HISTORIA
Camino al cementerio
SANTA CLARA, marzo (www.cubanet.org)
- Cuando este 12 de marzo Reinaldo caminaba llevando
en su mano un ramo de flores rumbo a la necrópolis
municipal, se percató de que era observado
sigilosamente. Iba sólo pensando en las
condiciones difíciles que debió
morir su hermano Elio hace 41 años atrás.
Cuando se acercó a la puerta del santuario
santaclareño observó que ellos estaban
allí esperándolo. Pensando en el
llanto y el clamor de su madre decidió
volver sobre sus pasos y evitar el encuentro.
En el 2003 cuando se conmemoró el 40 aniversario
del fusilamiento por designios de los rebeldes
llegados al poder, del "bandido" Elio
Gutiérrez Méndez, alias El Muerto,
su hermano junto a un grupo de activistas pro
democracia fueron amenazados y expulsados del
cementerio por fuerzas combinadas de la PNR, la
Seguridad del Estado y las Tropas Especiales que
habían colmado el frío recinto.
"Usted no puede conmemorar la fecha de la
muerte de un asesino como su hermano, no puede
poner banderas, ni realizar actos públicos
que atraigan la atención del pueblo. Si
lo hace aténgase a terminar como él",
fueron las advertencias de los de la Policía
Política.
Reinaldo tenía 11 años cuando su
hermano fue asesinado, el lunes 12 de marzo de
1964 a las 10 de la noche. Al morir, Elio aún
no había cumplido sus 20 años aunque
ya contaba en su haber con tres de experiencia
guerrillera en las montañas del Escambray.
Desde principios de 1959, a la edad de 16, empezó
a conspirar con sus amigos del barrio hasta que
decide alzarse desde San Juan de los Yeras donde
tenía familia, y éstos, propiedades.
Perteneció al grupo de "La Patiblanca"
pero pronto tuvo una tropa bajo su mando demostrando
su bravura en el combate durante los varios encuentros
escenificados.
Capturado a finales de 1963, fue llevado a Condado
en el municipio Trinidad donde estuvo preso durante
cuatro meses, para ser trasladado al Departamento
de Seguridad del Estado de Las Villas en la ciudad
de Santa Clara.
El domingo 10 de marzo de 1964 su madre, Ana Gutiérrez
Orbea, se personó con sus hijos Caridad
y Reinaldo en el Departamento de Seguridad del
Estado para ver al detenido, pero los guardias
les dicen que el próximo martes le llevasen
el aseo personal. Ese día bien temprano
Reinaldo llega a la puerta del tenebroso lugar
y allí es informado que su hermano había
sido fusilado el día antes en La Campana
del municipio Manicaragua, junto a varios alzados
más. La noticia del fusilamiento estremece
al niño, que se echa a llorar.
La familia quedó devastada al conocer
la noticia de tan grande injusticia, porque apenas
sin juicio Elio "El Muerto" había
sido fusilado. Los vecinos se solidarizaron con
la familia y los acompañaron al cementerio
de la ciudad. Allí encontraron una enorme
zanja que atravesaba la necrópolis de lado
a lado y son informados por un oficial dónde
supuestamente debía estar enterrado, siguiendo
la numeración de la lista. Les permitieron
poner allí una cruz en el suelo.
Durante el resto del día y la noche Elio
fue velado simbólicamente en su casa de
la calle Caridad entre Aguila y Zapatero del reparto
Virginia de Santa Clara, utilizando una foto y
algunas velas. La madre, enferma de los nervios
por la pérdida de su hijo amado, prohibió
a Reinaldo regresar al cementerio por temor a
perderlo también. Este desobedece a la
madre pasando por el lugar cada vez que podía,
hasta que un día observa que la cruz había
sido retirada del supuesto lugar donde debía
yacer su hermano mayor. Entonces, ¿dónde
poner las flores que recogía de cualquier
jardín? Ellos suponen que a los dos años
lo sacaran para un osario.
Poco antes de morir el 29 de septiembre del año
2000, Ana pidió a sus hijos que quería
descansar junto a los restos de Elio. Comienza
la búsqueda infructuosa de Reinaldo hasta
que al fin le informan que su hermano estaba en
el osario 661 del ala oeste del cementerio municipal.
Deciden prestarle atención inmediata, y
les permiten rasparlo y pintarlo, haciendo resaltar
su nombre, pero con la advertencia de que allí
no podían rendirle tributo al alzado.
Por eso este 12 de marzo Reinaldo evadió
la presencia de los efectivos acantonados en la
necrópolis. Mañana quizás
sea como otro día cualquiera y pueda junto
a otro amigo, ponerle un modesto ramo de flores
al hermano de recia convicción y gallardía,
quien comprendió a los 16 años lo
que se cerniría sobre su patria con la
llegada a La Habana de las huestes rojas, haciéndose
pasar por barbudos. cnet/46
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