Por
Cuba y por Venezuela
Silvia Iriondo. El
Nuevo Herald, 30 de agosto de 2004.
La Coordinadora Democrática me invitó
a participar como observadora en Miami del referendo
revocatorio presidencial del pasado domingo, 15
de agosto del 2004. Como cubana exiliada desde
hace 44 años por causa de un dictador y
un régimen que se apoderó arbitrariamente
de mi patria y que pretende apoderarse de la patria
de Simón Bolívar, constituía
un deber inexorable para mí y para la organización
que represento, el decirle presente a nuestro
hermano pueblo venezolano en su heroica lucha
por el futuro democrático de su país.
Desde tempranas horas de la mañana, pude
observar cómo miles y miles de venezolanos
--jóvenes, personas impedidas, familias
enteras con bebés en coches y personas
mayores-- acudieron al llamado de la patria, formando
largas colas y pasando muchas horas de pie bajo
el calor tropical de este Miami generoso que nos
ha cobijado a todos. A lo largo del día
se hacía evidente, a través de impactantes
testimonios, la vocación democrática
de un pueblo que no se resigna a vivir sin el
disfrute pleno de la libertad. Fuimos testigos
de la encomiable labor y de los extraordinarios
esfuerzos de centenares de personas, en su mayoría
venezolanos quienes, acompañados por voluntarios
de otras nacionalidades y respaldados por el formidable
apoyo del alcalde y de la ciudad de Miami, dieron
lo mejor de sí en aras de facilitar la
transparencia e integridad del proceso.
A pesar de un total de 1,053 denuncias al Escritorio
de Reclamos en el Centro de Convenciones y el
rechazo de 969 votos de venezolanos que se habían
inscrito oportunamente y debidamente para votar
en el consulado, por no aparecer sus nombres en
los listados enviados por el CNE (Consejo Nacional
Electoral) desde Venezuela, y por los requerimientos
de documentación impuestos por el gobierno
de Hugo Chávez que se convirtió
en policía y fiscal del status inmigratorio
de sus conciudadanos en Estados Unidos, aproximadamente
12,700 venezolanos ejercieron libremente su derecho
al voto en las mesas electorales integradas por
partes iguales de representantes de la oposición
democrática y del gobierno. A las ocho
de la noche, se cerraron las mesas electorales.
Comenzó el escrutinio y conteo manual de
los votos en las 15 mesas, bajo la atenta mirada
de testigos nombrados por ambas partes. A poco
tiempo de la medianoche, después de haber
sido informados que los sondeos efectuados a la
salida de los colegios electorales en Venezuela
proyectaban la victoria de la oposición
por un amplio margen de un 20%, y que el conteo
en Miami era de un 98% a favor de revocar el mandato
de Hugo Chávez, nos fuimos a casa.
Me dormí soñando con el día
en que el pueblo cubano pueda votar libremente,
y esperando despertar a un luminoso amanecer democrático
para nuestra hermana república de Venezuela.
No fue así. Los resultados --dados por
los miembros oficialistas del CNE en horas de
la madrugada-- reflejaban todo lo contrario al
patrón de votación anteriormente
establecido. Chávez y sus seguidores --desde
el poder-- se declaraban vencedores en un aparente
golpe de estado en las urnas a través de
lo que parece ser un monumental fraude electoral,
validado por un ex presidente de los Estados Unidos,
Jimmy Carter (que ha hecho de su historial un
mandato para legitimar regímenes totalitarios)
y por la Organización de Estados Americanos
(OEA) a través de su representante, César
Gaviria. Lamentablemente, se hace evidente que
solamente los demócratas respetan los procesos
democráticos y que los regímenes
totalitarios se valen de ellos en el mundo político
actual para llegar y mantenerse en el poder en
detrimento de sus pueblos.
Escribo estas líneas cuando aún
no se han despejado las numerosas irregularidades
reportadas en las máquinas de votación
y perpetradas en Venezuela por el gobierno de
Chávez en torno a la totalización
de este voto crucial para el destino del país,
pero lo hago con el pleno convencimiento de que
ese bravo pueblo venezolano que acudió
en masa a las urnas durante la gloriosa jornada
del domingo 15 de agosto, no se dejará
vencer jamás. A todos ellos, dedico hoy
estas líneas, reiterándoles nuestro
compromiso de permanecer en esta lucha --¡por
Cuba y por Venezuela!-- hasta alcanzar la libertad,
la democracia y la paz para todo nuestro Hemisferio.
Presidenta de M.A.R. POR CUBA (Madres y Mujeres
Anti Represión).
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