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DE CUBA
El
Nuevo Herald
Denuncian abusos contra Oscar Elías
Biscet
Wilfredo Cancio Isla, El Nuevo
Herald. 10 de septiembre de 2004.
La esposa del prisionero de conciencia Oscar
Elías Biscet lanzó ayer una urgente
denuncia ante la comunidad internacional por ''el
ensañamiento y los abusos'' cometidos en
el penal, y responsabilizó a las máximas
autoridades del régimen de Fidel Castro
por la vida del prominente opositor.
''Estoy obligada a denunciar ante el mundo los
abusos que están cometiendo con él'',
dijo ayer Elsa Morejón en conversación
desde La Habana. "No hay razón para
mantener a un ser humano en una catacumba, durmiendo
sobre un muro de cemento con una colchoneta que
le entregan a las 10 de la noche y se la retiran
al amanecer, sin tomar el sol ni tener acceso
a sus pertenencias''.
Morejón divulgó el jueves una carta
abierta sobre la crítica situación
que atraviesa su esposo, condenado a 25 años.
La víspera, el jefe de la Sección
de Intereses de EEUU en La Habana, James Cason,
había presentado en su vivienda la réplica
de una celda de castigo, construida a partir de
detalles ofrecidos por Biscet.
La maqueta del calabozo --una estructura de hierro
de un metro de ancho, tres de largo y dos de alto--
fue colocada en el jardín de la casa de
Cason y mostrada durante una recepción
diplomática, que contó con la asistencia
de varios disidentes y familiares de prisioneros
políticos.
''Así es como se trata a los presos políticos
en Cuba'', dijo Cason al mostrar la celda, que
cuenta con una abertura para ventilación
y un hueco en el piso para las necesidades fisiológicas.
Diplomáticos de España, Inglaterra,
Francia, Holanda, Suecia, Alemania y Costa Rica
se hallaban presente en el acto.
''Es impresionante verla ante tus ojos... yo
me horroricé'', relató Blanca Reyes,
la esposa del periodista encarcelado Raúl
Rivero.
La iniciativa de Cason molestó al gobierno
cubano, que reaccionó a través del
presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón,
quien calificó la réplica del calabozo
de ''una mamarrachada'' del diplomático
estadounidense.
''No es una mamarrachada, sino una vergüenza
para un país que ha firmado convenios internacionales
oponiéndose a estos castigos'', replicó
Morejón. "Esta es la absoluta verdad,
confirmada por personas que han estado en esas
celdas... invito a Alarcón a que me diga
en mi cara que esos calabozos no existen en las
prisiones de Cuba''.
Biscet ha cumplido castigo en calabozos tapiados
durante ocho de los 17 meses que lleva en prisión,
luego del juicio sumario del 7 de abril del 2003.
La descripción que sirvió de pauta
para la maqueta se conoció tras estar recluido
Biscet en una celda similar entre noviembre y
enero pasados.
Desde que fue arrestado el 6 de diciembre del
2002, sólo le han permitido cuatro visitas
familiares y tres entregas de alimentos, y ninguna
llamada telefónica.
Morejón encabezó su misiva al mundo
con una nota de Biscet del 26 de agosto, firmada
en el calabozo 5, de la Prisión Kilo 8,
Pinar del Río.
''No he cometido ninguna indisciplina. Sólo
he pedido seguridad a mi persona por las dificultades
dentro del penal'', escribió Biscet. "Por
esto no se debe sancionar a ningún prisionero,
pero si las autoridades lo han decidido por orden
superior de la nación, cumpliré
con dignidad este castigo injusto. Estoy bien
de espíritu y de conciencia''.
La mujer, enfermera de profesión y activista
de la Fundación Lawton de Derechos Humanos,
vio a su esposo el pasado 1ro. de septiembre,
cuando las autoridades carcelarias le permitieron
''una visita humanitaria'' de dos horas junto
a los ancianos padres del reo. Biscet está
en celda de castigo, negado a vestir el uniforme
de prisionero, desde el 7 de julio.
''Viajamos a Pinar del Río con la jaba
de provisiones por tres meses y el almuerzo del
día, y ambas cosas las viraron [los carceleros]
argumentando que había sido un malentendido,
que él era un prisionero en castigo'',
narró Morejón. "Apenas le dejaron
tomar un jugo de frutabomba''.
La mujer relató que Biscet "se ve
muy delgado, pues ha perdido unas 60 libras en
cautiverio, y pálido por la falta de sol,
pero espiritualmente no se ha deteriorado''.
La salud de Biscet, de 43 años, está
agravada por hipertensión arterial, hipercolesterolemia
hereditaria, trastornos digestivos y una deplorable
condición bucal.
''El tratamiento a que está siendo sometido
mi esposo en prisión va contra su salud,
su dignidad y su integridad física'', señala
la carta enviada a organizaciones de derechos
humanos y gobiernos democráticos. "Sus
únicos delitos son honrar la Declaración
Universal de Derechos Humanos, oponerse a la pena
de muerte y haber pedido vivir en democracia en
su propio país''.
wcancio@herald.com
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