El Gobierno decidió
abstenerse de nuevo de condenar a Cuba
El caso Hilda Molina no torció
la postura oficial de manterse en silencio ante
la falta de vigencia de los derechos humanos en
la Isla
Infoabe,
Argentina, 11 de abril de 2005.
La administración de Néstor Kirchner
seguirá el camino que delineó la
de su ex aliado, Eduardo Duhalde, quien cambió
el voto de los ex presidentes Carlos Menem y Fernando
de la Rúa.
Para cuando al país le toque pronunciarse
-el 22 de este mes-, a la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos (CIDH) de las Naciones Unidas,
que es escenario de esa evaluación, ya
habrá llegado un reclamo interpuesto por
abogados de la familia de Roberto Quiñones,
quienes pugnan por lograr que el gobierno de Fidel
Castro autorice a Hilda Molina a viajar a la Argentina.
Argumentos
Rafael Bielsa elabora a contrarreloj las razones
por las cuales se abstendrá de condenar
a Cuba. No se distancian demasiado de las expuestas
en el período anterior, cuando se cuestionó
"la politización" y la "selectividad"
de los casos que se eligen para los debates que
realiza sobre ese tópico la CIDH.
El plan "K" será también
atacar un flanco que consideran "débil"
de la histórica posición de los
Estados Unidos en la materia. Los argumentos argentinos
harán eje en que se debe hacer un análisis
global de los derechos de los cubanos y analizar
los sociales y los económicos, en un tiro
por elevación a las políticas -sobretodo
comerciales- de George Bush.
Marcela Vega
mvega@infobae.com
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