Construye
escritor Cubano falsa literatura policiaca
En La neblina del ayer, el
cubano Leonardo Padura construye una "falsa"
literatura policiaca para contrastar la Habana
de los años 50 con la actual
Sonia Sierra, El
Universal Online, México, 29 de agosto
de 2005.
Un crimen sólo tiene un cómo,
pero muchos por qué. Abarcar éstos,
con sus motivos más ocultos, contradicciones
y vacíos es lo que lleva a la literatura
al cubano Leonardo Padura (La Habana 1955).
Autor de ensayos, novelas y obra periodística,
Padura se ha dado a conocer más por los
libros acerca de su, ahora ex policía,
Mario Conde, protagonista de los volúmenes
de la serie Las cuatro estaciones (Pasado perfecto,
Vientos de cuaresma, Máscaras y Paisaje
de otoño ), así como de Adiós
a Hemingway.
A 13 años de que abandonara la policía,
Conde es traído de vuelta por Padura en
la novela La neblina del ayer (Tusquets), una
historia que llegará esta semana a las
librerías de México. En ella el
autor se permite, de nuevo, construir lo que llama
una "falsa" literatura policial, donde
el género es un mero recurso, no el centro
de sus intereses, como explica en entrevista desde
Cuba, a través del correo electrónico.
En su nuevo libro, Conde se ha dedicado al "veleidoso
negocio" de vender libros, y recorre una
Habana pos Crisis, (así, con mayúscula),
en busca de títulos de segunda mano que
venderá a otros para sobrevivir el día
a día, al tiempo que serán material
para sus muy postergados "ejercicios estéticos".
La búsqueda lo lleva al despertar de sus
instintos de investigador y, al tiempo que conduce
al lector hacia La Habana musical y caliente de
los años 50, lo introduce hacia lo más
profundo de una ciudad marginal, dura y violenta,
la de hoy, desconocida para el mismo Conde.
Hablemos del rompimiento que plantea esta novela
con el género.
Desde que escribí Pasado perfecto, la
primera novela protagonizada por el personaje
de Mario Conde (y que, por cierto, tuvo su primera
edición en México, publicada por
la Universidad de Guadalajara, en una impresión
que tenía erratas hasta en la mirada pero
de la cual estoy todavía agradecido), traté
de tener una postura utilitaria hacia los recursos
del género y de distancia respecto de lo
que habitualmente han sido sus intereses: especialmente
el de la creación de un enigma, alrededor
del cual gira la trama.
"Yo quería, desde entonces, hacer
una 'falsa' literatura policial en la medida en
que lo policial sería un pretexto para
introducirme en una realidad tan complicada y
singular como la cubana. Pero, a la vez, su estructura
me serviría para conseguir una comunicación
con el lector que me interesa mucho sostener (no
creo para nada en la literatura que se preocupa
por su propio ombligo, o por el del escritor).
"Ahora, con La neblina del ayer y con Mario
Conde fuera de la policía, me sentí
mucho más libre a la hora de asumir lo
genérico, y es por eso que "el crimen"
de la novela sólo ocurre en la mitad del
libro, y su solución es apenas una parte
de la verdad que encuentra el personaje de Mario
Conde en su indagación. Al escribir la
novela de este modo, posponiendo y minimizando
la importancia de la investigación policial,
no me propongo romper con nada: sólo hacer
una literatura en la que la novela negra o policial
sean un motor para la trama misma."
¿Este libro marcará una nueva etapa
en su forma de hacer literatura policiaca y para
el personaje?
Creo que, cuando menos, es un momento diferente
en la vida de mi personaje y en mi forma de asumir
el policial, con mayor irreverencia y libertad.
Con el Conde fuera de la policía pienso
que transitaré otros ámbitos (sociales,
históricos, argumentales).
¿Cómo siente que esté cambiando
el género policiaco en estos tiempos: los
temas que se han introducido corrupción,
violencia social, pobreza, desencanto ante la
política y su presencia entre los autores
de Cuba y el resto de América Latina?
Creo que desde que se produce la explosión
del policial en América Latina, en los
años 70 y 80 y hasta hoy, la actitud de
sus creadores ha sido la de utilizar el género
con fines sociales más que con propósitos
de simple entretenimiento inteligente.
"Desde los primeros libros de Rubem Fonseca,
el padre de este movimiento, hasta los que luego
fueron escribiendo Paco Ignacio Taibo II o Rafael
Ramírez Heredia, o los que hemos escrito
después Santiago Gamboa, en Colombia, Díaz
Eterovic, en Chile, Roberto Bolaño en su
refugio catalán, o yo mismo, la búsqueda
de un sentido más profundo de la realidad
ha sido el propósito de los creadores.
"Para muchos de nosotros no tiene el menor
sentido escribir correctamente una novela policial
con un enigma perfectamente urdido. Eso ya se
ha hecho. Sin embargo, entrar desde la literatura
policial en el lado más oscuro y sórdido
de nuestras realidades, hacernos miles de preguntas
y encontrar algunas respuestas, utilizar los recursos
del género para hacer una novela verdaderamente
negra y de alcance social, es una postura que
caracteriza, creo yo, el modo de hacer de la mayoría
de los que de un modo u otro nos acercamos al
género.
"Vivimos en medios urbanos en los que la
violencia, la degradación del individuo,
las fuerzas del poder son realidades que nos acechan
y nos agreden todos los días y a las cuales
sería un poco cínico volverle las
espaldas."
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