POLITICA
La luz al final
de túnel
LA HABANA, enero (www.cubanet.org)
- El régimen se desgasta. El agotamiento
progresivo abarca desde sus figuras históricas
representativas, atacadas por achaques, preludio
inexorable de senilidad y decadencia, hasta las
estructuras económicas, políticas,
sociales, e incluso militares que le sustentan
y apoyan.
Contra toda expectativa razonable, la espiral
represiva contra la incipiente sociedad civil
cubana y la oposición interna comenzada
en los finales del año 2002, seguida por
los fusilamientos, arrestos y juicios sumarios
de la primavera negra de marzo de 2003, no satisfizo
los presupuestos políticos de la élite
gobernante de La Habana.
A despecho de ello creció la masa ciudadana
renuente a trabajar para el estado patrón,
y dispuesta a correr los riesgos y los azares
inefables de la actividad empresarial libre, por
cuenta propia. En otro orden de cosas, el régimen
se vio desacreditado y desenmascarado en su esencia
opresiva ante los ojos atónitos de los
círculos intelectuales de izquierda que
le habían apoyado incondicionalmente hasta
ese instante.
El precio pagado por la última bravuconada
represiva se revirtió en una oposición
interna más sabia y más valiente.
En una prensa libre serena y madura que informa
y se supera a sí misma de forma permanente.
La actividad policial es el centro medular del
equilibrio de poder castrista. El año 2003
quedó marcado por las sucesivas escaramuzas
entre la oposición interna y un G2 sensiblemente
desgastado, pero aún desalmado y eficiente.
Como hitos en este enfrentamiento vale destacar
la entrega a la llamada Asamblea Nacional del
Poder Popular de otro paquete con varios miles
de firmas en apoyo al Proyecto Varela y la salida
y limitada circulación del tercer número
de la revista De Cuba.
El Movimiento Cristiano Liberación (MCL),
una de las agrupaciones políticas opositoras
más golpeadas durante la razzia represiva
de marzo, perseveró y logró las
firmas en una campaña que promete ser la
más formidable movilización interna
contra el régimen de Castro desde 1959,
si se tiene en cuenta su carácter masivo.
Lo más significativo del Movimiento Cristiano
Liberación es la composición de
sus activistas. Estos son, en líneas generales,
los opositores más jóvenes de la
Isla, católicos practicantes en su gran
mayoría. Sobre ellos recayó el peso
fundamental en la recogida de firmas para el Proyecto
Varela.
La aparición en el otoño pasado
del tercer número de la revista De Cuba,
una pieza selecta de la fiscalía castrista
en el juicio sumario seguido a su director, el
periodista Ricardo González Alfonso y su
asesor, el poeta y periodista Raúl Rivero
Castañeda, constituyó con su limitada
circulación de poco más de 200 ejemplares
una bofetada al rostro de la comunidad represiva
al servicio del régimen.
Con una situación económica catastrófica
y perdida para siempre la base popular que le
respaldó buena parte del camino, el régimen
de Fidel Castro se enfrenta a una resistencia
sorda y anónima que parte de la misma entraña
popular.
Esta resistencia se expresa con graffitis anónimos
en los muros, paredes o esquinas de cualquier
ciudad de la Isla. El mensaje recurrente de estos
graffitis es: ¡Abajo Fidel!
El rechazo al régimen de Fidel Castro
se desplazó a los salones selectos de la
propaganda oficial, el sanctum sanctorum de los
medios al servicio del gobernante Partido Comunista:
el rotativo Granma. En su edición del pasado
4 de diciembre, una foto trucada de Fidel Castro
lo equiparó al dictador alemán Adolfo
Hitler.
Esta manifestación espontánea de
rechazo, en la persona de su figura-símbolo,
marca la pauta de las condiciones sobre las que
afirma su soberanía sobre el pueblo de
Cuba, y gobierna, la élite político-militar
castrista a finales del pasado año. cnet/47
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