¿Se acordarán de Cuba?
Dora Amador, El
Nuevo Herald, 25 de agosto de 2005.
Los jefes de Estado que asistirán a la
XV Cumbre Iberoamericana en Salamanca, España,
el 14 y 15 de octubre tienen el deber moral de
incluir en su agenda la libertad de Cuba. Si no
lo hacen, sería más que una vergüenza,
un ultraje al pueblo cubano y a los principios
mismos que inspiran la celebración de esta
cumbre: ``Crear un modelo de espacio común
en pro de la democracia, de la cohesión
social y territorial, del desarrollo sostenible
y de los derechos humanos''.
Iberoamérica: una comunidad con voz propia
es el nombre que lleva la Cumbre del 2005. España
ha hecho todo lo posible por darle credibilidad
y consecuencia a este inconsecuente foro. Uno
de esos esfuerzos es el lanzamiento de la Secretaría
General de las Cumbres Iberoamericanas, ''un nuevo
instrumento del sistema iberoamericano, que servirá,
entre otras cosas para dar seguimiento a los programas
acordados en las Cumbres''. La secretaría
tendrá su sede en Madrid; Chile tendrá
un papel relevante en ella, como lo tiene José
Miguel Insulza, chileno, en la OEA. También
lo tendrá Uruguay: Enrique Iglesias, uruguayo,
será el titular de la Secretaría,
y los cubanos esperamos que escuche el pedido
de su admirable compatriota, Luis Alberto Lacalle:
''La actual situación cubana en materia
de derechos esenciales tiene que movilizar a los
políticos e intelectuales de todo el mundo'',
dijo Lacalle en la Cumbre Internacional del Comité
para la Democracia en Cuba, celebrada en Praga
los días 17, 18 y 19 de septiembre del
2004. También recordó la solidaridad
que tuvieron las embajadas extranjeras con ellos
durante los años de dictadura. ''En ese
entonces mucho apreciamos lo que otros hicieron
por nosotros. Nos corresponde hoy actuar de similar
manera respecto de Cuba y así lo haremos''.
El diputado chileno del Partido por la Democracia
Cristiana, Patricio Walker, asistió también
a esa extraordinaria cumbre, impulsada por Vaclav
Havel. En la declaración final del Memorándum
de Praga, surgido de esta reunión, dice
Walker:
''Durante los tiempos de la dictadura [de Augusto
Pinochet] las embajadas europeas y latinoamericanas
en nuestros respectivos países les abrieron
las puertas a los luchadores cívicos y
a los perseguidos políticos. El apoyo y
el respaldo recibidos por parte de la comunidad
internacional por vía de estas mismas embajadas
fueron clave para la recuperación de nuestra
soberanía. Es por eso que en días
recientes seis ex presidentes costarricenses y
más de 300 diputados de diferentes países
latinoamericanos hemos suscrito la Carta de apoyo
al movimiento cívico cubano'', en Costa
Rica.
Hace unas semanas --del 5 al 7 de agosto-- se
realizó en Buenos Aires la Jornada de Apoyo
a la Democracia y la Mujer en Cuba, cuyo principal
objetivo fue apoyar los reclamos de libertad para
todos los presos de conciencia cubanos y la apertura
democrática en la isla. En esta jornada,
que contó con el apoyo local del Centro
para la Apertura y el Desarrollo de América
Latina (CADAL) y la Fundación Konrad Adenauer,
participaron 100 mujeres, entre ellas ex y actuales
funcionarias de Estado, líderes de organismos
regionales e internacionales, intelectuales, académicas,
periodistas, activistas de derechos humanos y
de organizaciones no gubernamentales, parlamentarias
de Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba,
Guatemala, México, Perú, Uruguay,
Brasil, Eslovaquia, Holanda, Italia y República
Checa.
De esta cumbre de mujeres solidarias con la oposición
cubana nació el Memorándum de Buenos
Aires, del cual citamos sólo estos dos
puntos: ``Solicitamos a nuestros gobiernos que
exijan al régimen de Fidel Castro la liberación
de todos los presos políticos, conforme
a los pactos internacionales que ha suscrito para
la promoción de la democracia y la defensa
de los derechos humanos [también] oficializar
un enlace diplomático de nuestras embajadas
en La Habana con los familiares de los presos
políticos cubanos y abrir las puertas de
las embajadas, especialmente latinoamericanas,
a las Damas de Blanco y la disidencia pacífica''.
La Secretaría General de las Cumbres Iberoamericanas
daría un buen primer paso si escuchara
estas voces e hiciera todo lo que está
a su alcance --lo tiene todo a su alcance-- para
lograr la libertad de Cuba.
El Primer Ministro español y anfitrión
de esta Cumbre, José Luis Rodríguez
Zapatero, tiene ahora la oportunidad de deshacer
su entuerto, que causó el cambio de la
política de la Unión Europea hacia
Cuba.
Hace 12 años, el 15 de julio de 1993 para
ser exactos, apareció en estas mismas páginas
un artículo mío titulado Señores
presidentes; era una carta dirigida a los jefes
de estado y de gobierno que ese mismo día
iniciaban la III Cumbre Iberoamericana en Salvador
de Bahía, Brasil. En esa Cumbre Iberoamericana
de Brasil estaba Fidel Castro, 'el mismo que el
año pasado, vestido con el mismo uniforme,
sonriendo con el mismo cinismo, infinito como
su miseria, firmó junto a ustedes en Madrid
todos los acuerdos de aquella II Cumbre Iberoamericana,
entre ellos, el de crear `una sociedad libre,
abierta y pluralista con pleno ejercicio de libertades
individuales, sin perseguidos ni excluidos' '',
decía yo en el artículo.
Que alguien haga una lista, yo no puedo, de los
horrores que ha sufrido mi pueblo en estos 12
años, en los cuales se han celebrado 11
Cumbres Iberoamericanas.
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