Destrucción
integral
Carlos Pérez, El
Nuevo Herald, 28 de diciembre de 2005.
La historia de la humanidad registra las acciones
de dictadores, tiranos en definitiva, monstruos
que por sus acciones se han destruido naciones,
ha habido guerras y han muerto millones de personas.
Siempre pensamos en Nerón, Calígula,
Stalin, Hitler, Pol Pot..., pero existe la tendencia,
sobre todo en la prensa liberal, a no ubicar a
Fidel Castro en esa categoría, cuando la
realidad es que sus acciones han destruido de
forma total la nación cubana desde el punto
de vista material, espiritual, cívico y
cultural. Si establecemos una comparación
de la Cuba de 1959 con la del 2005 veremos que
aquella nación, con muchos defectos, poseía
instituciones y respeto a la ley que iba evolucionando
positivamente. Una economía de mercado
que era una de las más desarrolladas de
América Latina y una educación y
cultura que iban mejorando constantemente.
La destrucción causada por la supuesta
revolución castrista en estos ya casi 47
años ha sido completa pues, además
de destruir el sistema de producción de
Cuba, ha creado un hombre que, producto del sistema,
ha convertido la mentira en parte habitual de
su vida; la palabra integridad no significa nada
para él y el patriotismo o sentimiento
hacia Cuba lo ignora. Castro debía ser
premiado con un Nobel si existiera una categoría
para premiar sistemas de destrucción. Es
el hombre que ha provocado la mayor de las mismas
en la historia de la humanidad desde el punto
de vista integral, pues no sólo acabó
con las instituciones, con el sistema de mercado
libre, con el marco jurídico: en definitiva
asesinó el nacimiento de una nación.
Creó un sistema donde la corrupción
es tan normal como tomar agua, pues roba el trabajador,
roba el burócrata, roba el policía,
roba el miembro del partido, roba el miembro de
la Asamblea Popular y, por supuesto, roban los
altos jefes pues piensan que robarle al gobierno
está más que justificado.
Si analizamos cuidadosamente cómo funciona
Cuba actualmente y qué mecanismos de control
usa el régimen para mantener el poder,
llegamos a la conclusión de que una verdadera
mafia lo controla y dirige todo, con el gran don
dirigiendo la operación. Mantener al pueblo
hambriento y sin libertad es parte fundamental,
contar con un aparato de inteligencia e impartir
miedo y terror. Este sistema saca las peores características
de la personalidad del individuo, siendo la envidia
y el odio las principales. Todo esto ha producido
una degradación completa del ciudadano
con una mente adoctrinada, distorsionada por un
proceso revolucionario que es un chiste. Hasta
los cubanos que abandonaron el castrismo y comienzan,
después de algunos años a comprender
lo que es la democracia y el capitalismo, aún
en muchos casos no hablan mal del régimen
pues tienen todavía clavado un policía
en el subconsciente. Realmente es increíble
lo que produce el adoctrinamiento más el
terror y la falta de información.
Pero el sistema se mantiene a sólo 90
millas de Estados Unidos, cosa que no entendemos,
pues Estados Unidos no debió haber permitido
este régimen que ha ido envenenando a muchos
países de América Latina. Castro
se mantiene y, después de haberle sacado
más de 90 billones de dólares a
Rusia en cerca de 30 años, de recibir muchos
millones de los cubanos exilados en Miami que
les envían a sus familiares, y no se sabe
la cuenta de lo que ha recibido de Venezuela,
pues el gran don se las arregla para no saber
producir nada, pero sacarle todo al que pueda
y es un experto en esto. Se dio cuenta de que
Chávez tenía un poquito de megalomanía
y ahí mismo le vendió la idea de
imponer la revolución bolivariana a toda
América Latina y ayuda a mantenerlo en
el poder enviándole hombres de la seguridad
y miles de médicos para poder seguir sacándole
plata, hasta el punto de que Chávez está
salvando a Castro del desastre económico
en que se encuentra.
Se puede resumir preguntando: ¿qué
ha sido la revolución castrista durante
estos casi 47 años? Ha sido la transformación
de una nación en una finca. Y durante ese
proceso, más de dos millones de cubanos
se han exilado, cientos de miles han estado presos,
miles han sido fusilados, miles han muerto ahogados
huyendo en balsas y los ciudadanos que han quedado
son seres distorsionados producto del sistema.
Este es el legado del castrismo, la destrucción
integral de una nación.
El futuro es triste, muy triste, y la única
reserva moral que queda es el exilio y un grupo
muy limitado que forman los disidentes dentro
de Cuba. A grandes males, grandes soluciones.
La futura Cuba, si queremos tener patria, necesita
una limpieza enorme, ¡pero una verdadera
limpieza!
Presidente de Ciudadanos por la Democracia.
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