POLITICA
Mucho ruido y poco
avance
Oscar Mario González,
Grupo Decoro
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - El socialismo,
sobre todo su variante caribeña, es amigo
de la bachata y el guasabeo; todo lo cual hace
que el sistema se identifique por el mucho ruido
y el poco avance.
Es por eso que los cubanos se la pasan de congreso
en congreso. Antes de que se acabe uno ya han
anunciado el otro. A veces coinciden más
de uno en el mismo tiempo, siendo así que
el Palacio de las Convenciones es quizás
el local más activo de la nación.
El hecho no es novedoso ni privativo del marxismo
tropical. Las democracias populares de Europa
del este (que no eran ni una cosa ni la otra)
gustaban de estas actividades y favorecían
su realización.
Pero si bien ello es cierto, no lo es menos la
atracción especial, desmedida y patológica
que muestra el gobierno cubano hacia todo ese
tipo de encuentros, reuniones, simposios, festivales,
romerías, congresos y similares; todos
ellos de carácter internacional.
Así pues, Cuba es cruce donde entroncan
ganaderos y vegetarianos, académicos marxistas
y babalawos representantes de la religión
yoruba, ferias para la promoción del tabaco
y congresos de acciones contra el cáncer.
Toda la pluralidad de opiniones que se niega al
cubano.
Acá todos vienen a querellar, discutir
y tirarse de los pelos. Pero al final todos se
reconcilian y se ponen de acuerdo a la luz de
una luna llena tropical que platea las pencas
de los cocoteros, haciendo refulgir los vasos
de Habana Club sobre las finas y blancas arenas
de sus playas. Así, en cada pachanga y
con cada pachanga, el régimen va ganando
amigos y defensores que son los mismos amigos
y defensores de los que causan el dolor de Cuba
y se alimentan de su agonía.
No pocos cubanos se preguntan sobre las posibles
razones del gobierno cubano para desplegar una
voluntad aglutinante tan marcada y con tantas
demandas de esfuerzos y recursos.
Pero como acá nadie tiene derecho a dudar
y mucho menos a reclamar información de
las autoridades, la gente formula sus hipótesis,
cuyo objetivo es hallar explicación a comportamientos
tan reiterativos y a la vez tan inusuales en otras
partes del mundo. Estas son las ideas más
generalizadas sobre el asunto:
Primero: El régimen obra con un propósito
egocentrista, cuya finalidad es inculcar en la
mente del cubano la idea de que Cuba y su máximo
líder constituyen una especie de eje giratorio
o cordón umbilical alrededor del cual se
mueve y del que se nutre el resto del mundo. Todo
ello destinado a inculcar en el ciudadano la ilusión
de una predestinada y trascendental misión
encabezada y dirigida por el padrecito de la patria.
Segundo: Contrarrestar el creciente aislamiento
del régimen cubano presentando estos eventos
como muestra de respaldo político y reconocimiento
internacional.
Tercero: Presentar al sistema cubano como fuente
de inspiración del cual se nutre el resto
del mundo.
Cuarto: Utilizar el marco de estas actividades
como forma de captar las simpatías y atraerse
la voluntad de algunos personajes útiles
al régimen, como pueden ser premios Nobel,
ex presidentes, líderes políticos
con buenas perspectivas de poder. En general,
futuros clientes del turismo político que
tan buenos dividendos viene aportando.
Es un criterio bastante difundido entre los cubanos
que la continua celebración de actividades
internacionales representa un gasto considerable
para la economía de la nación, en
medio de la actual crisis por la que atravesamos.
El gobierno, conocedor de este estado de opinión,
ha respondido por boca de su máximo líder
que tales eventos no significan gastos para el
país, sino ganancias derivadas del consumo
de los visitantes extranjeros.
De cualquier manera, nunca tendremos posibilidad
de conocer el estado de cuentas de ninguna actividad
económica en el presente estado de cosas,
donde cuestiones intrascendentes, como pueden
ser el número de enfermos de conjuntivitis,
o la cantidad de gatos callejeros, se ocultan
como verdaderos secretos de estado de gran utilidad
para el "enemigo imperialista".
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