HISTORIA
Colegio de Pedagogos
de Cuba, dos momentos en el tiempo
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org)
- Trescientos doce delegados designados en tres
candidaturas y ciento cuatro puestos para candidaturas
libres conforman la boleta para elecciones del
Colegio Municipal de Pedagogos de La Habana para
el período 1959-1961. En los primeros lugares
de esas candidaturas aparecen los nombres de la
Dra. Lucrecia Gómez Zaldívar, el
Dr. Carlos Paz Cué y la Dra. Concepción
Portela González. Entre ellos y un posible
candidato libre, se hallaba el potencial presidente
que dirigiría esta organización
del profesorado cubano durante los primeros tres
años de gobierno revolucionario.
Sin embargo, la existencia del Colegio de Pedagogos
estaba próxima a su final. Las elecciones
quedarían truncas y la formación
de un sindicato oficialista daría al traste
con toda organización de tipo independiente
paralela.
A poco más de cuarenta años de
la disolución de los Colegios de Pedagogos
de Cuba, una de sus últimas integrantes
ya octogenaria, quizás también de
las pocas supervivientes en la Isla de esa experiencia,
se conmueve al saber que un profesor llamado Roberto
de Miranda ha sido encarcelado, entre otras cosas,
por ser el presidente del nuevo Colegio de Pedagogos.
Con material gráfico personal, recortes
de crónicas de la época, fotos publicadas
en la prensa durante numerosas actividades, y
muestras de publicaciones, boletas electorales
y el reglamento de la organización, quiere
llamar la atención sobre aquella idea materializada
por los profesores cubanos para la defensa de
sus derechos. Recuerda que en tiempos de la República,
los profesionales de la Isla no estaban sindicalizados.
Los sindicatos estaban concebidos más bien
para el sector obrero y gremial. Los trabajadores
de ramas como la prensa, los médicos o
los profesores, no estaban considerados conceptualmente
como obreros, lo cual implicaba que no estuvieran
sindicalizados. Carecían de una organización
que les defendiera de las arbitrariedades cometidas
por la administración de sus respectivos
ministerios o dependencias. Así surge la
idea de conformar los colegios de profesionales
en cada especialidad.
Pero el alcance de los colegios de pedagogos
llega más allá de una organización
sindicalista. En 1955 el Dr., Aníbal T.
Díaz Martínez conforma una candidatura
para enfrentar al Dr. López Iza, quien
tenía el control del colegio y lo ejercía
a su arbitrio. Con el llamado a elecciones para
dirigir los colegios se estaba materializando
también la presencia de partidos políticos
compuestos por profesores, con vistas a desarrollar
programas educacionales verdaderamente viables
y defender de manera más sólida
los intereses del educador en Cuba.
Las elecciones para presidente y demás
cargos en la representación estaban contempladas
para un término de tres años. Las
elecciones para el período de 1955-1957
fueron ganadas por el Dr. Aníbal Díaz.
En 1955 se constituyó dentro del Colegio
Nacional de Pedagogos de Cuba el Partido "Acción
Pedagógica" presidido por el Dr. Severino
Puentes. El programa que presentaba estaba dirigido
a la lucha contra el intrusionismo profesional,
la reforma general de la enseñanza en el
país, la implementación de una campaña
alfabetizadora a nivel nacional, la defensa del
pedagogo colegiado contra toda injusticia y la
exigencia de un sueldo decoroso como profesional
universitario para los pedagogos, donde quiera
que realizaran su trabajo. En 1957-1959 salía
como amplio favorito este Partido Acción
Pedagógica lidereado por La Dra. Publia
Sardiña Izquierdo, quien finalmente consiguió
alzarse con los votos.
Esta señora aparecía en las crónicas
de entonces como una luchadora incansable por
las mejoras de la educación nacional y
en defensa de los derechos de la mujer en la rama
de la educación. Las metas para este tiempo
de mandato eran más ambiciosas. A las anteriores
peticiones se sumaban el lograr nuevas fuentes
de trabajo para los compañeros desocupados,
tecnificación del Ministerio de Educación,
mejoramiento integral de la Escuela Nacional,
organización de cursillos, conferencias
y eventos culturales completamente gratuitos para
los colegiados, reforma general de los estatutos
del Colegio Nacional para garantizar aún
más su funcionamiento democrático
y la erección de un edificio social con
características funcionales que posibilitara
el ingreso de fondos para el Colegio. En una carta
de demandas elevadas al ministro de Educación
se pide también la reinserción de
los maestros suspendidos de sus empleos por participar
en supuestas actividades ilícitas, (léase
en contra del entonces régimen dictatorial)
Las actividades de los miembros del Colegio-Partido,
según se aprecia en los recortes archivados,
eran abundantes. Asistencia a conferencias, entrevistas
de la prensa, campañas de publicidad, actos
conmemorativos patrióticos, visitas a lugares
de interés histórico, entre otras
actividades, son recogidas por las crónicas,
reflejando la participación de los componentes
de la directiva del Colegio. Tenían una
publicación bimestral a manera de boletín
informativo, así como un código
de ética profesional. En este último
resaltan el sello de dignidad profesional que
tenían que mostrar los profesores, la responsabilidad
cívica como conciencia del verdadero concepto
de educación, base fundamental de la ciudadanía;
evitar la conexión entre la obra de la
educación y la política o creencias
sectarias que desnaturalizan el concepto genérico
y nacionalista de la escolaridad, la inspiración
de motivos morales y razones de carácter
técnico en el ejercicio de la función
orientadora del profesorado; la emulación
sana, constructiva y basada en principios de justicia
para el mejoramiento y ascenso del educador, basado
en valoración recta de méritos y
hechos. Todos estos aspectos componían
el Decálogo del colegiado.
Para la última etapa de dirección
se presentó la candidatura del Dr. Paz
Cué al frente del Partido Unidad y Defensa.
Ya en ese tiempo se acusaba a algunos de los miembros
del Colegio de infiltración comunista,
por lo que la división amenazaba con romper
la estructura de la organización. Para
esta fecha la dirección del Colegio de
Pedagogos radicaba en una casa particular situada
en Soledad 204. En el programa de este partido
se aprecia la influencia de los cambios políticos
acontecidos en el país para entonces. Se
aboga por una verdadera unidad de clase, la inamovilidad
del pedagogo y la defensa de sus intereses, apoyo
a la campaña de Alfabetización,
las nuevas realidades de las proyecciones de la
escuela primaria superior, creación de
un buró jurídico y la reestructuración
y fortalecimiento del seguro del Pedagogo.
Pero la nueva realidad terminó con toda
forma de libre expresión. Los colegios,
y fundamentalmente el de profesores, no podían
sobrevivir ante una organización monolítica
de la sociedad, donde todo giraría en torno
a un centro único. La desaparición
de estas organizaciones era inminente.
Pasarían cerca de treinta años
para que el nombre de Colegios de Médicos,
Profesores o Abogados, reaparecieran en el contexto
social. Acusados de perturbar la dirección
socialista de la sociedad, de ser organizaciones
al servicio del enemigo, de tratar de implementar
ideas subversivas y contrarrevolucionarias, estas
organizaciones apenas pueden subsistir en las
condiciones actuales, sintiendo la constante amenaza
de sucumbir ante la persecución y el encarcelamiento
de sus miembros. Así está ocurriendo
con el Colegio que preside el prisionero de conciencia
Roberto de Miranda.
¿Cuáles son las metas de esta nueva
organización de profesionales? Lograr una
enseñanza despolitizada donde el intrusionismo
de la ideología no pueda sobreponerse a
la única y verdadera razón de la
enseñanza: formar hombres y mujeres con
una integridad ciudadana sustentada en los valores
democráticos martianos. Aunque el camino
es difícil y arduo conforta al menos saber
que la semilla cívica plantada hace más
de cuarenta años quedó de alguna
manera arraigada y germina a pesar del tiempo
transcurrido y situaciones adversas vividas. Es
el anuncio de que la libertad de expresión
y de asociación, inherentes a toda sociedad
humana, terminará por florecer en Cuba.
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