SOCIEDAD
Las cotizaciones,
un negocio millonario
Juan Carlos Linares
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - Levanté
el manófono y marqué el 677-5320.
Una voz femenina me informó que me había
comunicado con la Dirección Nacional de
la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). Entrecruzamos
los buenos días y me dispuse responder
a su ¿qué desea?
- Deseo conocer el número total de afiliados
a la CTC.
- ¿El número total? Yo no puedo
contestar eso. Le paso con otro departamento.
Segundos después escuché una voz
masculina, cortante.
- ¿Quién es usted?
Me identifiqué y le repetí la pregunta.
- Sí, tenemos la cifra, pero no podemos
darla.
- ¿Es secreta?
- No -dijo rápidamente-, pero no podemos
darla.
- ¿Y si la solicito personalmente? -insistí.
- Tampoco se la podemos dar -me respondió
y colgó.
Mi objetivo principal era conocer el dinero que
se embolsilla la CTC por concepto de cotizaciones,
como se le denomina a las cuotas monetarias abonadas
a las organizaciones políticas y de masas
por sus afiliados.
Teniendo en cuenta el Anuario Estadístico
de Cuba del año 2002, la población
laboral nacional es de 6 millones 718 mil trabajadores,
para un 91,8% del total de empleos. Y si además
se conoce que en Cuba, tanto la vinculación
de los ciudadanos a todas las organizaciones gubernamentales
citadas en este estudio, como el cumplimiento
en el pago de las cotizaciones se ejerce mediante
métodos sutiles de coacción, entonces
se deduce que el monto recaudado por la CTC es
elevadísimo.
Para cifrar esa cantidad de dinero, ya que el
gobierno bloquea el derecho a la información
pública, pongamos por ejemplo a un empleado
que percibe 300 pesos de salario mensual, y tiene
que cotizar a la CTC -de acuerdo a dicha escala-
3 pesos mensuales (36 al año) y, además,
pagar 12 pesos anuales de "Día de
la Patria" (que es lo que antes se llamaba
Milicia de Tropas Territoriales, MTT, que equivale
a un día laboral donado una vez al año),
entonces este trabajador cotiza anualmente 48.50
pesos.
Si se multiplica esa cotización individual
promedio por 6 millones de trabajadores sindicalizados
en los centros de trabajo del estado, y se le
agregan las cotizaciones de los trabajadores por
cuenta propia sindicalizados y los jubilados afiliados,
el monto recaudado por la Central de Trabajadores
de Cuba sobrepasa los 300 millones de pesos anuales.
Otras organizaciones de masas son los Comités
de Defensa de la Revolución (CDR) y la
Federación de Mujeres Cubanas (FMC), que
tienen tarifas fijas de 25 centavos mensuales
por cada afiliado, 3 pesos al mes. Asumiendo las
cifras oficiales de 8 millones de cederistas y
3 millones 900 mil federadas, la recaudación
anual de los CDR y la FMC asciende a 35 millones
700 mil pesos, sin incluir aquí otras donaciones
que "voluntariamente" hacen sus afiliados.
Sumadas a las cuotas de la CTC, los CDR y la
FMC, las cotizaciones de otras organizaciones,
como el Partido Comunista de Cuba (PCC), con casi
un millón de miembros, y tarifas mucho
más elevadas; la Unión de Jóvenes
Comunistas (UJC), con más de medio millón;
la Federación Estudiantil Universitaria
(FEU); la Federación de la Enseñanza
Media (FEM); la Asociación de Combatientes
de la Revolución Cubana (ACRC); y la Unión
de Pioneros de Cuba (UPC) -niños que también
tienen que contribuir con una cuota voluntaria-,
los valores cotizados anualmente podrían
superar los 500 millones de pesos (más
de 20 millones de dólares) al año,
según la tasa actual de cambio que es de
26 pesos por dólar.
Si se agregan a los valores mencionados las contribuciones
que se les exigen a los trabajadores del turismo
que perciben propinas en divisas, y que en la
última década alcanzó 15
millones de dólares; las más de
360 mil donaciones de sangre "voluntarias"
en el pasado año, que se convierten en
plasma y medicamentos comercializados después
en el mercado internacional y nacional; los altos
impuestos exigidos a los trabajadores por cuenta
propia; la carestía de vida, sumida en
un sistema arbitrario, restrictivo y prohibitivo,
que aunque no se puede calcular en términos
monetarios, sí tienen un elevado costo
en sacrificios y calamidades, sólo queda
preguntarse: ¿Quién le debe a quién?
¿El pueblo a la revolución o la
revolución al pueblo?
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