Las
cifras del Paraíso
Pablo Alfonso, El Nuevo Herald,
12 de septiembre de 2004.
¿Por qué se suicidan los cubanos?
¿Por qué a esta gente caribeña,
amante de la sensualidad, alegre y tropical como
su música y sus playas, le ha dado por
quitarse la vida en cantidades tan alarmantes
que colocan a la isla a la cabeza de los índices
de suicidio en toda la región?
Algo anda muy mal en el paraíso castrista.
El comportamiento sociocultural de los cubanos
evidencia un tipo de ''atrofia'' en esa sociedad
maravillosa que pregona con orgullo la propaganda
gubernamental.
Lo digo pensando, además, en el caso de
las familias cubanas que se niegan a parir hijos
con tal vehemencia que han llevado casi a cero
los índices de natalidad.
Con un índice demográfico de apenas
el 0,2 por ciento el país envejece como
nunca antes en su historia, en tanto el 16,6 por
ciento de la población cubana ha optado
por abandonar la isla.
Son cifras que deberían hacer reflexionar
a los politólogos y dirigentes del país,
sobre las consecuencias reales del socialismo
a la castrista.
¿Por qué se produce tal comportamiento
en una sociedad que registra impresionantes cifras
en el ámbito de la salud, la educación
y los deportes, por ejemplo?
Cuba ganó más medallas olímpicas
en Atenas que el resto de los países latinoamericanos
y que cualquier otro país del Tercer Mundo.
Un éxito del deporte.
Las más recientes cifras de salud indican
que por cada 10,000 habitantes hay 59,6 médicos;
8,8 estomatólogos y 72,4 personal de enfermería.
Un éxito de la salud.
''Cuba es el único país que ha
desarrollado más de 200 programas de Computación
para la enseñanza en distintas materias;
el país tiene el mayor número de
docentes per cápita del mundo (uno por
cada 36,8 habitantes); se ha logrado una tasa
neta de escolarización primaria del 100
por ciento , comparable a la de naciones como
Reino Unido y Canadá, y superior a la de
los Estados Unidos'', afirmó Fidel Castro
el lunes pasado en la inauguración del
curso escolar 2004-2005.
Muy bien. Aceptemos como buenas esas cifras para
preguntarnos esto: ¿por qué la dictadura
castrista puede ganar medallas olímpicas,
graduar miles de médicos y maestros, y
becar varios miles de estudiantes extranjeros,
entre otros ''lujos''; pero es incapaz de producir
más azúcar; arroz, frijoles, viandas
y la carne necesaria para que el cubano pueda
sobrevivir con mayor holgura?
A juzgar por la evidencia y los antecedentes
históricos, los regímenes totalarios
no son nada eficientes a la hora de construir
viviendas, arreglar alcantarillas, redes de agua
potable o mantener un adecuado sistema de transporte
público; sin contar, por supuesto, el disfrute
de las libertades políticas.
¿Por qué se suicidan los cubanos,
volándose la cabeza de un disparo, ingiriendo
cualquier brevaje venenoso o prendiéndose
fuego?
Las más recientes estadísticas
de la Organización Mundial de la Salud
(OMS), organismo de Naciones Unidas, señalan
que hace cuarenta años (1963) el índice
de suicidios en Cuba era de 10.2 por cada 100,000
habitantes. Ahora, según la OMS, ese índice
es de 18.5, muy superior al resto de los países
latinoamericanos, que tienen un índice
inferior al 6.5 y de Estados Unidos y Canadá,
con cifras que no sobrepasan el 13.
Si se trata de analizar el tema por sexo, el
estudio de la OMS precisa que el índice
de suicidio para los cubanos es de 24,5 y para
las cubanas de 12.0 para las cubanas. En Cuba
las mujeres se suicidan menos que los hombres.
En números absolutos el mayor número
de suicidios ocurre en Cuba entre las edades de
25-34 años, seguido por el grupo de edades
de 35-44.
''Cada suicidio supone la devastacián
emocional, social y económica de numerosos
familiares y amigos... El suicidio es un trágico
problema de salud pública'', ha declarado
la Dra. Catherine Le Galés-Camus, Subdirectora
General de la OMS para Enfermedades No Transmisibles
y Salud Mental, en ocasión del Día
Mundial de Prevención del Suicidio celebrado
el viernes 10 de septiembre en Ginebra, Suiza.
Una afirmación que valdría la pena
que meditaran los responsables de la dictadura
castrista.
palfonso@herald.com
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