PRENSA INTERNACIONAL
Abril 15, 2005
 

Otra vez Ginebra

Frank Calzón, El Nuevo Herald, 15 de abril de 2005.

Ginebra -- Europa vive la sensación de que todo es nuevo. Los funerales de Juan Pablo II han concluido y los peregrinos han vuelto a sus casas; en Londres, finalmente, el príncipe Carlos ha contraído matrimonio con Camila Parker y va llegando la primavera. No en Ginebra, donde hoy nieva.

Suiza está en el corazón de Europa, pero no forma parte de la Unión Europea. Reto es un joven conductor de taxi que nació en Lausana y además del francés habla un perfecto alemán y un más que aceptable inglés. Nos paseó a mí y a un amigo alrededor del lago. Conoce Texas y al presidente Bush, pero no tiene la más remota idea de cómo se llama el presidente de Suiza. Durante esta semana, he llegado a preguntar a varios suizos jóvenes por el nombre de su presidente y todavía no he hallado respuesta. No debe ser un líder muy carismático. Aparentemente tiene poca influencia, y a diferencia de otros líderes, no consigue generar ni amores ni odios entre sus conciudadanos suizos.

Ginebra ha sido --y es todavía-- un lugar muy especial en la historia de Europa. Ahí está el Palacio de las Naciones que alberga Naciones Unidas --donde una vez la entonces Liga de Naciones trató de frenar a Hitler-- y la Cruz Roja, que realiza exposiciones sobre las guerras en Irak y Afganistán. Muchos acuden a las sesiones de la Comisión de Derechos Humanos --donde yo estoy participando-- contando historias descorazonadoras sobre violaciones y saqueos tratando de transmitir un sentimiento de decencia y repulsa a los diplomáticos internacionales que, en discreto y educado silencio, siguen las interminables historias de horror. Pero a las 6 de la tarde, todos parten en sus abrillantados coches para ocuparse de sus quehaceres diplomáticos o disfrutar de una agradable fondue en la parte vieja de la ciudad.

Estados Unidos presentó hoy ante la Comisión una resolución sobre la situación de derechos humanos en Cuba. No en vano, el ministro de Relaciones Exteriores cubano, Pérez Roque, acaba de concluir una gira por Europa que incluyó una audiencia con el monarca español Juan Carlos I, tratando de evitar una nueva condena. En sus visitas a varias ciudades europeas, Pérez Roque insistió en que la resolución americana no sería aprobada. Sin embargo, ahora que los 25 miembros de la Unión Europea han decidido copatrocinar la resolución, Fidel Castro se ha apresurado a responder: "Me importa un bledo''.

Se espera que voten a favor de la resolución --que ha sido aprobada desde 1990, con la excepción de un año, con uno o dos votos de diferencia-- los estados pertenecientes al desaparecido bloque soviético en Europa Central: Hungría, Rumania y Armenia. Los ucranianos votaron contra la resolución en el pasado, pero la revolución naranja ha situado al presidente Yushchenko en el poder. Un presidente que ya ha demostrado cuáles son sus intenciones, citando a John F. Kennedy en el Congreso de EEUU donde advirtió que "cargará con cualquier peso en la búsqueda de la libertad''.

Aun así, los resultados de la votación son inciertos. Muchos países africanos votarán en contra de la resolución. En América Latina, Argentina se abstuvo el año pasado y animó a Paraguay a que siguiera su camino. Sin embargo, recientemente, Fidel Castro tuvo un gesto de desprecio hacia el presidente Néstor Kirchner que, después de numerosos gestos de amabilidad con La Habana, escribió una carta a su amigo Castro rogándole que permitiera a una abuela cubana visitar a sus nietos argentinos. Se trata de Hilda Molina, una conocida neurocirujana convertida en disidente que dimitió del Parlamento de Castro. A pesar del pedido argentino, la doctora Molina continúa con su anciana madre como rehenes virtuales en La Habana. Argentina no llevará este caso ante la Comisión, ya que tratándose de Castro la paciencia de Kirchner es mayor que la del santo Job. Buenos Aires se abstendrá.

La Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas no sólo proporciona a las organizaciones de derechos humanos un espacio para actuar a favor de las víctimas de la represión. La comisión también incluye entre sus miembros a algunos de los tiranos más represivos de la tierra: China, Sudán, Zimbabwe, otras de las dictaduras despóticas africanas y por supuesto Fidel Castro.

Mientras los aliados de China y Cuba realizan los esperados tratados de lealtad, algunos aliados de EEUU son sólo amigos con el viento a favor y hoy aquí el viento sopla de cara. Eso puede explicar que algunos países como Egipto, Pakistán e Indonesia no apoyen finalmente la resolución presentada por Estados Unidos y --sin tener la decencia de al menos abstenerse-- voten del lado de Castro y sus amigos.

Hubo una vez en que, en Ginebra o cualquier parte del mundo, sólo se podía hablar del comunismo como una vía sin retorno. El marxismo-leninismo iba de triunfo en triunfo y no había marcha atrás ni en Moscú, ni en Praga, ni en La Habana. Pero la marcha arrolladora de la historia cambió. Mirando la otra orilla del lago, uno puede llegar a pensar que habrá más cambios. Uno puede creer que dentro de unos años un curioso extranjero pudiera preguntarle a un joven cubano: ''¿Quién es el presidente de la isla?'' y éste no sepa la respuesta.

La primavera ha de llegar, eventualmente.

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