Artículo
de opinión: los túneles de la Habana
Juan Manuel Cao, Reportero de
Telemundo
51. 14 de septiembre de 2004.
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GALERIA: Túneles como refugios improvisados
En 1978 la prensa cubana informó a la
población sobre la intención de
construir "el metro de La Habana": una
red de trenes subterráneos que aliviaría
el problema del transporte en la capital.
Se publicaron detallados artículos y se
transmitieron programas radiales y televisivos
donde se mostraron los planos de los ingenieros
y arquitectos, se marcaron las rutas y se entrevistó
a los miembros del equipo estelar que dirigiría
"La Magna Obra". Sería, por supuesto,
más elegante que el metro de Moscú,
más eficiente que el de París y
menos peligroso que el de Nueva York.
Empezaron las excavaciones. Nadie se extrañó.
Diez años después cuando los ecos
de la "magna obra" se habían
apagado, la propaganda oficial entró en
uno de esos periódicos ataques de paranoia
colectiva inducida en los que la invasión
imperialista siempre es inminente. El vuelo de
los aviones espías SR-71 sirvió
para dar visos de realidad a lo increíble.
Y hasta Silvio Rodríguez puso su talento
al servicio del montaje: "Yo soñé
con aviones que nublaban el día.... yo
soñé un agujero, bajo tierra y con
gente, que se estremecía al compás
de la muerte".
La construcción de refugios se hizo pública
y notoria. Agregó dramatismo al viejo cuento
de ahí viene el lobo.
Otros diez años después me encontré
en Madrid a un ex-compañero de bachillerato,
estudiante luego de arquitectura y miembro del
equipo estelar que pensó construir el nunca
iniciado metro de La Habana; me confesó
sus sospechas de que en realidad el gobierno nunca
había tenido verdaderas intenciones de
construir el cacareado tren subterráneo
y que todo, según se vio luego, no fue
más que una operación de distracción
(lo que la inteligencia cubana llama una "medida
activa") para ocultar la verdadera intención:
los túneles de guerra.
Otros desertores vinculados al proyecto inicial
creen que en realidad, ante el fracaso del tren
subterráneo, el gobierno ideó el
plan de los refugios, más acorde a la retórica
oficial y menos costoso.
Ahora, cuando Fidel Castro anuncia la utilización
de esos túneles como refugio contra el
huracán, las sospechas de la población
están más que fundadas, pues no
es fácil creerle a una autoridad que ha
mentido repetidas veces sobre el mismo tema.
Algunos disidentes temen que los túneles
sean utilizados en realidad como campos de concentración
subterráneos, o como prisiones preventivas
en caso de que un desastre natural de grandes
magnitudes pusiera en peligro la estabilidad del
poder.
Otros simplemente se horrorizan ante la alternativa
de meterse en un hueco sin suficientes respiraderos,
salidas de emergencia ni garantías en caso
de inundación o epidemias.
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