reyes Magos, está no sólo la
decisión -muchos ni siquiera lo sabemos-
de echar a andar la verdadera sociedad civil,
sino, además, en un importante acto mágico:
unir la fantasía de los niños y
los adultos, que es, no cabe la menor duda, una
gran forma de alimentar el alma.
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