Cabrera Infante, del exilio al cielo
Efe, Londres, Gran Bretaña. El Colombiano, 21 de febrero
de 2005. Las tres pasiones en la vida de Guillermo Cabrera Infante
fueron el cine, el erotismo y La Habana. Este hombre que tuvo que exiliarse
hace 40 años en Londres, huyéndole al régimen de Fidel Castro,
falleció ayer a las 5:15 de la tarde, hora colombiana, en el hospital Chelsea
y Westminster de Londres, a causa de una septicemia. Cabrera Infante había
sido ingresado hace una semana en el centro médico tras romperse la cadera,
al caerse de forma accidental en su casa. Su esposa, Miriam Gómez,
manifestó que el autor padecía diabetes y que estaba siendo tratado
de una neumonía, aparte de la fractura de cadera y desmintió entonces
que la situación de Cabrera fuera grave. Entre los libros más
conocidos de Cabrera Infante están Tres tristes tigres, La Habana para
un infante difunto y Mea Cuba. En 1997, el escritor obtuvo el Premio Cervantes,
que otorga el Ministerio español de Educación y Cultura. Contra
el régimen Nacido en Gibara, provincia del Oriente de Cuba, el 22 de
abril de 1929, en 1941 se trasladó con su familia a La Habana para estudiar
medicina. Allí empezó a escribir colaboraciones cuando sólo
contaba 18 años, y a dedicarse a diversos oficios, por lo que abandonó
posteriormente sus estudios. En 1950 ingresó en la Escuela de Periodismo
y desde 1954, con el seudónimo de G. Caín, comenzó escribir
crítica de cine en el semanario Carteles, en el que tres años más
tarde fue nombrado redactor jefe. En 1951 fundó la Cinemateca de
Cuba, organismo que dirigió hasta 1956 y poco después fue designado
director del magazine cultural cubano Lunes de revolución. Tras
el derrocamiento de Batista y la llegada al poder de Fidel Castro, en 1959, Cabrera
fue nombrado agregado cultural de Cuba en Bruselas, cargo que ocupó desde
1962 hasta 1965. No obstante sus discrepancias con Castro llegaron a su
culmen en 1968, cuando criticó abiertamente al gobierno de La Habana en
una entrevista concedida a la revista argentina Primera Plana. Aquellas
declaraciones provocaron una reacción adversa en Cuba, por lo que fue llamado
a consultas. Sin embargo, Cabrera Infante pidió asilo político en
el Reino Unido, donde se nacionalizó británico. En 1960 escribió
Vista del amanecer en el Trópico, obra en la que confluyen La Habana nocturna,
con viñetas de la violencia en la época del general Batista. Al
año siguiente comenzó a escribir Tres tristes tigres, su obra más
polémica y por la que ganador del Premio Biblioteca Breve, en 1967. Durante
la dictadura de Batista escribió Así en la paz como en la guerra,
pero el libro no se publicó en Cuba hasta principios de los sesenta cuando
la revolución castrista ya había triunfado. Actualmente, sus libros
están prohibidos en su país natal, pero circulan clandestinamente.
El erotismo está presente en toda su obra, pero siempre "en
función de la parodia y de la risa, cosa que un autor erótico no
haría nunca", según aseguró el propio escritor. En
Cuerpos divinos, el narrador principal se salva de la política y para no
caer en el abismo histórico se agarra a cualquier cuerpo como a un clavo
ardiendo. La Habana para un infante difunto es la reconstrucción
de la ciudad perdida a través de la memoria, así como la búsqueda
de la mujer perdida o por encontrar. Su pasión por el cine le llevó
a ser el guionista de Punto de fuga, que se rodó en California, Nevada
y Nuevo México. El fallecido escritor se convirtió en el primer
escritor latinoamericano que llegó a Hollywood bajo esa condición
de profesional. Su última obra fue Cine o sardina, (1997) en la
que explicó su amor por el séptimo arte y comentó las películas
que más le han impresionado e influido. Este libro recopila artículos,
crónicas y escritos organizados a la manera de un cinéfilo y estructurados
bajo epígrafes. La literatura y el cine despiden a un hombre apasionado. Adiós
a un triste tigre. Copyright © 2005
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