POLITICA
Vacas locas en comercio
loco
Ariel Delgado Covarrubias
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org)
- Las pasadas Navidades el sector agropecuario
norteamericano recibió un golpe anonadante:
en el noroccidental estado de Washington se informó
la detección de una res con síntomas
de Encefalopatía Espongiforme Bovina, más
conocida como el Mal de las Vacas Locas.
De inmediato se cerraron las exportaciones de
carne norteamericana a casi todo el mundo, en
especial en Asia, donde están los mayores
compradores de ese rubro. En 2002 Japón
gastó 1,400 millones de dólares
en esas compras y Corea del Sur 732. En América,
México es el mayor importador.
Esa enfermedad surgió en Europa en los
años 80 del pasado siglo, y ocasionó
el sacrificio de cientos de miles de cabezas en
esos años para poder controlarla. Integra
un grupo de enfermedades infecciosas poco conocidas
que dañan a humanos y animales. Se considera
que surge como consecuencia de una alimentación
del ganado elaborada con suplementos de osamentas
y desechos animales.
La teoría más acertada la atribuye
a un agente conocido como "prion", que
según se cree produce una lenta reacción
bioquímica que modifica las células
de proteínas del cerebro, y como consecuencia
adquiere la consistencia de una esponja, con resultados
fatales.
En los seres humanos contagiados produce la enfermedad
de Creutzfeld Jacob, que es muy rara y sólo
aparecía en personas mayores de 55 años,
hasta que en 1996 se detectó su conexión
con el Mal de las Vacas Locas. Los primeros síntomas
en humanos son temblores, nerviosismo, pérdida
de la memoria y del equilibrio, debilidad y alucinaciones.
Luego se pasa con rapidez a un estado en que no
se puede caminar ni hablar, hasta que desemboca
en la muerte. Desde 1998 se han contagiado 153
personas en el mundo.
Cuba, que desde el año 2000 viene haciendo
compras de productos agropecuarios norteamericanos
y que tiene un amplio plan de importación
de vacunos en ese país, reaccionó
ante el infausto suceso ratificando su posición
de efectuar las compras. Hasta el momento la isla
había adquirido 800 cabezas procedentes
de varios estados de la Unión, pero ninguna
de Washington, donde se reportó la aparición.
Las autoridades cubanas aseguran que el ganado
llegado de ese país está bajo observación
y los envíos pactados se encuentran temporalmente
detenidos. Según Pedro Alvarez, director
de ALIMPORT, la empresa encargada de las compras
en Estados Unidos, de los 325 millones de dólares
erogados en pagos durante 2003, sólo uno
se dedicó a la compra de esos animales.
No obstante, se considera que de normalizarse
el comercio bilateral en forma competitiva, están
dispuestos a adquirir hasta 100 mil reses del
vecino del norte, ya que según palabras
del titular de la parte cubana "el ganado
estadounidense está llamado a desempeñar
un papel decisivo en el aumento de nuestra producción
lechera y cárnica".
Por su parte, el gobierno de la isla ofreció
sus servicios veterinarios para cooperar con su
similar norteamericana en la investigación
de la enfermedad, aunque reconoce que nuestros
expertos no tienen experiencia en el tratamiento
con esa enfermedad, pero poseen un amplio caudal
de experiencia en el combate contra otras epidemias
en animales y plantas.
Además de ganado en pie, La Habana ha
comprado mantequilla, quesos y leche en polvo,
que han tenido buena aceptación en la población
por su calidad. Se gestionaba también adquirir
carne de ese mercado. Sin embargo, algunos clientes
no han querido adquirir la gelatina que se vende
en las tiendas en divisas "por si acaso".
¿A qué se debe esa actitud tan
comprensiva del gobierno de Cuba, a diferencia
de los países que detuvieron sus compras
de carne a Estados Unidos? Sencillamente al comercio
con los Estados Unidos no se le puede rozar ni
con el pétalo de una rosa. Aunque se niegue
de manera reiterada, inclusive con el desmentido
a algún viceministro indiscreto, hay un
trasfondo político que se cuida a las más
altas instancias gubernamentales.
Generalmente los intereses políticos sirven
y posibilitan los intereses comerciales, porque
estos últimos son los que generan bienestar
para sus pueblos. Pero utilizar el comercio como
arma política no ha traído, según
demuestra la amplia experiencia en esta materia,
los mejores dividendos. Precisamente fue la llamada
política de los llamados "países
socialistas" los que subordinaban el comercio
a su política con fines expansionistas.
Ese comercio loco es caminar sobre la cuerda
floja, arriesgarlo todo en una batalla pírrica
donde nada podrá evitar lo indetenible.
Ni aún levantándose las principales
restricciones del embargo el gobierno castrista
podrá evitar ni retrasar el cambio.
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