Alberola:
"Hay que recuperar la memoria que el castrismo
ha desvirtuado"
El
Libertario,14 de septiembre
de 2004.
Entrevista con el veterano
militante anarquista Octavio Alberola sobre la
perspectiva antiautoritaria sobre Cuba
Quien conoce del movimiento anarquista contemporáneo
sabe que decir Octavio Alberola es mentar a un
militante libertario español veterano de
la lucha antifranquista, que a pesar de sus años
continúa tan activo e inclaudicable como
ayer. Entre otras actividades, en la actualidad
es animador de los "Grupos de Apoyo a los
Libertarios y Sindicalistas Independientes en
Cuba", GALSIC, una red de apoyo y denuncia
la cual junto al Movimiento Libertario Cubano
en el exilio denuncia desde la perspectiva ácrata
los excesos de la dictadura omnímoda de
Fidel Castro. El Libertario tuvo el placer de
realizar la siguiente entrevista sobre su actividad
y parecer con respecto a la isla caribeña.
- ¿Cuáles son las críticas
que el anarquismo le hace a la llamada "Revolución
cubana"?
- Fundamentalmente las de no ser una revolución
social y de servir de coartada semántica
para encubrir su verdadera esencia y realidad
de dictadura populista. Hay, por supuesto, el
problema de la privación de los derechos
fundamentales de la persona humana (libertad de
opinión, de expresión y de reunión)
a los cubanos por un poder dictatorial totalitario.
Para los anarquistas, esas libertades son inalienables.
Pero nuestra crítica al castrismo -porque
la llamada "revolución cubana"
no es otra cosa que un sistema de poder totalitario
al servicio de Fidel Castro- va más allá
de la simple reivindicación de esas libertades.
Los anarquistas hemos luchado siempre y seguiremos
luchando por la emancipación humana, para
acabar con la explotación y la dominación.
Y no sólo de una clase por otra, sino del
hombre por el hombre. El ideal comunista preconizaba
una sociedad sin explotados ni explotadores, sin
dominados ni dominadores. En consecuencia, la
revolución debía servir a destruir
las estructuras que permiten al Capital y al Estado
explotar y dominar. Un cambio político
que no destruye estas estructuras, que sólo
las pone al servicio de un nuevo grupo social,
de un partido o de un Jefe, no le cambia al trabajador
su condición de explotado, y al ciudadano
su condición de dominado. Un tal cambio
no es pues una revolución social, salvo
que se entienda por tal el simple cambio de gobernantes
a través de un golpe de Estado o de una
insurrección armada. Y eso es lo que sucedió
en Cuba: Batista fue reemplazado en el poder por
Castro. Sólo que, para consolidar su hegemonía
y perpetuarse en el poder, Castro se sirvió
de una coartada ideológica, la "revolución"
marxista, identificando ésta a su persona
y viceversa. No fue el primero en darse esta coartada,
antes que él lo habían hecho Stalin,
Mao y muchos de los Jefes de las luchas de descolonización
en Asia y África para apoderarse del poder
y perpetuarse en él. De ahí que,
como en todos eso casos, en Cuba también
ese tipo de revolución sólo significó
la imposición de una dictadura totalitaria
y del capitalismo de Estado. Es decir: los trabajadores
a obedecer y trabajar. El poder y los privilegios
a los burócratas, a la nueva nomenclatura.
Por eso en ninguna de esas "experiencias"
se puso fin al salariado, a los servicios represivos,
al ejército, etc. Al contrario, se impuso
un sistema de control policíaco y de partido
único, sindicato único, prensa única,
etc., para mantener al pueblo sumiso e impedir
que pensara por sí mismo. Criticamos y
denunciamos la llamada "revolución
cubana" porque al presentarla demagógicamente
como tal, como todas las otras del mismo signo,
no sólo se contribuye a pervertir la idea
de revolución, sino que se contribuye a
que millones de explotados, en Cuba y en el mundo,
renuncien a la lucha por la emancipación.
Todas esas pretendidas revoluciones sólo
han servido para destruir la aspiración
emancipadora en el seno de la clase trabajadora
y consolidar el capitalismo: en tanto que sistema
y como generalización del individualismo.
Al extremo de que Dólar se ha convertido
en el referente cotidiano, no sólo en los
USA, sino también en Rusia, China
y Cuba. Es verdad que en Cuba -como en los otros
países de comunismo oficial- se puso fin
a la propiedad privada, a casi toda, y que todo
quedó -por lo menos oficialmente- propiedad
del Estado. Pero eso no puso fin a las desigualdades,
puesto que los que se quedaron con el Estado pudieron
controlar en su beneficio la distribución
del usufructo de la propiedad nacional, de las
riquezas que esa propiedad generaba y genera.
Fue la culminación del proceso de concentración
y monopolio capitalista por una sola empresa:
el Estado -y en Cuba por el castrismo y Fidel.
Es como si en los EE UU la empresa Coca Cola se
hubiese hecho con el monopolio de todas las empresas,
de toda la economía, y el Estado estuviese
dirigido por los cuadros de la empresa Coca Cola
y su director se perennizara en el poder, como
Fidel. Los ciudadanos estadounidenses habrían
quedado totalmente dependientes de la voluntad
de esa empresa, de su dirección empresarial;
como los cubanos de la empresa castrista y su
gerente el Comandante en Jefe. Esa dependencia
económica implica una dependencia política
y social total, no quedando a la disidencia otra
alternativa que la clandestinidad o la cárcel.
El capitalismo de Estado convierte al trabajador
en un explotado que debe aceptar resignadamente
la explotación para no ser considerado
traidor a la Revolución
Ese sistema
es el paradigma del Capitalismo, es el Capitalismo
total.
- ¿Es legítimo pensar que el pueblo
cubano se halla en medio de dos bandos, su propio
gobierno de un lado y "el imperialismo estadounidense"
del otro? Según la estrategia del "enemigo
menor" ¿no habría que apoyar
en ese escenario a Fidel Castro?
- Eso es lo que tanto el gobierno estadounidense
como el gobierno castrista pretenden. La realidad
es que el pueblo cubano no es el centro de las
preocupaciones de ninguno de los dos gobiernos.
Lo que les preocupa a ambos son sólo sus
intereses. Es decir: sus privilegios y conseguir
su perennidad. Las últimas medidas "anticastristas"
decididas por el gobierno de Bush lo han probado.
En principio, Bush dice que las ha tomado para
debilitar a Castro y facilitar "la transición
a la democracia para el pueblo cubano". Aunque
todos sabemos que es pensando en ganar votos entre
los exiliados cubanos de Miami a favor de su reelección...
Castro, con el pretexto de defender Cuba y el
pueblo cubano de la agresión imperialista,
ha reaccionado subiendo precios y reduciendo el
alcance de la cartilla de racionamiento
Cuando todos sabemos que son los cubanos más
pobres los primeros y los más perjudicados
por la medida castrista. Al pueblo cubano se le
ha hecho, durante más de cuarenta años,
el mismo chantaje de parte de unos y otros, y,
durante todo este tiempo, el único que
ha padecido las consecuencias es el pueblo cubano.
La tragedia de los balseros muestra la falta de
humanidad de los dos gobiernos: el gobierno castrista
por ser el responsable de ese éxodo, y
el gobierno estadounidense por haber devuelto
muchos balseros a las autoridades cubanas. En
realidad, al gobierno estadounidense le va muy
bien que Castro reprima a los que quieren escapar
de la isla y que tenga al pueblo cubano sometido.
Eso es lo que los yanquis exigen de otros gobernantes
en América Latina. Para nosotros no se
trata pues de un "mal menor", de un
"enemigo menor". En los dos casos se
trata de gobiernos que quieren pueblos sometidos
y que, en la medida que pueden, los explotan y
oprimen. Bush también quisiera poder imponer
un partido único, un sindicato único,
una prensa única
Pero, en todo caso,
son los cubanos que deben, que deberían
poder decidir si el "enemigo menor"
es el uno o el otro. Y deberían poder decidirlo
en plena libertad.
HAY HOMBRES QUE LUCHAN TODA LA VIDA...
- Cómo valoras el papel del movimiento
anarquista en Cuba en la lucha contra Batista,
frente a la llamada "revolución cubana"
y el arribo de Fidel Castro al poder? Incluso
hemos leído que tu mismo tuviste algún
grado de participación en los sucesos de
aquel tiempo, ¿es cierto esto?
- Efectivamente, yo estaba en México cuando
Castro comenzó a preparar la lucha guerrillera
y la expedición del Granma, y hasta la
caída de la dictadura de Batista colaboré
con los exiliados cubanos que luchaban contra
ella. Particularmente con los del Movimiento 26
de Julio y los del Directorio Revolucionario Estudiantil.
También participé en la constitución
del Frente antidictatorial latinoamericano, en
el que estaban representadas diferentes organizaciones
latinoamericanas juveniles exiladas en México.
En razón de estas actividades mantuve relación
con algunos libertarios cubanos que tuvieron que
abandonar Cuba por sus actividades clandestinas
contra la dictadura de Batista. Estaba pues al
corriente de la posición del movimiento
anarquista en Cuba. Lo que pasaba era que había
mucha desconfianza sobre la verdadera ambición
de Fidel, al que sus seguidores querían
convertir ya entonces en un caudillo. Yo tuve
que intervenir personalmente para evitar enfrentamientos
violentos entre partidarios del 26 de julio y
otros grupos de opositores a Batista que no aceptaban
que les impiusieran el liderazgo castrista. Siempre
traté de convencer a unos y otros de que
la lucha contra la dictadura debía ser
prioritaria, que las ambiciones personales o de
partido debían quedar en un segundo plano.
Por eso, aunque finalmente Fidel haya acabado
imponiendo su hegemonía y su dictadura
se haya prolongado durante tantos años,
sigo creyendo que nuestro deber entonces era el
de luchar, como lo hicimos, contra la dictadura
de Batista. El hecho de no haber sido capaces
de impedir la deriva autoritaria-totalitaria de
ese movimiento antidictatorial no pone en causa
la prioridad de entonces. La efervescencia revolucionaria-libertaria
que el derrumbe de la dictadura produjo la justificaron
y me parece que la siguen justificando plenamente.
De lo que se trata ahora es que esa esperanzadora
experiencia de los primeros momentos de la "Revolución
cubana", que en algunos casos fue auténticamente
revolucionaria y que fue la que le atrajo tantas
simpatías, no quede borrada de la historia
por la realidad dictatorial posterior. De ahí
la importancia de recuperar y salvaguardar su
memoria.
- Frank Fernández, en su libro "El
Anarquismo en Cuba", habla sobre el escaso
apoyo que el movimiento anarquista internacional
le prestó a las denuncias de los libertarios
cubanos sobre la dirección que tomaba el
régimen castrista en los primeros años.
¿Porqué crees que sucedió
esto?, ¿ha variado esta tendencia en la
actualidad?
- Es verdad que en ciertos sectores e individualidades
del movimiento anarquista internacional pervivió
durante algunos años la ilusión
de que los "barbudos" eran revolucionarios
con faz humana. Pero el movimiento anarquista,
en tanto que tal, comenzó muy pronto a
tomar distancias, y a medida que la deriva caudillista
de Fidel se iba poniendo en evidencia, el movimiento
lo denunció ampliamente. En 1961, con Víctor
García (Germinal Gracia), participé
en una gira de conferencias en los medios anarquistas
españoles exiliados en Francia e Inglaterra
para denunciar la deriva totalitaria de la "Revolución
cubana". La cuestión entonces era
que aún se confiaba en la capacidad del
movimiento popular para reaccionar e impedir la
total confiscación de la revolución
por el castrismo. Pero muy rápidamente
se vio la realidad del alineamiento castrista
con el comunismo totalitario soviético
y se supo de la persecución de que eran
víctimas los anarcosindicalistas cubanos.
Actualmente no creo que haya un anarquista que
manifieste alguna complacencia alguna con la dictadura
castrista. En toda la prensa anarquista internacional
han tenido eco las campañas contra la paranoia
represiva del Stalin caribeño. La demagogia
castrista sólo sigue engañando a
los incondicionales o a los que se aferran al
mito para justificar sus propias claudicaciones
revolucionarias
SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO, NO CON CASTRO
- Estas participando en los llamados Galsic. ¿De
qué se trata esta iniciativa y qué
objetivos persigue?
- Sí, soy uno de los propiciadores de esta
iniciativa y formo parte del grupo que anima el
GALSIC en Francia. En realidad, el "Grupo
de apoyo a los libertarios y sindicalistas independientes
en Cuba" es un grupo informal. Es decir:
que no tiene una estructura organizativa permanente,
sino que funciona como una especie de coordinación
puntual para difundir información e iniciativas
en apoyo de los libertarios y los sindicalistas
cubanos en su lucha contra la dictadura castrista.
De ahí que la actividad del GALSIC esté
centrada fundamentalmente en la edición
y difusión (sobre todo a través
de Internet) del boletín "CUBA libertaria".
La idea inicial era crear una coordinación
internacional con representación de todas
las organizaciones libertarias para aportar una
solidaridad concreta a los libertarios y sindicalistas
independientes cubanos; pero, a pesar de que todas
se han manifestado favorables a la propuesta,
ésta no ha sido aún posible concretizarla.
No obstante, todas colaboran en la difusión
del boletín CUBA libertaria. Por el momento,
lo esencial es potenciar esa voluntad solidaria
y asegurar la relación de los anarquistas
con vistas a ese objetivo. Es decir: estar presentes
y mostrar a unos y otros que los anarquistas no
renunciamos a la lucha por la libertad y la emancipación
humana, en Cuba y en el mundo.
- ¿Existen focos de resistencia en la
Isla no ligados a la influencia norteamericana?,
¿Hay elementos para creer que existen grupos
anarquistas activos dentro de Cuba?
- Por supuesto, en Cuba existen focos de resistencia,
de disidencia, no ligados a la influencia e intereses
del gobierno estadounidense. Es más, se
puede afirmar sin ninguna duda que esa disidencia
es mayoritaria, aunque sea la que menos presencia
mediática tiene. Y esto es comprensible:
ni el castrismo ni el gobierno estadounidense
tienen interés en que esta disidencia prospere
y esté pesente mediáticamente. A
unos y otros les interesa hacer creer que la única
oposición al castrismo es el sector derechista
del exilio en Miami, y para acreditar esta idea
no escatiman esfuerzos ni medios. El dinero prometido
por Bush, para "ayudar a la transición
democrática en Cuba", sólo
irá a ese sector reaccionario que le importa
un pepino la suerte del pueblo cubano. Y el gobierno
castrista, claro está sólo hablará
de esta disidencia
En la isla y en el exilio
hay grupos disidentes que rechazan al mismo tiempo
la dictadura castrista y el imperialismo americano.
Grupos que se oponen al capitalismo de Estado
castrista, pero también al capitalismo
en cualquiera de sus formas: sean neoliberales
o arcaicas. Muchos de los sindicalistas independientes
saben que su principal tarea será reconstruir
los sindicatos para luchar mañana contra
la otra cara de la explotación: la del
capitalismo privado. Que será tan salvaje
como se ha mostrado ya en los países que
han transitado del totalitarismo comunista a la
democracia capitalista. Y tanto más que
ese nuevo capitalismo será el resultado
de la alianza del capitalismo exterior con las
mafias burocráticas actualmente en el poder
en Cuba. La presencia de grupos anarquistas dentro
de la isla no es actualmente verificable... La
brutalidad de la represión y los pocos
medios con que cuentan los libertarios cubanos
exiliados no permiten ir más allá
de mantener algunos contactos individuales. No
obstante, como ha pasado en todos los países
que se liberaron de las dictaduras comunistas,
la emergencia de grupos y sindicatos libertarios
es previsible, y muy probablemente en las modalidades
más actuales del antiautoritarismo.
- Desde los Galsic han promocionado la campaña
"lleva un libro a Cuba", ¿en
qué consiste?, ¿qué caminos
existen para que los anarquistas materialicen
su solidaridad con el pueblo cubano?
- La campaña "lleva un libro a Cuba"
fue inicialmente propuesta por las llamadas Bibliotecas
independientes, y desde el GALSIC hemos incitado
a los compañeros libertarios, que viajen
a Cuba, a que lleven libros a esas bibliotecas:
sobre la historia de las luchas sociales, sobre
experiencias autogestionarias, sobre las colectividades
durante la revolución española,
etc. De lo que se trata es que los cubanos puedan
leer lo que el poder actual les oculta. Es posible
que, entre los promotores de las Bibliotecas independientes,
los haya con intereses políticos o religiosos,
y que en sus bibliotecas también se aplique
una cierta censura ideológica; pero estamos
convencidos de que no son esos intereses los de
la mayoría de ellos. Sin duda es una forma
de resistencia pasiva, pero muy activa, a la censura
ejercida desde el poder castrista. El simple hecho
de ofrecer libremente, a los cubanos que lo deseen,
la posibilidad de leer libros que no se encuentran
en las bibliotecas oficiales, o que la mayoría
de los cubanos no pueden adquirir, es ya en sí
una iniciativa loable y a la cual debemos contribuir
aportando la literatura que todos los poderes
(políticos, económicos y religiosos)
tratarán de censurar. Esta no es, claro
está, la única forma de solidarizarse
con el pueblo cubano en las difíciles circunstancias
actuales. En la medida de lo posible instamos
a que se condenen todas las medidas que afecten
su vida cotidiana: ya vengan del gobierno castrista
o del gobierno de los EE UU. Y, por supuesto,
apoyamos el que se envíe ayuda directa
a los cubanos necesitados, sin pasar, claro está,
por las vías oficiales que se apropian
o desvían esas ayudas con intereses partidarios.
Aunque seguimos pensando que la principal forma
de materializar la solidaridad es la de testimoniarla,
cada vez que se pueda, denunciando la represión
castrista contra toda forma de disidencia.
EL FUTURO
- Son muchas las especulaciones realizadas en
torno al día después que Fidel Castro
desaparezca. ¿Cuál es el panorama
que vislumbras para el futuro de la isla?
- Desgraciadamente, y contrariamente a lo que
yo desearía para el pueblo cubano, el panorama
que hoy puede objetivamente vislumbrarse no es
muy prometedor. Castro morirá un día,
como todo quisque, como Franco, al que ya ha superado
en años en el poder. Lo más probable
es que el régimen castrista termine más
o menos convulsamente su "transición"
al capitalismo, y que la vuelta a la Democracia
formal no se produzca de un golpe. En ello coinciden
los intereses de las mafias de dentro y de las
de fuera de la isla, y, por supuesto, los del
gobierno estadounidense y los de muchísimas
multinacionales, incluidos los de la Comunidad
Europea, etc., etc. Ninguno de esos poderes quiere,
evidentemente, el fin violento y radical de la
dictadura castrista, y mucho menos que el pueblo
lo pueda aprovechar para intentar hacer la verdadera
revolución social que el castrismo castró.
Lo único que se está negociando
y se acabará de negociar entonces es la
repartición del poder y de las riquezas
de la isla, de las propiedades que hoy son del
Estado y que la nomenclatura castrista y la de
Miami se disputan o se repartirán : como
sucedió ya en los otros países con
regímenes semejantes. La actual relación
de fuerzas no permite vislumbrar otro futuro.
Desgraciadamente, cuarenta y tanto años
de dictadura y de demagogia comunista han aniquilado
lo que quedaba de movimiento obrero y de tradición
de lucha reinvindicativa, imponiendo la resignación
y la desunión entre los trabajadores. No
obstante, los trabajadores cubanos tendrán
que unirse y luchar de nuevo contra el capitalismo
privado. Por ello es necesario y urgente ayudarles
a recuperar la memoria histórica del movimiento
obrero cubano que el castrismo ha desvirtuado
tan descaradamente, y por ello habrá que
ayudarles, tan pronto se pueda, a reconstruir
sindicatos auténticamente de clase e independientes
del Estado y de toda fuerza política que
pretenda transformarlos de nuevo en correa de
transmisión
, como lo son hoy del
poder castrista. Creo que ésta será
y ya es la tarea prioritaria para continuar la
lucha contra la explotación y la dominación.
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