Y
reaparece el eje
Julio Sánchez Cristo. El
Nuevo Herald, 11 de enero de 2004.
Cuba va a seguir revolcando las cosas, insiste
en desestabilizar la región. Ese es el
mensaje de Colin Powell, respaldando las declaraciones
del embajador Roger Noriega, quien criticó
a Argentina por sus relaciones con Cuba y su blanda
postura. Y pasan cosas, reaparece el eje.
Y el eje tiene un gerente general, de nombre
Hugo Chávez. Y Estados Unidos sirve en
bandeja un bocado en tiempos de apetito, reunir
el mayor número de contradictores o enemigos
de la primera potencia del mundo. El presidente
de Venezuela no pierde el tiempo en convocar la
confederación de amigos de Cuba y se atreve
a hablar del verdadero eje, Caracas-Brasilia-Buenos
Aires, excluyendo a La Habana, como si fuera un
secreto el teléfono directo que existe
entre Fidel Castro y el coronel Chávez.
Evo Morales, el líder boliviano, sale
a aplaudir al presidente Kirchner por no dejarse
manosear de Washington. Y vuelve el eje a funcionar.
Venezuela se atreve a pedirle a Chile que le dé
mar a su vecino y desde La Paz le dan las gracias.
El presidente Ricardo Lagos prefiere no responder.
Perú dice que el tema tiene que hablarse
también con ellos. Morales hasta planea
demandar al presidente Bush.
Que a Chávez y a Castro no les gusten
las elecciones es una cosa, pero multar al traductor
del presidente de los Estados Unidos por ir con
la novia a Cuba a gastarse unos dólares
en una playa hermosa es como abrirle un juicio
a la Iglesia por la visita que hizo el Papa a
la isla. Y ésas son las oportunidades que
el eje no perdona, y las cobrará, ya, en
la Cumbre Iberoamericana de Monterrey, en donde
no habrá tema distinto a la conformación
de los equipos, los países del eje y los
países amigos de los Estados Unidos.
Independientemente de condenar a un gobierno
como el cubano, que no respeta los derechos humanos,
la estrategia es por lo menos equivocada, ya que
Washington está logrando lo que La Habana
quiere, que es protagonizar en el papel estelar
la reunión de México.
El Granma le dice cínico, mediocre y mentiroso
al subsecretario de Estado Roger Noriega, acusando
a los Estados Unidos de orquestar una campaña
de provocación con fines electorales.
Como si fuera poco, hay distintas voces que señalan
al gobierno de Chávez como amigo y apoyo
de la guerrilla colombiana de las FARC. Acusaciones
de tráfico de armas, hospedaje cerca de
la frontera y la falta de colaboración
de las autoridades venezolanas con las colombianas
en la lucha antiterrorista.
Hay un creciente protagonismo de Castro en la
región y lo que hace Washington es alejarse
de los amigos de Castro y hacerse eco y darle
importancia a sus enemigos.
El tema en la cumbre de Monterey debe ser la
propuesta de Bush para ayudar a millones de inmigrantes
latinoamericanos que hay en Estados Unidos --la
mitad de ellos mexicanos-- y no los estrechos
vínculos entre los gobiernos de Venezuela
y Cuba, o la amistad y cercanía de Kirchner
y Castro.
En nuestro hemisferio hay 34 de 35 naciones con
problemas y desafíos distintos, pero cada
una de ellas es una democracia independiente y
autónoma. La única excepción
es Cuba. Sería subestimar al resto de las
Américas, que saben que conviene más
estar cerca de Bush que de Castro o del propio
Chávez, que están esperando --como
los Estados Unidos-- una solución democrática
y constitucional en ese país.
Pasarán cosas en Monterrey.
juliosanchezcristo@yahoo.com
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