PRENSA INTERNACIONAL
Febrero 7, 2005
 

La melancolía de Zoé Valdés

La escritora cubana, de visita en LA, habla de su obra, de sus temas recurrentes y de lo que llama 'la realidad cubana'

Nelly Apaza Retamoso, especial para Espectáculos. La Opinión, EEUU, 3 de febrero de 2005.

Erótica en sus novelas y poesía, a veces pone cierta ironía a sus personajes; pasa de lo sexual a la violencia sin problema y suele ser dulce o tierna para personificar al padre ausente. Algo más, el tema sociopolítico cubano no puede estar ausente ni en sus libros ni en sus entrevistas. Así es la escritora Zoé Valdés, cubana, 10 años autoexiliada en París.

Zoé Valdés, la mujer, 46 años de edad, mezcla de raíces chinas con irlandesas, es más bien amante de la melancolía. Se autodefine como una persona triste con muchos deseos de ser alegre. "Si la gente piensa que todos los cubanos somos alegres, bulliciosos, no es así. Me gusta la melancolía, la lluvia, la calma y ahora, la grisura parisina. Me considero un personaje chaplinesco".

Visitó Los Angeles, por primera vez, la semana antepasada, invitada por una organización cubana. Una oportunidad para conversar y conocer a una de las escritoras de la isla más leídas en los recientes años. Sus más de 20 publicaciones desde que lanzó la primera, también, hace 20 años, se mueven entre la controversia y los numerosos galardones que ha recibido por algunas de ellas.

Pero es, sin duda, su abierta y desenfadada crítica al gobierno de Fidel Castro, de lo que no puede dejar de hablar, tampoco dejar de escribir, por lo que más se le conoce. "La situación cubana no va a variar en mí. Cuando estás marcada por una situación como esa, esa es tu vida y se acabó".

No muy alta de estatura, muy sencilla en su vestir y en su lucir; unos ojos verdes claros que tienen una mirada más bien triste esconden aquella fuerza que tiene en sus palabras como escritora. Resulta difícil adivinar que, esa pasividad con la que habla, pueda expresar duros y nada ocultos sentimientos de la ira que le inspiran Castro y su gobierno.

Una conversación que se hubiera preferido sobre sus éxitos como escritora, regresa, queriendo o no, a Cuba, a Castro, a la dictadura.

"Mi obra está escrita en un contexto donde los personajes se mueven en una realidad social que es la realidad cubana. Así es Querido primer novio. En La nada cotidiana he retomado una etapa de la historia de Cuba que todavía no había contado nadie de mi generación".

Afirma que los periodistas quieren hablar más de la realidad que de la idealidad y por ello no preguntan sobre el amor, la soledad, la muerte o la desgracia.

"Es algo que nos pasa más a los escritores cubanos que a otros. Yo me pregunto, cómo no le pasa éso a [Gabriel] García Márquez o a [Luis] Sepúlveda, escritores críticos con los regímenes caudillistas o dictatoriales de América Latina. A mí y a otros escritores cubanos nos dan otro tratamiento".

Pero ello no le da temor, aunque sí sentiría cierta decepción, si es que en su obra se aprecia más el lado sociopolítico que el verdaderamente literario.

No le preocupa porque sus méritos literarios ya han ganado muchos premios importantes. Desde aquel primer libro de poesías Respuestas para vivir (1982), que lo escribió cuando apenas tenía 17 años de edad y obtuvo el Primer Premio de Poesía Roque Dalton y el Jaime Suárez Quemain, de México. "Un título muy pretencioso, pues a esa edad, son más las preguntas que una tiene que las respuestas sobre la vida", comenta.

Fue finalista del codiciado Premio Planeta, por Te di la vida entera (1996), uno de los más traducidos, al igual que La nada cotidiana (1995); el premio más reciente es el de la Ciudad de Torrevieja, España, por La eternidad del instante (2004).

Títulos que ella misma no se explica cómo le vienen a la mente. "Es un misterio. Con Anatomía de la mirada, uno de poemas [aún no publicado], el nombre surgió cuando estaba en el proceso de escribirlo. Me di cuenta que estaba describiendo una trayectoria de la mirada, que esa mirada tenía un cuerpo y así salió el nombre".

Los títulos son importantes, pero en el caso de Zoé Valdés, son como versos, que no reflejan siempre el contenido del libro. ¿Quién podría pensar que en Te di la vida entera, uno de los personajes centrales sea el propio Fidel Castro?. O que, en La eternidad del instante el argumento es un viajero chino y las aventuras que pasa para llegar a Cuba, en los años 20 o 30? Es nada menos un homenaje a su abuelo materno.

Ha sorprendido con sus poemas sensuales, sus libros llenos de frases y situaciones muy abiertas al sexo, que algunos críticos la ubican en literatura erótica, picaresca.

Entrega, igual, momentos de nostalgia, desencuentros y separaciones. En muchas de sus obras refleja a las tres mujeres dominantes que tuvo alrededor mientras crecía en La Habana, en plena revolución castrista. "Mi madre, mi abuela y mi tía están en muchos de mis libros", confirma.

La dolorosa ausencia de la figura paterna, al igual que el régimen castrista, marcaron su personalidad y su literatura. "La figura del padre es más frágil. Tiene que ver con una ausencia siempre presente, predominante, que cuando se vive de ésa manera se vuelve dolorosa y se sustituye por la imagen poética".

Una niña que creció en la extrema pobreza, descubrió por los azahares de la vida, su otra gran pasión: el cine. Tener que usar el baño de la sala de cine, para bañarse, la llevó a ver sus primeras películas y quedar fascinada con actores y actrices de Hollywood y del cine francés. Así nació la cineasta Valdés, que vio su primer guión, Vidas paralelas (1991) y otros muchos, aún sin producirse.

Casada con el cineasta cubano, Ricardo Vega, con una hija, Attys Luna, de 11 años, que ya es el personaje de sus libros para niños, Valdés siente que de pronto, los éxitos recientes pueden hacer que deje otros trabajos, como el de traductora o dar clases de literatura y cine.

"Es falso que digan que produzco un libro por año. Me toma entre dos y dos años y medio terminar un libro y, en parte, es porque tengo otros trabajos que cumplir", responde a quienes encuentran que su producción es muy frecuente.

Sus nuevos libros no se centran en el tema cubano. La obsesión de celebridad, sobre la obra de la pintora catalana Remedios Baro no tiene nada que ver con ello. Pero sí con el tema de la mujer. Es un tópico que tampoco puede abandonar. "El poder de la mujer es su cuerpo. Se ha explorado de una manera idealista. La mujer tiene también dolores y muy fuertes, un cuerpo que sufre, se desmorona y en ese proceso sigue siendo bello. Eso es lo que me interesa".

Habla que Isabel Allende, a quien admira mucho, trata igual, el tema de la mujer, de una manera muy subliminal, sutil, pero que dice cosas muy duras, muy reales.

No le molesta tampoco que haya quienes califiquen su obra de pornográfica. "Esa es una propaganda que hace uno de los ministros de Castro. El Centro Georges Pompidou, en París, acaba de declarar los años 90 como los años de la pornografía. No me molesta lo que otros digan, yo se lo que estoy haciendo", concluye.

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