CULTURA
Fusil contra fusil......pero ahora millonario
LA HABANA, enero (www.cubanet.org)
- Como todos los de mi generación, los
cubanos fuimos creciendo bajo la doctrina ideológica
marxista. Con los medios de prensa bajo el control
total del poder político, así como
la mayor parte de la literatura a la que teníamos
acceso, respondiendo a este esquema de información
dirigida y controlada, ese propósito estaba
garantizado. Por esta razón es muy fácil
mitificar la realidad social, no sólo en
el contexto cubano, sino también a nivel
internacional.
Bajo estos patrones ideológicos surge
en la década de los sesenta el movimiento
conocido como la Nueva Trova cubana, punta de
una vanguardia izquierdista intelectual, que con
distintos matices logra una creatividad artística,
fundamentalmente a través de la canción
política. Eran los años de la guerra
en Viet Nam y otros países limítrofes,
tiempos de revoluciones exportadas, algunas desde
Cuba, donde se fomentaba este tipo de acciones
en América Latina y África.
La Casa de las Américas sirvió
de escenario para que los intelectuales de avanzada
se dieran cita en Cuba, como una forma de proliferación
y propaganda del sistema cubano hacia sus respectivos
países de procedencia. La mayoría
de los agasajados escritores y artistas no lograban
descubrir el verdadero rostro del socialismo cubano,
que disimulaba su carácter totalitario
y antidemocrático tras un rostro de justicia
social y antimperialismo.
Sólo los acontecimientos de la última
ola represiva llevada a cabo por el régimen
de la Isla contra los luchadores del movimiento
pro derechos humanos y periodistas independientes,
así como el arbitrario fusilamiento de
tres cubanos que secuestraron una lancha de pasajeros
para abandonar el país, puso en claro que
Cuba no era el estado socialista que tanto se
había empeñado en aparentar, sino
un régimen dictatorial. Una buena parte
de los intelectuales de la izquierda internacional
despertaron de ese sueño con el que fueron
inoculados desde la veterana casa y a través
de los vínculos propiciados por esta institución
con funcionarios cubanos.
El movimiento de la canción protesta en
Cuba alcanza su máxima eclosión
con los cantautores Silvio Rodríguez y
Pablo Milanés, quienes tienen probadas
cualidades musicales y una amplia y reconocida
obra artística.
No hace mucho, Pablo Milanés rompió
un largo silencio y en declaraciones a la prensa
expresó con valentía su opinión
sobre la falta de libertades públicas en
el país, sin que este gesto significara
un divorcio de su pensamiento político
personal, con el que se ha identificado durante
estos años. La parte de la población
cubana que ha tenido conocimiento de estas declaraciones
las consideran justas y acertadas.
La otra cara de la moneda es la actitud de Silvio
Rodríguez. Este continúa navegando
en un mar de contradicciones, y muchas veces éstas
afloran, entre la letra de sus composiciones y
lo que en realidad él hace.
Rodríguez comenzó presentándose
con una pobre guitarra con la que acompañaba
sus canciones de temas sociales, en los que denunciaba
las injusticias del mundo capitalista y llamaba
al despertar de las conciencias de los oprimidos
de esos pueblos. Hoy es todo un señor millonario
con un alto nivel de vida capitalista en medio
de una sociedad que insiste en llamarse socialista.
Nadie podría criticar sin embargo que
el célebre compositor disfrutase de un
estándar de vida típico de un burgués,
mientras el pueblo trabajador al que él
casi ya ni le canta, apenas percibe un salario
de diez dólares mensuales. Su dinero es
producto del trabajo creador de la música
que comercializa a nivel mundial. Pero lo que
sí es criticable es que esos millones que
él obtiene vienen de esos mismos países
capitalistas que tanto critica. Cómo compaginar
temas como "Fusil contra fusil", "La
Era está pariendo un corazón"
y otros de parecida hechura con la realidad de
injusticia y pobreza en que vive su propio pueblo.
La injusticia y la pobreza son iguales en cualquier
sistema social en que se produzcan. Silvio calla
sobre estos hechos en una actitud de complicidad
con los atropellos a las libertades civiles existente
en Cuba. Faltan sus canciones sobre estas razones.
En su más reciente creación musical,
"Cita con los ángeles", el otrora
progresista devenido en parlamentario del Poder
Popular y finalmente en millonario, demuestra
que en vez de una cita con esos puros seres, lo
que realmente ha logrado es un pacto mefistofélico.
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