PRISIONES
Las
cárceles cubanas: cementerios de hombres vivos
NUEVA GERONA, enero (www.cubanet.org)
- El abogado invidente Juan Carlos González
Leyva ha conocido de cerca qué es la muerte.
La ha experimentado en carne propia en ocasión
de encontrarse confinado en una celda de la policía
política en la prisión Pedernales,
provincia de Holguín. Su encierro coincide
con el recrudecimiento de la represión
contra los hombres y mujeres que piden cambios
democráticos en la Isla.
González Leyva, presidente de la Fundación
Cubana de Derechos Humanos (FCDH) tiene 38 años.
El 4 de marzo de 2002 fue encarcelado por la policía
política cuando protestaba pacíficamente,
junto a otros defensores de los derechos humanos
y periodistas independientes frente al hospital
provincial Antonio Luaces, en solidaridad con
el reportero alternativo Jesús Álvarez
Castillo, quien sufrió una golpiza por
parte de agentes del ministerio del Interior (MININT),
razón por la que se le abrió expediente
en fase preparatoria a Juan Carlos, a los periodistas
y a los activistas de derechos humanos.
Para Juan Carlos González Leyva la fiscalía
provincial de Ciego de Ávila pidió
seis años de prisión, por los supuestos
delitos de desacato a la figura de Castro, desorden
público, resistencia y desobediencia.
"Juan Carlos ya cumplió 22 meses
de prisión", refiere su esposa Maritza
Calderín Columbié, "y hasta
el momento no se le ha celebrado juicio. En este
período mi esposo ha padecido tratos crueles
con peligros para su vida, inflingidos por los
carceleros". El activista es probablemente
el único prisionero de conciencia ciego
del mundo.
Calderín Columbié continúa
explicando la situación de Juan Carlos:
"Durante todo este tiempo mi esposo ha llevado
a cabo una prolongada abstinencia de alimentos
sólidos, por lo que ha adelgazado mucho,
padece de hipertensión arterial y claustrofobia.
Ha estado a punto de morir muchas veces".
Los cubanos internados en las cárceles
bajo las categorías de prisioneros políticos,
de conciencia, y comunes, han experimentado pruebas
tan devastadoras y crueles para la dignidad humana,
que sin lugar a dudas se confirma que las cárceles
cubanas se han convertido en cementerios de hombres
vivos. Miles de ellos, encarcelados aún
o en liberad, sufren sus secuelas. Existe la duda
sobre si podrán recuperarse en lo que les
resta de vida. cnet/08
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