SOCIEDAD
En la autopista
Lucas Garve, Fundación
por la Libertad de Expresión
LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - La autopista
nacional fue una obra emprendida en los 70 y que
a finales de los 80 se detuvo en las cercanías
de Sancti Spíritus.
Hoy es una cinta de 8 vías (cuatro sendas
a cada lado y un separador central) que va de
Pinar del Río hasta Santa Clara y de allí
a Sancti Spíritus (pero solamente cuatro
sendas en las dos direcciones). Esta vía
acortó el viaje desde el centro de la Isla
hacia La Habana a unas tres horas, a razón
de 100 kilómetros por hora de velocidad
promedio.
Actualmente, la autopista padece de bachitis
crónica (baches numerosos), en algunas
secciones más y en otras menos. Y de escasa
infraestructura de servicio. Desde la inauguración
contó con dos conejitos (restaurantes)
a unos 30 ó 40 minutos de haber emprendido
el viaje desde La Habana o de Santa Clara hacia
la primera.
Pero los tiempos son los tiempos y los servicentros
junto a los mencionados Conejitos (no los de Playboy,
no crean eso...) pasaron a convertirse en Oro
Negro (servicio dolarizado) y florecieron -por
iniciativa particular- paladares de autopista,
muy rustiquitas ellas, como la de los Morales
y otras que no tienen nombre, pero venden también
refrigerios y platos más fuertes que un
pan con jamón.
A la salida de La Habana y de Santa Clara, se
puede observar una fila de personas al borde del
pavimento que enarbolan dos o tres billetes azules
en la mano derecha. No es por tribuna abierta.
Para un viajero no enterado podría ser
un gesto caritativo, pero no es más que
lo que ofrecen por un posible traslado en cualquier
medio de transporte, sea en auto, en camión
o en lo que aparezca. !La cosa es llegar!
Viajar de La Habana a Santa Clara en ómnibus
sin reservación cuesta 12 fulas (dólares).
Si decides ir en auto, ahí mismo junto
a la terminal de ómnibus, hay taxis de
turismo que transportan cuatro pasajeros a $ 10
per cápita o cuarenta dólares si
quieres viajar solo.
También están los llamados "buquenques"
-según el chofer que me llevó- dedicados
a apalabrear pasajeros potenciales. Luego, el
chofer del auto les regala 2 ó 3 dólares
por traerle los clientes. "Son unos vividores.
Es el signo del intermediario que aquí
brota como la mala hierba", me dijo el chofer
del auto, un veintañero.
Este ultimo, todo un tipo actual me contó:
"Tengo 12 grado (bachiller) pero me dedico
a manejar entre La Habana y Santa Clara porque,
imagínate, hay que vivir... Mis padres
son profesionales, pero no ganan", afirmó
con la suficiencia de quien un día agarró
la vida con la propia mano, como el volante del
auto que conduce. Y conduce bien y a buena velocidad,
con una walkman CD en el regazo y un cable conectado
a las bocinas... rap, reggae, salsa. Música
en la autopista. Me dijo que dormía unas
cuatro horas diarias y que hace unos dos viajes
diarios, 3 ó 4 días por semana.
Seguro eso le alcanza para comprar los pantalones
deportivos y las zapatillas FILA que usa.
Pero, eso es el presente. Otro signo del tiempo.
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