PRENSA INTERNACIONAL
Diciembre 13, 2004
 

Kirchner, Fidel, la doctora y Maradona

Rubén Loza Aguerrebere, El Nuevo Herald, 12 de diciembre de 2004.

Montevideo -- En febrero del próximo año el presidente argentino tiene prevista una visita a la isla del doctor Castro; hay quienes especulan que, acaso, la misma pueda depender de la respuesta que éste le dé al tema "Querido presidente y amigo...''

Con estas palabras se inicia la carta que envió a Fidel Castro el señor Néstor Kirchner, procurando que las autoridades de la isla autoricen el viaje a Buenos Aires de una médico disidente para conocer a su familia. Es una petición que se ha realizado más de una vez. Se trata de la neurocirujana Hilda Molina, que sólo conoce a sus nietos argentinos por fotos.

La carta, redactada por el canciller Bielsa y el jefe del gabinete, según fue firmada por Kirchner pasó a manos del embajador cubano en Argentina, Alejandro González. Fidel Castro debe haberla recibido por estos días.

El tono de la misiva, sensible, abunda en alusiones a la Navidad. La carta destaca que los niños Roberto y Juan Pablo Quiñones no conocen a su abuela e ignoran quiénes son Kirchner, Castro y la política internacional. Y, en consecuencia, expresa el deseo de que entre ambos puedan hacer posible ''el sueño'' del encuentro de la abuela médico disidente y sus nietos.

La situación entre ambos países es ''normal'', se ha expresado en la cancillería argentina, aunque no se oculta el malestar por la falta de respuesta de Castro, quien, en cambio, se ha mostrado --dicen-- más complaciente con los países europeos que le han tratado con mucho mayor dureza que los argentinos, que incluso hasta llegaron a cambiar el voto en la ONU para favorecer a Cuba.

Y ya que estamos con el tiranosaurio, digamos que el pasado 6 de diciembre por la tarde arribó el inefable Diego Maradona a Buenos Aires, procedente de Cuba.

Suspendió su tratamiento de adicción a las drogas (iniciado hace setenta días) para asistir a la graduación de una de sus hijas y para pasar las navidades con su familia. El médico del ex jugador de fútbol se mostró contrario a esta interrupción del tratamiento.

¿Dieguito? Vestía una camiseta, bermudas y una copiosa barba, como su admirado dictador y, al parecer, está aún más gordo que cuando se fue a la isla del Dr. Moreau.

www.libertaddigital.com
© Firmas Press

 

 

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