Cuba,
un soplo de libertad
David Hernández. La
Opinión, Los Angeles, 3 de diciembre
de 2004.
La reciente liberación de varios prisioneros
políticos por el régimen castrista,
entre ellos la del emblemático poeta Raúl
Rivero, es una muestra de que el camino del diálogo
con el gobierno de Cuba emprendido por España,
puede funcionar.
Luego de mantener una posición dura y
crítica del régimen castrista durante
la administración del conservador José
María Aznar, España ha dado un giro
completo a su política exterior respecto
a Cuba, al propugnar que la Unión Europea
(UE) cambie la política de sanciones y
bloqueo a Cuba, acordada luego del encarcelamiento
de 78 periodistas y el fusilamiento de tres jóvenes
que intentaron abandonar la isla en una balsa
hace 21 meses, por el inicio de un diálogo
para resolver los numerosos problemas, sobre todo
en materia de derechos humanos, que tanto preocupan
a los europeos.
España en este sentido, como representante
de la comunidad Iberoamericana ante Bruselas,
ha obrado correctamente. El giro de esta política
se debe a la llegada de los socialistas al poder
en España, ya que el actual primer ministro
del Gobierno y secretario general del Partido
Socialista Obrero Español (PSOE), José
Luis Rodríguez Zapatero, ha sido uno de
los que más han trabajado para que estas
liberaciones se produjeran, desde hace años,
cuando era el jefe de la bancada de oposición
en el Parlamento español.
Acorde con esta línea, España va
a presentar esta semana en Bruselas un informe
sobre cómo reestructurar las relaciones
de los 25 países miembros de la UE con
Cuba. Hasta el momento se había actuado
en confrontación con el régimen
castrista, luego que éste unilateralmente,
"congeló" las relaciones con
la UE en protesta porque las respectivas embajadas
en La Habana invitaban a sus recepciones diplomáticas
oficiales a los disidentes y líderes opositores
al régimen castrista.
Es evidente que el gesto de Fidel Castro de "castigar"
a la UE con el congelamiento de las relaciones
redundó en contra del mismo pueblo cubano,
ya que es una desfachatez pensar que de ese "castigo"
los países europeos iban a pagar cualquier
tipo de consecuencias, mucho menos económicas.
El "gesto" de liberar ahora a parte
de los 75 disidentes presos desde hace más
de 20 meses en condiciones infrahumanas en los
ergástulos cubanos, está también
acorde con la personalidad del líder caribeño
de hacer concesiones "a su manera y sin necesidad
de sentirse presionado". Es loable por ello
que la diplomacia española haya actuado
con "mano de torero" para darle la impresión
al septuagenario dictador caribeño, de
que su orgullo y su palabra son respetadas y tenidas
en cuenta, y que de ahora en adelante se optará
por el diálogo en lugar de la confrontación.
Una medida pragmática, más digna
de un manual de psiquiatría para tratar
con dictadores, pero que por el momento ha surtido
efecto, y ello es en última instancia lo
que cuenta.
Tanto en el resto de países europeos como
también en Estados Unidos, especialmente
en Miami, la excarcelación de algunos de
los muchos presos políticos en Cuba ha
sido muy bien recibida, pero también es
unánime la exigencia de que deben ser liberados
lo más pronto posible todos los presos
de conciencia y presos políticos de la
isla.
Del lado cubano, la reanudación de las
relaciones con la UE sólo le puede traer
beneficios a la isla, golpeada por una crisis
económica galopante, que parece conducir
al sistema económico cubano hacia un colapso
total. Sobre todo por el cierre de un alto porcentaje
de fábricas, la caída de los precios
internacionales del azúcar, el níquel
y otros productos de exportación cubanos.
Ni tan siquiera la "penalización"
del dólar (por cada dólar cambiado
en Cuba hay que pagar un 10% adicional desde hace
un mes), el suministro "a precio de costo"
del petróleo venezolano que Hugo Chávez
le envía a los cubanos o "la lluvia
de millones" que China planea invertir en
la isla, presagian tiempos bonancibles para la
economía del país.
Por ello, también el régimen cubano
ha obrado pragmáticamente, aceptando a
regañadientes realizar un "gesto"
que sirva como mensaje de buena voluntad a los
receptores de la Unión Europea.
Falta por verse si este "gesto" se
quedó sólo en ello o fue un amago
más de Castro para engatusar a la UE. La
mejor respuesta serán los resultados concretos,
como la liberación inmediata de todos los
prisioneros políticos de las cárceles
cubanas.
Sólo entonces se podrá hablar de
"avances" en la política del
diálogo de la UE, que podrían tener
sus repercusiones en la política del "bloqueo
total" de Estados Unidos.
David Hernández, Ph.D. en Filología,
escribe desde Alemania
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