Fidel
Castro y Hugo Chávez
Manuel Leguineche, La
Verdad Digital, España, 29 de agosto
de 2005.
Fidel Castro y Hugo Chávez se lo pasan
bomba juntos. No hay más que verles, compartiendo
baños de masas con los partidos de béisbol,
largos discursos de 6 horas y el programa de radio
del comandante venezolano, Alo, presidente. Se
quieren, se necesitan. Uno en la piel de Bolivar
y el otro, el comandante Castro, en el de José
Martí, el patriota cubano.
Desde el colapso de la Unión Soviética
y la ayuda recibida de Moscú, la revolución
de Castro fue dando tumbos. Ahora viene en su
socorro su hijo espiritual el ex golpista de la
boina roja, Hugo Chávez. Hay euforia en
La Habana. A cambio del envío de 20.000
médicos cubanos, dentistas, profesores
de deporte, Cuba recibe un río de petróleo.
Se desconoce el número de barriles que
Chávez envía a Castro, pero se calcula
que pueden muy bien ser 90.000 diarios. Como ocurría
con el petróleo soviético, Castro
cuenta con él para el consumo interno y
una cuota de exportación a buen precio.
Hasta tal punto llega esta sensación de
"segunda revolución" que el régimen
comunista ha acuñado un nuevo lema para
insuflar optimismo a la población: Vamos
bien. Las dificultades no cesan, por ello. Para
los cubanos siguen los cortes de luz y los problemas
de abastecimiento pero tanto La Habana como Caracas
están convencidos de que el futuro puede
cambiar. Castro ha prometido abrir 600 dispensarios
en Venezuela antes de fin de año. A los
2 presidentes se les llena la boca a la hora de
anunciar escuelas latinoamericanas de medicina,
una de ellas podría graduar hasta a 100.000
médicos latinoamericanos de forma gratuita
durante 10 años.
El optimismo invade también los corazones
a la hora de pensar en las revoluciones pendientes
en otros países latinoamericanos, entre
ellos Bolivia o Nicaragua donde los sandinistas
pueden volver al poder. A la ayuda de Chávez
Cuba suma la de China cuyo presidente Hu Hintao
prometió la inversión de 500 millones
de dólares para modernizar la industria
del níquel. También Canadá
viene a echar una mano al desfalleciente régimen
marxista tropical. Va a proceder a una serie de
prospecciones en la costa cubana donde calcula
obtener 100.000 barriles diarios de petróleo.
Vamos bien piensa el patriarca en su otoño,
convencido de que reirá el último.
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