Barrio afuera: Médicos cubanos
escapan con ayuda de red venezolana
Una red de venezolanos ayuda
a los médicos de Barrio Adentro a escapar
de Venezuela y de Cuba. La travesía, hasta
Estados Unidos, es larga y desesperante
Oscar Medina , enviado especial
/ El Universal,
Caracas, domingo 19 de diciembre, 2004.
Miami. Solidaridad Sin Fronteras no es una gran
organización de la que se pueda decir,
a primera vista, que cuenta con el poder económico
de la comunidad cubano-americana. No tiene sede
y los teléfonos de contacto son los de
su directivo principal, el doctor Julio César
Alfonso (305-2299826). Junto a él están
el también médico Alfredo Melgar
y un pequeño grupo sumado a la causa desde
que se conformó legalmente en agosto de
2004, en el Estado de Florida.
Alfonso define a SSF y al programa bautizado
Barrio Afuera como un grupo que brinda "ayuda
humanitaria. Hacemos un servicio de defensa de
derechos humanos. No somos agencia de viajes ni
una organización ilegal ni clandestina".
Melgar completa la idea: "Cuando esas personas
toman la decisión de desertar, ayudamos
para que puedan llegar a Estados Unidos".
El Universal pudo constatar la permanencia en
Miami de al menos una decena de médicos
escapados de Barrio Adentro. SSF señala
que tienen contacto con más de 20 colegas
desertores que hoy viven en Estados Unidos. Y
estiman que, a lo largo del tiempo que lleva operando
la misión, se han evadido unas 500 personas
hacia Colombia, España, Estados Unidos,
México y _los menos afortunados_ dentro
de la propia Venezuela, esperando la oportunidad
de ir a la tierra prometida del exilio cubano.
Los espacios dejados por los desertores no han
quedado vacíos. La teoría que manejan
en SSF es que los han sustituido personas sin
la preparación adecuada: "O son enfermeros
o militares", asoma Melgar: "No todos
son médicos. Hemos recibido muchas quejas
y testimonios de profesionales venezolanos sobre
mala praxis, diagnósticos errados y uso
de términos inadecuados al referir pacientes
con "dolor de barriga y cosas así".
La explicación sobre cómo operan
en la práctica se reserva detalles. Alfonso,
Melgar y los médicos, incluso los que escaparon
sin ayuda de SSF, coinciden al decir que muchos
venezolanos colaboran de manera determinante,
escondiendo a los desertores o suministrando alimentos
y dinero para las gestiones que hacen posible
su fuga. "Tenemos contactos, pero no podemos
decir quiénes son. Y cada vez son más",
aclara Alfonso. "Hay que dar pruebas sin
arriesgar a las personas. Porque a los médicos
los matan. O se los llevan a Cuba. El desertor
es acusado de traición a la patria y eso
es penalizado con 20 años de prisión",
advierte Melgar.
En la visión de Alfonso no sólo
a los cubanos serviría la red de Barrio
Afuera. Algún día podrá ser
útil a otros amenazados por el mismo mal:
...................."Esta red podría
ser usada en otras cosas; podría serle
útil a la oposición venezolana.
Es gente ya probada y honesta".
Lo que se puede saber de la logística
es que empieza con el contacto del desertor por
vía telefónica o por correo electrónico
(solidaridad146@aol.com): "Verificamos, hablamos
con su familia en Miami y al comprobar la veracidad
lo contactamos con la gente en Venezuela. En muchos
casos, cuando nos llaman, ya los están
ayudando antiguos pacientes. Siempre hay riesgo
de infiltrados, pero tenemos nuestros mecanismos".
Con experiencia
Alfonso tiene 36 años. Y hace rato pelea
contra el castrismo. En 1992 recibió su
título de médico en La Habana: "Desde
esa época conspiramos. Hicimos un grupo
opositor en la universidad que se llamaba Movimiento
Juvenil 14 de Junio, con unos cuantos que aún
trabajan en Cuba y en Barrio Adentro. Nos reuníamos,
organizábamos charlas sobre democracia,
teníamos proyecto a futuro". Pero
en 1993 cayó preso durante un año.
Y tras gestiones de parientes, Estados Unidos
le concedió asilo político y llegó
a Florida en 1999 junto con su esposa embarazada.
Aún le falta completar reválidas
para poder ejercer. Mientras tanto trabaja como
asistente médico.
Melgar, de 39 años, también debe
tener su expediente abierto. Nació en La
Habana y estudió Medicina en Camagüey.
Se graduó en 1989: "Desde 1991 estuve
dos años castigado en el campo por criticar
el sistema de salud". Pudo salir de Cuba
en 1994 por petición de su familia en España.
En 1995 se radicó en Miami, donde se prepara
para hacer valer su título.
Junto a Alfonso, en el grupo MJ14-6 estaba su
primo Otto Sánchez, a quien la inteligencia
cubana entonces no identificó como opositor.
Sánchez es clave en la génesis de
Barrio Afuera. En octubre de 2003 llegó
al Estado Aragua con un contingente de médicos.
Y gracias a sus conocimientos en computación,
fue designado parte de los coordinadores de la
misión que operaba en el hotel Micoti de
Maracay.
En diciembre de ese año, su colega de
Barrio Adentro, Luis Rainier Puente, fue asesinado
por el hampa y _según cuenta Sánchez_
"se confabuló un plan para tratar
de hacer ver que la oposición estaba involucrada
en ese asesinato". Sánchez se negó
a formar parte de esa trama y terminó encerrado
en el hotel, esperando que lo devolvieran a Cuba,
con castigo asegurado por desobedecer. El 13 de
diciembre pudo escapar: "Busqué gente
que me ayudara. Crucé a Colombia y tras
seis meses pude llegar a Estados Unidos".
Su condición de coordinador le dio acceso
a algunos documentos confidenciales que, a estas
alturas, ya están en manos del Departamento
de Estado. Y fue su fuga y su imperiosa necesidad
de ayuda lo que empujó a su primo Julio
César Alfonso a dar los primeros pasos
para formar SSF: "El me llamó y empecé
a moverme, pero nadie podía hacer nada.
Nos ayudó mucho monseñor Agustín
Román, una figura importante de la Iglesia.
No había en Miami una institución
humanitaria que ayudara a los desertores cubanos.
Así empezamos".
Sánchez _quien es cuñado del médico
Ulises Bernal, preso en Venezuela_ hoy está
en Nueva Jersey lidiando con el inglés,
tratando de hacer algo a través de SSF
y cargando con un peso mayor que cualquiera de
los recuerdos de esos meses de huida desesperada:
"A Barrio Adentro entras por dinero. Yo no
pensaba desertar porque mi esposa y mi hijo de
8 años se quedaron en Cuba. Ella es médico
también y ya la castigaron sacándola
del trabajo. El día que pueda reclamarla,
ellos por ley, pueden no dejarla salir porque
es profesional. Mi hijo tiene una enfermedad crónica
y no sé si algún día podré
verle la cara otra vez. Es muy duro. La verdad
es que los médicos cubanos no hacen falta
en Venezuela. Hasta el momento en que estuve ahí,
no resolvíamos nada. Era un asunto de adoctrinamiento,
ese era el interés de Chávez. Ahora
ayudo a esta red y es una cosa nueva para mí.
Queremos que no se corrompa ni que nos infiltren
con esos espías que tiene Castro en todos
lados. A ver cómo sigue esto".
No más fotos
Recién llegados a Florida y embriagados
por la sensación primera de libertad, unos
pocos decidieron contar abiertamente las dramáticas
historias que ya tenían un momentáneo
final feliz. Zoe Núñez y Héctor
Alvarez aparecieron en programas de las televisoras
de Miami y el lunes 13 de diciembre se les vio
en la primera plana de El Nuevo Herald.
Dos días más tarde, el diario hizo
una nueva entrega. Y sorprendió a la disidencia
con un dato inesperado: el nombre de una doctora
que desertó, pero que aún no ha
podido salir del país. De manera que la
seguridad cubana ya sabe que Dayami Rosales, desde
el 3 de septiembre, se esconde "en una localidad
del centro de Venezuela que pidió no revelar".
Ya antes de este episodio los médicos
escapados a Miami acentuaban su recelo ante la
prensa. Zoe Núñez, por ejemplo,
advirtió a El Universal que ya no más:
"Estoy ocupada, tengo que resolver mis problemas,
apenas ahora conseguí trabajo cuidando
a una señora...". Su colega Héctor
Alvarez maneja un discurso similar y evitó
el encuentro sin disimulos.
Con todo, Núñez reconoció
algunas cosas: "Salí con mucha ayuda
de venezolanos. No puedo decir más. Yo
no quería volver a Cuba. Ese era mi sueño,
no virar más para Cuba. Y ya me fui".
Núñez, dentista de 53 años,
estuvo cuatro meses con Barrio Adentro hasta que
decidió emprender la fuga y pudo salir
y seguir hasta México. Al pisar Estados
Unidos apeló a la frase que, por ley, abre
las puertas del american dream: "Soy cubana".
Alvarez también logró su cometido
vía México, pese a que ni la oficina
de refugiados de la ONU quiso ayudarle. Su travesía
fue larga: se escapó el 19 de diciembre
de 2003 y apenas en julio de 2004 pudo llegar
al país que le acoge como asilado.
No todos quieren exponerse en los medios. Los
desertores que están en Miami tratan de
insertarse lo antes posible en su nueva sociedad.
Quizás les aturde tanta y tan repentina
libertad para expresarse. En algunos casos manifiestan
temor por las represalias que pueda tomar el gobierno
de Castro contra sus familiares en la Isla. Otros
vislumbran posibles problemas con las autoridades
de inmigración, pues, al entrar, declararon
que no venían de Venezuela. Y algunos no
esconden la natural desconfianza ante un periodista
venido de la tierra de Hugo Chávez.
Copyright @ Diario
El Universal C.A. 2004
|