Testimonio revela presencia
de mafiosos en Cuba
El
Paso Times, 7 de febrero
de 2005.
LA HABANA (AP) _ Las gigantescas inversiones
en casinos en los años 50, las reuniones
secretas del crimen organizado con el poder en
la isla y hasta los amores del jefe mafioso Meyer
Lansky, quedaron al descubierto el lunes tras
la presentación de un libro con el testimonio
de uno de sus guardaespaldas.
"La vida secreta de Meyer Lansky en La Habana"
escrito por el periodista Enrique Cirules narró
los recuerdos de Armando Jaime Casielles, un cubano
de 73 años que desde 1957 hasta 1959 estuvo
junto al líder de la mafia del juego.
"Este libro rememora una época de
la historia de nuestro país", dijo
Cirules.
"Querían convertir a La Habana en
el paraíso mundial del juego, la droga
y el sexo", denunció el escritor.
De tupidas cejas entrecanas y con el anillo de
platino que caracterizaba entonces a los miembros
del clan Lansky, Casielles apenas si habló
durante el evento cultural realizado en el marco
la 14 Feria Internacional del Libro.
"Todo está dicho en el libro",
manifestó.
En sus 220 páginas, el volumen hace un
recorrido por La Habana de aquellos tiempos, los
orígenes de Lansky y el encuentro con Casielles
en Las Vegas cuando era un joven "dealer"
(distribuidores de las casas de juego). Narra
también el arribo del mafioso a La Habana,
donde Casielles le oficia de valet, chofer y guardaespaldas.
Según el testimonio, Lansky era bajito,
feo y prefería los colores grises, pero
también podía ser un ser elegante
y ante todo era un experto en los juegos de mesa,
su negocio.
Políglota pues hablaba inglés,
francés, italiano, ruso, alemán
y hasta la jerga de Irlanda, el mafioso prefería
sin embargo pasar desapercibido y no dejaba que
nadie más que Casielles conociera sus casas
en la isla.
Lansky bebía muy poco en público
y realizaba frecuentes reuniones en mansiones
habaneras, incluso llegó a encontrarse
en secreto con el dictador Batista, que tenía
un plan para instalar 50 hoteles la mayoría
con casinos a lo largo del Malecón habanero.
Casielles llegó a conocer a colaboradores
cercanos de Lansky como Joe Stasi y Santo Trafficante.
Además fue presentado a la mujer que vivía
con el mafioso en La Habana, una joven trigueña,
particularmente hermosa llamada Carmen.
Según el relato, la muchacha era dependiente
de una importante tienda departamental, donde
conoció a Lansky, quien iba a probarse
corbatas y camisas para hacer juego con sus trajes
hechos a mano.
También pudo acompañar a su jefe
por el Caribe. Estuvieron en una reunión
de mafiosos en República Dominicana y en
otros países donde tenía negocios
relacionados con el juego como Jamaica, Barbados,
Antigua, Aruba, entre otras.
La última vez que el entonces joven guardaespaldas
vio al mafioso fue en abril de 1959, en el último
viaje que este hiciera a Cuba luego del triunfo
de la revolución y cuando los rebeldes
no se mostraron proclives a darle curso a los
planes del crimen organizado.
Lansky murió en la década de los
80.
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