PRENSA INTERNACIONAL
Diciembre 20, 2004
 

Barrio afuera: Médicos cubanos escapan con ayuda de red venezolana

Una red de venezolanos ayuda a los médicos de Barrio Adentro a escapar de Venezuela y de Cuba. La travesía, hasta Estados Unidos, es larga y desesperante

Oscar Medina , enviado especial / El Universal, Caracas, domingo 19 de diciembre, 2004.

Miami. Solidaridad Sin Fronteras no es una gran organización de la que se pueda decir, a primera vista, que cuenta con el poder económico de la comunidad cubano-americana. No tiene sede y los teléfonos de contacto son los de su directivo principal, el doctor Julio César Alfonso (305-2299826). Junto a él están el también médico Alfredo Melgar y un pequeño grupo sumado a la causa desde que se conformó legalmente en agosto de 2004, en el Estado de Florida.

Alfonso define a SSF y al programa bautizado Barrio Afuera como un grupo que brinda "ayuda humanitaria. Hacemos un servicio de defensa de derechos humanos. No somos agencia de viajes ni una organización ilegal ni clandestina". Melgar completa la idea: "Cuando esas personas toman la decisión de desertar, ayudamos para que puedan llegar a Estados Unidos".

El Universal pudo constatar la permanencia en Miami de al menos una decena de médicos escapados de Barrio Adentro. SSF señala que tienen contacto con más de 20 colegas desertores que hoy viven en Estados Unidos. Y estiman que, a lo largo del tiempo que lleva operando la misión, se han evadido unas 500 personas hacia Colombia, España, Estados Unidos, México y _los menos afortunados_ dentro de la propia Venezuela, esperando la oportunidad de ir a la tierra prometida del exilio cubano.

Los espacios dejados por los desertores no han quedado vacíos. La teoría que manejan en SSF es que los han sustituido personas sin la preparación adecuada: "O son enfermeros o militares", asoma Melgar: "No todos son médicos. Hemos recibido muchas quejas y testimonios de profesionales venezolanos sobre mala praxis, diagnósticos errados y uso de términos inadecuados al referir pacientes con "dolor de barriga y cosas así".

La explicación sobre cómo operan en la práctica se reserva detalles. Alfonso, Melgar y los médicos, incluso los que escaparon sin ayuda de SSF, coinciden al decir que muchos venezolanos colaboran de manera determinante, escondiendo a los desertores o suministrando alimentos y dinero para las gestiones que hacen posible su fuga. "Tenemos contactos, pero no podemos decir quiénes son. Y cada vez son más", aclara Alfonso. "Hay que dar pruebas sin arriesgar a las personas. Porque a los médicos los matan. O se los llevan a Cuba. El desertor es acusado de traición a la patria y eso es penalizado con 20 años de prisión", advierte Melgar.

En la visión de Alfonso no sólo a los cubanos serviría la red de Barrio Afuera. Algún día podrá ser útil a otros amenazados por el mismo mal: ...................."Esta red podría ser usada en otras cosas; podría serle útil a la oposición venezolana. Es gente ya probada y honesta".

Lo que se puede saber de la logística es que empieza con el contacto del desertor por vía telefónica o por correo electrónico (solidaridad146@aol.com): "Verificamos, hablamos con su familia en Miami y al comprobar la veracidad lo contactamos con la gente en Venezuela. En muchos casos, cuando nos llaman, ya los están ayudando antiguos pacientes. Siempre hay riesgo de infiltrados, pero tenemos nuestros mecanismos".

Con experiencia
Alfonso tiene 36 años. Y hace rato pelea contra el castrismo. En 1992 recibió su título de médico en La Habana: "Desde esa época conspiramos. Hicimos un grupo opositor en la universidad que se llamaba Movimiento Juvenil 14 de Junio, con unos cuantos que aún trabajan en Cuba y en Barrio Adentro. Nos reuníamos, organizábamos charlas sobre democracia, teníamos proyecto a futuro". Pero en 1993 cayó preso durante un año. Y tras gestiones de parientes, Estados Unidos le concedió asilo político y llegó a Florida en 1999 junto con su esposa embarazada. Aún le falta completar reválidas para poder ejercer. Mientras tanto trabaja como asistente médico.

Melgar, de 39 años, también debe tener su expediente abierto. Nació en La Habana y estudió Medicina en Camagüey. Se graduó en 1989: "Desde 1991 estuve dos años castigado en el campo por criticar el sistema de salud". Pudo salir de Cuba en 1994 por petición de su familia en España. En 1995 se radicó en Miami, donde se prepara para hacer valer su título.

Junto a Alfonso, en el grupo MJ14-6 estaba su primo Otto Sánchez, a quien la inteligencia cubana entonces no identificó como opositor. Sánchez es clave en la génesis de Barrio Afuera. En octubre de 2003 llegó al Estado Aragua con un contingente de médicos. Y gracias a sus conocimientos en computación, fue designado parte de los coordinadores de la misión que operaba en el hotel Micoti de Maracay.

En diciembre de ese año, su colega de Barrio Adentro, Luis Rainier Puente, fue asesinado por el hampa y _según cuenta Sánchez_ "se confabuló un plan para tratar de hacer ver que la oposición estaba involucrada en ese asesinato". Sánchez se negó a formar parte de esa trama y terminó encerrado en el hotel, esperando que lo devolvieran a Cuba, con castigo asegurado por desobedecer. El 13 de diciembre pudo escapar: "Busqué gente que me ayudara. Crucé a Colombia y tras seis meses pude llegar a Estados Unidos".


Su condición de coordinador le dio acceso a algunos documentos confidenciales que, a estas alturas, ya están en manos del Departamento de Estado. Y fue su fuga y su imperiosa necesidad de ayuda lo que empujó a su primo Julio César Alfonso a dar los primeros pasos para formar SSF: "El me llamó y empecé a moverme, pero nadie podía hacer nada. Nos ayudó mucho monseñor Agustín Román, una figura importante de la Iglesia. No había en Miami una institución humanitaria que ayudara a los desertores cubanos. Así empezamos".

Sánchez _quien es cuñado del médico Ulises Bernal, preso en Venezuela_ hoy está en Nueva Jersey lidiando con el inglés, tratando de hacer algo a través de SSF y cargando con un peso mayor que cualquiera de los recuerdos de esos meses de huida desesperada: "A Barrio Adentro entras por dinero. Yo no pensaba desertar porque mi esposa y mi hijo de 8 años se quedaron en Cuba. Ella es médico también y ya la castigaron sacándola del trabajo. El día que pueda reclamarla, ellos por ley, pueden no dejarla salir porque es profesional. Mi hijo tiene una enfermedad crónica y no sé si algún día podré verle la cara otra vez. Es muy duro. La verdad es que los médicos cubanos no hacen falta en Venezuela. Hasta el momento en que estuve ahí, no resolvíamos nada. Era un asunto de adoctrinamiento, ese era el interés de Chávez. Ahora ayudo a esta red y es una cosa nueva para mí. Queremos que no se corrompa ni que nos infiltren con esos espías que tiene Castro en todos lados. A ver cómo sigue esto".

No más fotos
Recién llegados a Florida y embriagados por la sensación primera de libertad, unos pocos decidieron contar abiertamente las dramáticas historias que ya tenían un momentáneo final feliz. Zoe Núñez y Héctor Alvarez aparecieron en programas de las televisoras de Miami y el lunes 13 de diciembre se les vio en la primera plana de El Nuevo Herald.

Dos días más tarde, el diario hizo una nueva entrega. Y sorprendió a la disidencia con un dato inesperado: el nombre de una doctora que desertó, pero que aún no ha podido salir del país. De manera que la seguridad cubana ya sabe que Dayami Rosales, desde el 3 de septiembre, se esconde "en una localidad del centro de Venezuela que pidió no revelar".

Ya antes de este episodio los médicos escapados a Miami acentuaban su recelo ante la prensa. Zoe Núñez, por ejemplo, advirtió a El Universal que ya no más: "Estoy ocupada, tengo que resolver mis problemas, apenas ahora conseguí trabajo cuidando a una señora...". Su colega Héctor Alvarez maneja un discurso similar y evitó el encuentro sin disimulos.

Con todo, Núñez reconoció algunas cosas: "Salí con mucha ayuda de venezolanos. No puedo decir más. Yo no quería volver a Cuba. Ese era mi sueño, no virar más para Cuba. Y ya me fui". Núñez, dentista de 53 años, estuvo cuatro meses con Barrio Adentro hasta que decidió emprender la fuga y pudo salir y seguir hasta México. Al pisar Estados Unidos apeló a la frase que, por ley, abre las puertas del american dream: "Soy cubana".

Alvarez también logró su cometido vía México, pese a que ni la oficina de refugiados de la ONU quiso ayudarle. Su travesía fue larga: se escapó el 19 de diciembre de 2003 y apenas en julio de 2004 pudo llegar al país que le acoge como asilado.

No todos quieren exponerse en los medios. Los desertores que están en Miami tratan de insertarse lo antes posible en su nueva sociedad. Quizás les aturde tanta y tan repentina libertad para expresarse. En algunos casos manifiestan temor por las represalias que pueda tomar el gobierno de Castro contra sus familiares en la Isla. Otros vislumbran posibles problemas con las autoridades de inmigración, pues, al entrar, declararon que no venían de Venezuela. Y algunos no esconden la natural desconfianza ante un periodista venido de la tierra de Hugo Chávez.

Copyright @ Diario El Universal C.A. 2004

 

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