CULTURA
Arte virtual, arte efímero: artes sin partes
LA HABANA, septiembre (www.cubanet.org)
- Hace tiempo que la plástica cubana en
la Isla transita la inconsistencia, y no es un
juego de palabras afirmar que el arte digital
(virtual) y el arte efímero (instalaciones
y materiales perecederos) constituyen de por sí
artes sin partes.
Pudiera ser elitista la teoría de que
son pocos los que son, que la masividad no es
cosa del arte, pero en esta islita nuestra ocurre
como con los músicos y los poetas: se da
una patada y salen cientos de artistas plásticos
de debajo de las piedras, lo cual quiere decir
que, pese al talento de más -o de menos-
que cada cual aporte, el resultado es mediocre.
Así, a fines de junio y principios de
julio se celebró -¿hay que celebrar?-
el V Salón de Arte Digital (y hasta le
dieron carácter internacional) con la participación
de más de 130 artistas del patio y 200
de 39 países, aunque ello no quiere decir
que existiera una curaduría -¿a
quién iban a curar?- o criterio de selección.
Este salón tuvo sus orígenes en
1999 (siempre auspiciado por el centro cultural
Pablo de la Torriente Brau de la Habana Vieja,
que dirige el poeta Víctor Casaus) al que
asistieron 30 expositores locales.
Se trataba entonces, en su gran mayoría,
de jóvenes diseñadores egresados
del Instituto de Diseño de La Habana (como
el mismo Abel Casaus, hijo de Víctor y
coordinador de la muestra) o Eduardo Moltó
(el de más éxito y experiencia),
Abel Milanés, Orlando Galloso, Yoel Almaguer
y Ángel Alonso.
Son artistas exclusivos de este medio que, a
fuerza de "chocar" con computadoras
prestadas, disponibles en centros estatales (deben
trabajar de madrugada) y con softwares "pirateados"
pasados de moda (¿Corel 7 ú 8? ¿Dónde
instalar un 9?) o las variantes de macromedia
(¿En cuál PC puede "correr").
¡Y luego el régimen dice que está
informatizando al país! ¿Cómo
hicieron los chinos? Mejor no saberlo.
Es un arte virtual tan irreal como la realidad.
Aquí todavía están en la
etapa de la composición digital que se
imprime, el vídeo en PC y las animaciones,
y se apresuran en buscar la musa más allá
de la pantalla. En fin de cuentas, este soporte,
como otro cualquiera, busca un lugar bajo el esquivo
sol del mercado.
Y así desembarcamos en otro "show"
de la plástica más joven y experimental,
el primer "salón" de arte efímero,
aunque su escenario fue al aire libre, en el pequeño
parque Mariana Grajales de 23 y C, Vedado, frente
al antiguo Instituto (ahora una escuela primaria).
Allí se reunieron los alumnos de cuarto
y quinto años del Instituto Superior de
Arte (ISA) para soltar la creatividad en la tendencia
más negadora del arte: lo efímero.
Y se incendió un piano (para exorcizar
sus sonidos y el viejo comején que lo apagó),
y hubo de nuevo esculturas de migas de pan devoradas
en los verdes parterres por desatinadas hormigas
y algún oportuno gorrión del vecindario.
Un arte efímero que desafió el
sol achicharrante y la inquieta mirada de policías
orientales (la mayoría de la policía
aquí en La Habana), desacostumbrados a
ver a entusiastas jóvenes que en horas
diurnas persistían en la realización
de un arte, su forma de hacer, para la eternidad.
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