PRENSA INDEPENDIENTE
Febrero 6, 2004

REPRESION
Cuando se irrita a los dioses

LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - Como se sabe, en Cuba el acceso a Internet pasa por estrictas limitaciones y prohibiciones. Los ciudadanos comunes no tienen autorización para su uso, sólo los extranjeros y funcionarios que puedan justificarlo. Pero también se sabe que existen decenas de miles de usuarios no autorizados que se conectan a la red. ¿Qué ocurre cuando alguno de ellos es detectado?

Pedro poseía en su casa una computadora, un modem y una conexión "pirata" a Internet, con la cual se comunicaba con sus familiares y amigos fuera de Cuba, y también pagaba una mensualidad por esto a su proveedor, el cual lo abastecía por 60 dólares mensuales.

Pedro mantenía negocios de índole más menos legal, relacionados con venta de artículos de antigüedad a extranjeros, pero posee una licencia y paga impuestos (en dólares), por lo que su estatus social era ante todos en la sociedad "pudiente", mas siempre seguido bien de cerca por alguien (nunca se sabe quién) que esperaba que cruzase la línea de la ilegalidad para sorprenderlo.

Y así fue. Una fría madrugada de invierno habanero oficiales del ministerio del Interior (MININT) uniformados de verde irrumpieron en su morada, alegando una orden de registro, la cual no alcanzó nunca a leer. La ley cubana establece que los registros deben realizarse siempre entre las 6:00 de la mañana y las 10:00 de la noche, sólo entre estas horas y acompañados de dos testigos, que quizás estaban indispuestos y no consiguieron llegar a la cita.

Los oficiales buscaban en principio el modem que Pedro usaba para saltar al Ciberespacio, y luego de tenerlo en su poder, preguntaron por los papeles del ordenador (los cuales no existían por haber sido comprado de modo ilegal) y también cargaron con éste. Cuando salían con el botín pasaron por la sala de la casa, donde preguntaron por las propiedades del televisor, video casetera y ese extraño equipo que estaba entre ambos, al que Pedro les dijo que era un ecualizador para mejorar el audio de las películas (en verdad era un receptor de DirecTV, pero los gubernativos nunca notaron la diferencia, por suerte para el morador). Incluso desconectaron el cable de la antena del receptor, que quedó solitaria en el techo dentro de un tanque de agua (vacío por su puesto) el cual nunca fue examinado.

Al retirarse violentamente, los funcionarios sólo entregaron a Pedro una citación oficial, donde se le indicaba el día y la hora que debía presentarse ante el cuerpo de Seguridad del Estado para aclarar la situación. El día de su entrevista no pudo ser atendido, pues el oficial que atendía el caso no se encontraba y se le ordenó esperar en su casa a que fuese avisado. Mientras, Pedro sólo se preguntaba dónde estaban todos esos bienes que con tanto trabajo y esfuerzo había adquirido.

Pedro jamás supo qué rumbo tomaron aquellos aparatos que un día poseyó, y ahora se limita a tener un pequeño televisor por miedo a que le repitan otra vez la hazaña.

Pedro se considera una persona muy dichosa de que todo haya terminado como sólo un amargo susto. Es un hombre muy trabajador, que alcanzó por su empeño cierto nivel de vida. Un nivel de vida que irritó a los dioses. cnet/59



Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba controla el acceso a Internet.
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