PRENSA INTERNACIONAL
Febrero 9, 2005
 

Un ballet de cuba a medio gas

El Teatro Bretón de Logroño acogía el pasado sábado de Carnaval la tradición del Ballet Clásico en el Caribe. El Ballet Nacional de Cuba de Alicia Alonso, 'Prima Ballerina Assoluta' y una de las últimas representantes de la tradición más romántica del siglo XX, presentaba su don Quijote con toda la parafernalia que una gran compañía despliega cuando se trata del Gran Repertorio del Ballet Clásico.

Perfecto Uriel. Larioja.com, España, 9 de febrero de 2005.

El Teatro lleno en su primera visita a Logroño, el prestigio de la formación caribeña, la presencia de estrellas en el programa de mano y el Gran Repertorio elegido para la ocasión nos predisponía a disfrutar de una noche de virtuosismo, de algo extraordinario, digno y comparable a lo que ya en otras ocasiones se había visto en el Coliseo riojano.

Bueno, la realidad no fue tan virtuosa como esperada, aunque sí lo fue espectacular. Se bailó bien pero no como se esperaba. Cincuenta años de oficio y prestigio debieran haber dado para más y mejor.

Digna de elogios y parabienes Annette Delgado (Kitri), quien, sin tener aún la categoría de primera bailarina que la capacite para interpretar el personaje, ha bailado con mucha seguridad. Joven y con muchas ganas, ella se encuentra con esta Kitri -deseada por toda bailarina que se precie- y la defiende con entusiasmo. Muy segura en los equilibrios y las piruetas haciendo gala de una bella línea clásica en el adagio. Su expresión dulce y seductora a la vez no fueron suficientes para bordar exigencias. El propio entusiasmo juvenil sumado a la responsabilidad que el trabajo comprometía descontrolaron finales de variación importantes en el resultado definitivo de su interpretación. Se adivina una fuerte personalidad con un futuro muy halagüeño.

Su compañero de reparto, Romel Frometa (Basilio), me pareció que no era su noche. Brusco, quizás, desde las primeras escenas, con mucha potencia y seguridad en el trabajo de 'portor', no encontraba el ajuste necesario para clavar finales y ser dúctil en el adagio. Una pena, pues el arte del paso a dos nos escapó por completo de su interpretación.

Octavio Martín (Espada) -única presencia de estrella según programa- estuvo simplemente correcto. Un primer bailarín del Ballet de Cuba tiene que ser capaz de completar su trabajo de manera brillante. Y Liuva Horta (Mercedes) muy insegura y acelerada parecía estar nerviosa y alejada de los objetivos de su personaje.

En una compañía de esta categoría, los roles protagonistas del repertorio deben ser bailados por primeros bailarines. Las exigencias dramáticas de los personajes, la dificultad en la ejecución de las variaciones y el virtuosismo exigido en la partitura coreográfica deben de ser respetados y nunca dejados bajo la responsabilidad de intérpretes jóvenes de segunda. Pudiera ser una falta de consideración con ese público de provincias que también desea disfrutar con la perfección y el virtuosismo de las estrellas de una compañía de renombre.

Completaron la noche una soberbia colección de muñecas 'Polipocket', de trasparencias en los tocados goyescos de los 'Majos', de duquesitas de Alba recatadas y de gitanos carnavaleros. A mí no me parecieron ni los más acertados colores ni las formas más adecuadas para vestir a 'majas' y 'majos', bandoleros, gitanos y pueblo en la historia del ingenioso hidalgo. El vestuario nunca fue lo más acertado en esta compañía.

Una lástima, créanme. Podíamos haber disfrutado -en su primera aparición por estos escenarios- de momentos de auténtico virtuosismo si Viengsay Valdés o Joel Carreño o Laura Hormigón o el mismo Óscar Torrado hubieran estado sobre las tablas de nuestro teatro encarnando a Kitri, Basilio, Espada, Mercedes o la propia Reina de las Driadas.

A pesar de todo, el público, que llenaba la sala, quedó encantado y pudo vibrar con las variaciones más circenses y espectaculares del III acto.

BALLET NACIONAL DE CUBA. DON QUIJOTE
Coreografía: Alicia Alonso, Marta garcía y maría Elena Llorente sobre el original de Marius Petipa y la versión de Alexander Gorski.
Música: Ludwig Minkus.
Libreto y diseño: Salvador Fernández.
Vestuario: Oleida Llaugert y Roger Casteleiro.
Luces: Urdí Artiles.
Intérpretes: Kitri, Anette delgado. Basilio, Rómel Prometa. Espada, Victor Gilí. Mercedes, Liuva Horta. Amigas de Kitri, Yolanda Correa y Karelia Sánchez. Lorenzo, Félix Rodríguez. Gamache, Rolando Sarabia. D.Quijote, Miguel Ángel Blanco. Sancho Panza, Javier Sánchez. Dulcinea, Ariadna Suárez y El Cuerpo de Baile del Ballet de Cuba.
Teatro Bretón de Logroño. 5 de febrero.

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