PRENSA INTERNACIONAL
Febrero 23, 2005
 

A 8 años de cometido sigue impune el crimen contra Hermanos al Rescate

Por Ariel Remos.Diario Las Américas. 23 de febrero de 2005.

Este 24 de febrero -gloriosa fecha del Grito de Baire que en 1895 dio inicio a la Independencia de Cuba- se cumple el octavo año en que MIGs de la tiranía castrista derribaron en el espacio aéreo internacional dos de tres avionetas de Hermanos al Rescate (HAR) perdiendo la vida Armando Alejandre, hijo, Carlos Costa, Mario de la Peña y Pablo Morales, los tres primeros ciudadanos de EE.UU., y el último, residente legal de este país. Como autores directos del derribo están debidamente identificados los pilotos hermanos Pérez y Pérez, de la Fuerza Aérea cubana, mientras el tirano Fidel Castro asumió públicamente la responsabilidad directa del hecho, cumpliéndose aquel proverbio legal de que a confesión de parte, relevo de pruebas. Pero con el tirano las cosas son siempre diferentes.

Castro violó normas de convivencia y la ley internacional. Sin embargo, tan terrible delito tuvo una reacción muy limitada, no sólo por parte del gobierno de EE.UU., sino de la comunidad internacional, que tan airadamente suele reaccionar ante hechos de mucho menor entidad criminal.

A los ocho años de cometido, el crimen continúa impune. Si hay alguna explicación para esa impunidad, es que el responsable es Fidel Castro, que ha demostrado tener una patente de corso para agredir, insultar, matar a ciencia y paciencia de la opinión mundial.

El injustificable derribo de las avionetas de HAR y ciertas circunstancias que lo rodearon, provocaron una serie de interrogantes que hoy siguen sin respuesta. José Basulto, presidente de HAR, piloto del tercer avión, que pasó ante el ojo de los MIGs cubanos y fue perseguido pero no derribado, documentó oportunamente la cronología de los hechos tal como ocurrieron y las circunstancias concurrentes. Formuló las preguntas pertinentes a las autoridades norteamericanas, que sólo recibieron por respuesta según él, evasivas, inexactitudes y falsedades.

Basulto sigue convencido de que al producirse el ataque, la Administración tenía conocimiento de que el hecho podría perpetrarse y que cuando se perpetró tuvo tiempo suficiente para evitarlo, bien avisando a HAR de la salida de los MIGs cubanos, o sacando sus interceptores -como indicaban los procedimientos en vigor-- pero no hizo ninguna de las dos cosas, es decir, no lo evitó. Inclusive, después de derribadas las dos avionetas, el tercer avión pilotado por Basulto con tres personas más a bordo, cruzó el paralelo 24 rumbo Norte perseguido por MIGs cubanos durante 53 minutos, llegando, por lo menos uno de ellos, hasta a tres minutos de distancia de las costas de EE.UU., violando por tanto su espacio aéreo, sin haber sido interferidos.

Para Basulto -dijimos en otra ocasión-- el derribo fue "un atentado político friamente calculado", para eliminar a HAR y su apoyo a la oposición interna en Cuba, lo cual constituía un obstáculo para el restablecimiento de relaciones entre EE.UU. y Cuba, en el que venían trabajando ambos gobiernos. Para ello el plan contaba con el espía infiltrado en HAR, Juan Pablo Roque, que apareció en Cuba el día del derribo. Una vez derribados los tres aviones, Roque sería el "sobreviviente" de los tripulantes de uno de ellos, que confesaría o denunciaría los planes no humanitarios sino agresivos de HAR contra el régimen. Esto justificaría el derribo y evitaría la toma de represalias por parte de EE.UU. Desdichadamente para el régimen, el hecho de que sólo fueran derribados dos de los tres aviones, arruinó el plan.

Para Basulto, hubo asimismo una "advertencia calculada" del gobierno de Cuba cuando el general de la Fuerza Aérea cubana Arnaldo Tamayo, preguntó en la Isla al almirante de la Marina de Guerra de EE.UU., Eugene Carroll, cuál sería la reacción de EE.UU. si Cuba derribara un avión de HAR. La pregunta fue trasladada a las autoridades correspondientes. La falta de respuesta a un planteamiento tan comprometedor para las autoridades cubanas, equivalió a una luz verde.

Pero hubo otros hechos relevantes, a los que nos hemos referido en otro momento: que todas las agencias pertinentes de EE.UU. estaban el 24 de febrero de 1996 siguiendo las actividades de HAR, y que poco antes del derribo, las bases de EE.UU. se encontraban en alerta a nivel de "Estación de Combate", en el que una vez que los MIGs cruzan la llamada "línea gatillo" (las 12 millas del territorio cubano), los interceptores norteamericanos salen disparados preventivamente de la Base de Homestead para proteger la integridad de este territorio, extremo confirmado en testimonio bajo juramento en una corte federal por el oficial de Aduana Jeffrey Houlihan. Pero ese estado de alerta fue cancelado.

¿Cómo explicó esta cancelación el brigadier general de la Fuerza Aérea de EE.UU., Rodney P. Kelly? En un Informe de Investigación atribuye a un "fallo de comunicación", no haberse detectado la salida de los MIGs cubanos, pero, a su vez, le resta importancia diciendo que de no haber existido ese "fallo", no hubiera alterado el curso de los hechos. A esto contestó Basulto que de acuerdo con la cronología del derribo y el tiempo de reacción de los interceptores, el derribo del segundo avión hubiera podido ser evitado, porque el mero despegue de interceptores de EE.UU., hubiera hecho desistir inmediatamente a Castro de seguir su plan, ya que ellos estaban monitoreando los sucesos por radar.

Otro hecho que unido al anterior contribuye a reforzar la tesis de un posible encubrimiento, es una llamada de emergencia "911" del citado oficial de Aduana de EE.UU., Jeffrey Houlihan, a la Base Tyndal de la Fuerza Aérea de la Florida, para preguntar si ahí conocían lo que estaba ocurriendo con los aviones de HAR y que uno se dirigía a EE.UU. La respuesta fue "sí", "...nosotros nos estamos ocupando, no se preocupe".

Ante el hecho la pregunta de HAR entonces fue si el "estado de alerta" fue cancelado antes o después de esa llamada, y quién tomó la decisión de interferir con ese reglamentario mecanismo militar defensivo.

Posteriormente al derribo del 24 de febrero de 1996, en el mes de julio de 1998, HAR recibió una orden de la Administración de que de ser interceptados por MIGs cubanos, nada menos que en el espacio aéreo internacional, debían someterse a las órdenes de los mismos, incluyendo seguirlos a Cuba. "Luego intentó justificar estas instrucciones con falsedades", según Basulto.

Todo lo anterior fue ordenadamente documentado por Basulto en 1999 en un voluminoso expediente, y de sus datos, quedan establecidos los siguientes hechos:

· Fue un asesinato premeditado.

· EE.UU. fue alertado, pero por algún motivo, los mecanismos de defensa que estaba obligado a activar al despegar los MIGs cubanos, fueron interrumpidos.

· Hubo silencio cómplice en un claro patrón de negligencia criminal por parte de EE.UU. y colaboración con el gobierno de Castro.

· El crimen permanece impune y sin resolver, como corresponde por tratarse de ciudadanos de este país y un residente legal.

· El ocultamiento de la verdad impide que se haga justicia y se encause por lo criminal a los asesinos y demás responsables del crimen.

Como dijimos al principio de este artículo, Fidel Castro asumió públicamente la responsabilidad directa del hecho. ¿Por qué EE.UU. no tomó acción contra Castro y sigue sin tomarla?

 

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