Cuba: la única salida, una
reunión en la isla
Insisten en la oferta de Castro
Por Florencia Carbone, de la Redacción
de La Nación,
Argentina, 24 de diciembre de 2004.
La posibilidad de que el reencuentro de la familia
Molina se concrete en un tercer país es,
a los ojos cubanos, "ingenua y ridícula".
A pesar del hermetismo que la embajada de Cuba
en Buenos Aires mantiene respecto del tema, LA
NACION pudo saber que los representantes de Fidel
Castro en el país creen que la única
posibilidad para que la neurocirujana Hilda Molina
se reencuentre con su hijo y sus nietos es que
la parte de la familia que reside en la Argentina
viaje a La Habana.
Los reiterados intentos por saber la opinión
del embajador Alejandro González Galiano
fueron infructuosos. "No hay nada para decir
sobre eso", fue la repetida respuesta de
los funcionarios de la sede diplomática.
Sin embargo, el malestar que provocó en
Cuba la trascendencia pública del caso
Molina hizo que se conocieran algunos detalles;
por ejemplo, que en rigor no existe impedimento
judicial alguno para prohibir la salida de la
médica: no tiene causas ni procesos pendientes
con la Justicia.
Sin embargo, el argumento que una autoridad militar
del régimen castrista dio a Molina para
justificar el rechazo a su pedido para viajar
al exterior sigue vigente: "Su cerebro es
patrimonio del Estado cubano", le dijeron
hace varios años a la médica. Ahora,
esa razón vuelve a invocarse, como supuestamente
hace Estados Unidos con los investigadores de
la NASA.
"Es absolutamente ridículo. Los únicos
que no pueden salir libremente de EE.UU. son quienes
tengan pendiente de resolución alguna causa
judicial", dijo un funcionario de la embajada
norteamericana en Buenos Aires.
Argumentos
¿Cuáles son los argumentos a los
que apeló Castro en la carta que le contestó
a Kirchner para negar el permiso de salida a Molina?
"Fidel no dice que "no"; ofrece
todas las garantías para que se reúnan
en Cuba", se escuchó comentar hace
algunos días a un funcionario de la embajada
cubana.
¿Cuáles son los argumentos por
los que los mismos personajes califican de "ingenua
y ridícula" la hipótesis que
plantea un encuentro de la familia en un tercer
país -España-, que la administración
de Néstor Kirchner -pese a las repetidas
desmentidas oficiales- intenta fogonear con cautela?
"El problema es que Molina no tiene prohibido
salir a la Argentina, sino de la isla. Si es a
Venezuela o España no importa. Es más,
si se aceptara una reunión de la familia
en España sería casi contraproducente
para el gobierno argentino: todos dirían
por qué confían en Rodríguez
Zapatero más que en Kirchner", se
escuchó decir en la embajada de Cuba.
Los enviados de Castro no se cansan de repetir
que es "absurdo" pretender comparar
la relación de su país con España,
al que unen antecedentes históricos, económicos
y políticos "más fuertes"
que con la Argentina.
Otro dato: aseguran que a diferencia del "caso
aislado" que pretende discutir la Argentina,
la liberación de varios presos políticos
fue una respuesta a las gestiones que el gobierno
socialista español hizo ante la Unión
Europea para que el bloque flexibilizara su postura
ante la isla.
A la molestia, los cubanos suman el desconcierto:
"¿Por qué teniendo canales
directos como Cristina (la senadora Kirchner),
Parrilli (el secretario general de la Presidencia)
o Bonasso (el diputado) montaron todo ese show
sentimentaloide con la cartita, los nietos y la
sobreactuación pública de Bielsa
después de la reunión con Powell?",
se preguntan.
La "advertencia" sobre cómo
debía manejarse el asunto, dicen, la hicieron
conocer al gobierno argentino hace mucho tiempo:
"Este no puede ni debe ser un tema de la
agenda bilateral y todo debe manejarse bajo la
más estricta confidencialidad".
Según la visión cubana, el episodio
"no ha hecho más que echar tierra
a una relación que se estaba recuperando".
La incógnita es saber cuáles serán
ahora las pautas que el régimen establecerá
para "recomponer la amistad" con la
Argentina.
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