SOCIEDAD
Algo anda mal
Francisco Herrera, Cubanacán Press
SANTA CLARA, enero (www.cubanet.org) - Durante
todo el mes de diciembre han estado llegando de
regreso a nuestro país, con motivo de sus
vacaciones correspondientes, cientos de médicos
cubanos que se hallan prestando servicio en Venezuela
como parte del programa de cooperación
entre ambos países.
Vuelven a reencontrarse, después de tanto
tiempo, los esposos con las esposas, los padres
con los hijos, los hermanos con las hermanas,
en fin, prácticamente toda la familia,
desmembrada por esta nueva modalidad de exilio
que se llama "colaboración en el extranjero",
y que representa para los cubanos que salen de
la Isla un respiro a sus necesidades materiales
más apremiantes.
Conversaba con uno de estos galenos, casado con
una ama de casa y padre de un niño de edad
escolar, quien me decía que aunque la situación
en Venezuela está mala, él volvería
no sólo por un año o por dos, sino
hasta por diez si se lo permitían.
Es evidente que la motivación fundamental
de estos médicos por ir a prestar sus servicios
al extranjero es la de satisfacer sus necesidades
materiales y poder hacer algunos pesitos para
resolver.
Ahora, cuando regresan, en muchas casas en las
que no había de nada, hay un video, un
televisor a color, un refrigerador nuevo y otros
muchos artículos necesarios en un hogar,
que de otra manera no los iban a conseguir.
Pero, ¿a qué precio? Son muchas
más las cosas que se pierden o se descuidan
por alcanzar estos beneficios materiales. La familia
se divide, ocasionando esto un trauma a las dos
partes de la pareja que dejan de verse y de convivir
juntos por mucho tiempo. Algunos hasta inician
nuevas relaciones traicionando así a su
cónyuge ausente. Los más afectados,
sin duda alguna, son los más pequeños
de la casa, los niños, que extrañan
a su madre o a su padre y sufren porque no los
pueden ver, y los adolescentes, que ven cómo
sus padres se alejan cuando más los necesitan
a su lado para que los orienten con sus consejos.
Hasta los propios pacientes de la zona sufren
cuando se enteran de que su médico se les
va.
Cuando un profesional o una persona cualquiera
prefiere abandonar su país para prestar
sus servicios de corazón a otra nación,
está bien; pero cuando la principal motivación
es la de obtener un bienestar material a costa
de lo que pierden o descuidan, algo anda mal.
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