Muerte
de Arafat priva a Fidel Castro de un amigo y aliado
en Medio Oriente
AFP en La Habana. La
Crónica de Hoy, México, 11 de
noviembre de 2004.
La muerte del presidente de la Autoridad Nacional
Palestina (ANP), Yaser Arafat, fue recibida este
jueves en Cuba con congoja y resignación,
ya que representa un duro golpe para el líder
cubano Fidel Castro, quien pierde a un amigo personal
y aliado político en Medio Oriente.
"En estos tristes instantes vienen a mi
mente imborrables recuerdos de los muchos encuentros
sostenidos a lo largo de más de tres décadas
con el compañero Arafat, entrañable
amigo", escribió Castro en un mensaje
de condolencias remitido a las autoridades palestinas.
Sostuvo que su muerte, "además de
constituir una sensible pérdida para la
batalla que libran los pueblos árabes (...),
también significa un duro golpe para el
movimiento progresista mundial, que encontró
en el presidente Arafat un ejemplo de combatiente
incansable".
Castro, de 78 años de edad, recibió
la noticia de la muerte de su amigo en momentos
en que se encuentra postrado en una silla de ruedas,
recuperándose de una intervención
quirúrgica por la fractura de una rodilla.
El gobierno decretó tres días de
duelo oficial y dispuso que la bandera nacional
ondee a media asta en todo el país por
el fallecimiento de Arafat, un "querido compañero
y destacado combatiente revolucionario",
según el texto de la orden.
Durante más de tres décadas, Arafat
y Castro cultivaron una estrecha relación,
fortalecida por vínculos históricos
comunes, como el surgimiento en la escena internacional
a partir de sus respectivos liderazgos guerrilleros.
La imagen del barbado Castro, vistiendo su uniforme
de combate verde oliva, así como la de
Arafat con su infaltable kufieh (tocado árabe),
han sido íconos para los movimientos rebeldes
de izquierda en todo el mundo.
Poco se conoce públicamente sobre la intimidad
de sus relaciones personales, pero ambos dirigentes
no escatimaban elogios el uno para el otro en
sus discursos y se estrechaban en un abrazo en
cada uno de sus encuentros.
Desde muy temprano, en 1974, la Revolución
Cubana encabezada por Castro proclamó su
apoyo irrestricto a las reivindicaciones del pueblo
palestino sobre los territorios ocupados por Israel.
Un año antes, el "fedayin" palestino
y el guerrillero de la Sierra Maestra, se conocieron
personalmente al coincidir en Argelia en una reunión
cumbre de los Países No Alineados (NOAL),
tras la cual La Habana rompió relaciones
con el gobierno israelí.
Castro, en ese entonces comprometido en "internacionalizar"
y exportar su modelo revolucionario hacia otras
latitudes, encontró en Arafat a un excelente
interlocutor, con las credenciales de bravo luchador
que él tanto aprecia, y congeniaron de
inmediato.
En 1974, Arafat hizo su primera visita a la isla
de gobierno comunista, donde fue recibido con
todos los honores de un Jefe de Estado y condecorado
con la orden "Playa Girón", concedida
por sus "valerosas acciones" en defensa
de los intereses de su pueblo.
El dirigente palestino repitió sus viajes
a Cuba en 1975, 1978, 1979 y 2001, siendo este
el país de América Latina más
visitado por el extinto líder.
La OLP inauguró en 1982 en La Habana su
primera sede diplomática en la región,
la que a partir de 1989 se transformó en
embajada del Estado palestino, con el cual Cuba
mantiene fuertes nexos desde entonces.
El impacto que el fallecimiento de Arafat provocó
en la isla se vio reflejado además en los
titulares de prensa, que opera bajo control estatal.
Las portadas de los dos diarios de circulación
nacional, Granma y Juventud Rebelde, ilustran
la noticia en portada con fotos de un sonriente
Arafat alzando su mano con los dedos en "V",
proclamando una victoria.
"Hacer realidad su sueño", proclamó
Juventud Rebelde, en tanto Granma publicó
una inusual y extensa semblanza del dirigente
muerto, a quien calificó de "el fedayín
del fusil y la rama de olivo".
Todos los derechos
reservados ® La Crónica de Hoy
|