HISTORIA
Esteban Pichardo y los nombres geográficos
LA HABANA, enero (www.cubanet.org)
- Puestos frente a la vasta y profunda obra de
Esteban Pichardo y Tapia sobre cartografía,
geografía, topografía, hidrografía,
agrimensura, biología nos atrevemos a reclamar
para este científico cubano -aunque nacido
en la actual República Dominicana en 1799-
el título de Padre de los Geógrafos
Cubanos de todos los tiempos. Su obra comprende
hasta un Diccionario Casi Razonado de Vozes (sic)
Cubanas, publicado en 1836.
Tras una labor de campo por el centro del país
y regiones del oriente cubano, en que recopiló
infinita información geográfica,
incluidos nombres toponímicos a los que
da carácter de permanencia, hizo entrega
Pichardo de la que es considerada su obra principal
en esta materia: Itinerario General de la Isla
de Cuba, que dará paso a su obra Camino
de la Isla de Cuba, donde complementa la información
y estadísticas de la anterior, luego de
40 años de suma de nuevos datos y descubrimientos
en su peregrinar por la extensa provincia de Camagüey
y el occidente del país.
Además de su propia observación
del terreno, la inmensidad de su propósito
abarcador hizo que acudiera a planos hechos por
otros agrimensores y recogiera cuanta información
en materia geográfica y estadística
pudo obtener de las autoridades coloniales de
la isla, y hasta de personas e instituciones no
oficiales.
Pichardo inició otra obra en la década
de 1850, que concluyó en 1874, que constituyó
lo más avanzado de su tiempo: Gran Mapa
de Cuba. Una obra grandiosa también de
Esteban Pichardo fue otro Mapa General de Cuba,
uno de Matanzas y otro del Occidente (Pinar del
Río y parte de La Habana).
Adoptado por las autoridades peninsulares como
libro de texto oficial para la enseñanza,
confeccionó el Compendio de Geografía
de la Isla de Cuba, que podemos considerar un
reconocimiento de las autoridades coloniales a
la eminencia científica del sabio cubano,
ya que en lo político era visto con desagrado,
al punto que en 1825 fue apresado en España,
luego de visitar varios países europeos,
Estados Unidos y la colonia española de
Puerto Rico.
De allí logró escapar, y luego
fue considerado inocente de delito político,
aunque fue cesanteado de su empleo como archivero
de Obras Públicas, una medida que lo dejó
sin medios de subsistencia para él y su
familia. Pichardo murió pobre, abandonado
y olvidado en La Habana en 1876.
Uno de los méritos innegables del eminente
Primer Geógrafo de Cuba, es haber registrado
la toponimia que fue conociendo por legado popular
y oral, mediante el acopio documental en sus obras,
que al ser registrada adquirió carácter
de permanencia y fue siempre respetada en épocas
sucesivas, hasta que llegó el año
1959, en que todo se trastocó.
Si Pichardo resucitara y quisiera recorrer el
mismo itinerario que tan acuciosamente anotó,
de seguro quedaría totalmente desorientado
y anonadado frente al atentado a la toponimia
del país, que en muchos casos hasta ha
ignorado los nombres indígenas e hispanos.
Descubriría que el Departamento (o provincia)
Oriental no existe, sustituido por cinco provincias,
dos de las cuales han sufrido variación
en sus nombres, como la ciudad de Victoria de
las Tunas, que pasó a ser llamada como
en tiempos coloniales sólo Las Tunas, que
da nombre a la cabecera y provincia. Por su parte,
la que debió llamarse provincia Bayamo,
por ser ésta la ciudad insigne que prefirió
ser quemada antes que pasar de nuevo a manos del
poder colonial, además de que es palabra
indígena, fue bautizada por el régimen
como provincia "Granma", nombre del
yate donde Fidel entró subrepticiamente
a Cuba en 1956.
El macizo montañoso Sierra Cristal, al
noreste del oriente cubano quedó rebautizado
con el nombre bélico de Segundo Frente
Oriental Frank Pais, o sencillamente con el apócope
Segundo Frente, extensa zona en la que operó
Raúl Castro durante la insurgencia contra
el gobierno de Fulgencio Batista.
La península de Guanahacabibes, en el
extremo occidental cubano, parece estar camino
de convertirse en Sandino (en recordación
del guerrillero nicaragüense César
Augusto Sandino) que da nombre al municipio más
occidental del país, antes llamado Mantua.
Isla de las Cotorras o del Tesoro había
quedado finalmente con el nombre geográfico
de Isla de Pinos, y pinero el gentilicio correspondiente.
Su nombre fue cambiado a Isla de la Juventud,
sin gentilicio apropiado, por lo que se sigue
empleando el de pinero.
Pero los cambios en Isla de Pinos no quedaron
ahí. Al pueblo de Santa Fe se le quitó
el apelativo religioso y quedó sólo
con la Fe, lo mismo que Jacksonville, un pueblo
de inmigrantes de las islas Caimán, que
fue cambiado a Cocodrilo. Otros asentamientos
poblacionales recibieron nombres de personajes
y sucesos políticos.
A esta politización de los nombres no
escaparon los centrales azucareros con sus villas
de población, como parte de la "nacionalización"
(nombre dado a las confiscaciones de que fueron
objeto en la década de 1960). Tampoco han
escapado a esta práctica de imponerles
nombres revolucionarios las fincas ganaderas,
agrícolas y forestales ni cada obra nueva,
cada nuevo barrio o pueblo.
La lista, incluidas las calles, sería
infinita, para asombro y pena de Esteban Pichardo,
cuyo nombre no aparece registrado en espacio geográfico
alguno ni monumento, que sepamos, que recuerde
al que ha sido sin duda el geógrafo mayor
de Cuba por su acabada y profunda obra científica,
quien obtuvo grandes lauros en vida. En Cuba por
la Sociedad Económica de Amigos del País
y la Real Academia de Ciencias Médicas,
Físicas y Naturales de La Habana, las más
importantes instituciones científicas de
la época colonial. cnet/12
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